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viernes, 2 de octubre de 2015

Supercopa 2015: Universidad de Chile 2 – Universidad de Concepción 1

El pronóstico no era bueno: la U venía jugando muy mal y el rendimiento individual en su gran mayoría era bajo; sin embargo, los azules se impusieron de manera justa a un rival complejo y se quedó con una Copa que tiene un valor estadístico muy relevante: la U lleva 5 años ganando trofeos consecutivamente y en ese lapso ya suma 7, incluyendo un galardón internacional.
Lasarte insistió en relegar a Rodríguez, Benegas, Ureña, Renato González y Farfán, así como también persistió en una zona media compuesta por tres volantes. Ya hemos planteado que en estos momentos la U debiese jugar con un mediocampo en el que Martínez se viera más asistido y también hemos dicho que su compañero tiene que ser Corujo o Ureña (Pereira aún está lesionado y el nivel de Espinoza es paupérrimo). Por suerte, Lorenzetti y Valencia fueron capaces de sostener el balón por más tiempo y de darle profundidad a una delantera que estuvo flojísima: Ubilla perdió un gol vergonzoso en los primeros minutos y no aguantó la marca en todo el partido; de Canales no se sabe si está lesionado, si el DT no se atreve a sacarlo o si los dirigentes se lo imponen; y Castro sólo corrió y desperdició un gol cantado. Si se desea jugar con tres delanteros, éstos son Farfán, Canales y Benegas, no hay más. Aunque suene majadero, asimismo hemos señalado que, coexistiendo Corujo y Rodríguez, con dos delanteros basta, pues el ala derecha ofensiva queda absolutamente cubierta y aquello permitiría instalar al mentado tapón sin perder volumen de ataque. Es irritante que el cuerpo técnico insista con Ubilla y que Rubio sea opción de cambio, pues no aportan nada.
Si bien la defensa se vio mejor, Herrera realizó dos tapadas notables cuando el marcador estaba en blanco y luego evitó el empate. La zaga se vio débil por el lado de Rojas y, para variar, a Corujo le ganaron la espalda porque no es lateral. Osvaldo González y Suárez mejoraron respecto de los pleitos anteriores, pero siguen las zozobras aéreas y ciertos desajustes que agudizan la dependencia hacia el excelente arquero que tiene la U.
Los ignorantes de siempre escogieron a Suárez como la figura del partido, encandilados por el buen gol que anotó; sin embargo, además de perder la marca tras el clásico uno-dos en el que se fue tras el balón y dejó suelto al delantero rival, los 90 minutos desplegados por Lorenzetti fueron extraordinarios y sólo un ignorante perpetuo sería incapaz de notarlo: es un jugador valiente, incansable, no se lesiona, es inteligente, asiste a sus compañeros todo el tiempo y posee una capacidad técnica única en el medio local. Menos mal que se quedó en la U, de lo contrario todo sería aún más difícil.
Debido a la sombra de inestabilidad que transmitía el equipo, fue clave abrir la cuenta temprano; de hecho, de no haber sido así, hubiésemos visto otro partido. Por tal razón, es cada vez más indignante que se insista con delanteros de goma que exhiben farras inconcebibles. Sin ir más lejos, debió entrar Rodríguez para liquidar el pleito. ¿Liquidar? No, señores, pues faltaba el show de Polic…
Este árbitro descarado ya había ofrecido pinceladas de su turbia manipulación tras dejar sin castigo un planchazo contra Valencia a la entrada del área y tras cazar a Corujo con una amarilla absurda y tempranera. Cuando el partido estaba completamente controlado y la U distribuía el balón a su antojo, esta rata blanca inventó un penal indecente que bien pudo complicar el merecido triunfo. Este patán conforma junto al chancho Gamboa y al pelele Osorio un trío anti-azul de cuidado. La única forma de zafarse de estos caraduras es aprovechando todas las ocasiones de gol, pues así se quedan sin margen para el cohecho. Esa fue la lección que dejó la Copa Sudamericana del 2011: anotar goles espanta a las lauchas. Tal vez la mejor señal del partido fue la recuperación de la pierna fuerte, pues es un emblema de la U y, como tal, siempre debiera relucir.
En fin, la era Lasarte concluirá una vez que finalice este campeonato y entonces acontecerá una gran paradoja: un DT que terminó su período enseñando confusión y flaquezas se irá de la U ganando, hasta ahora, dos Copas en un año y medio. Y decimos “hasta ahora” porque aún están en juego la Copa Chile y una probable liguilla. Ojalá el uruguayo engrose esta contradicción antes de partir.