Sin sufrir no vale. Es la manoseada
frase a la que los hinchas azules acuden para infundir de manera involuntaria,
una característica inherente al club. No comparto el postulado respecto a la
disputa de partidos. Probablemente exista asidero en la sentencia si se revisa
la historia azul, que por cierto adquirió ribetes de pasión en la época más
oscura de nuestro país. No nos vamos a detener en esto ahora. Más que
sufrimiento, lo que se ha observado en algunos lances disputados en este
Apertura 2014, es una falta de contundencia en el cierre del resultado. Esto se
debe a la ausencia de arietes equivalentes en nivel. Sabemos que Canales es
determinante, sin embargo, el fútbol no se juega solo. Sebastián Ubilla termina
siendo una pieza importante en el tramado ofensivo pues la U no tiene punteros
rápidos (y menos habilidosos). Cada vez que Lasarte movió la línea ofensiva
estando en cómoda ventaja, lanzó al terreno de juego a Enzo Gutiérrez, César
Cortés o Juan Ignacio Duma. Sin embargo, es el primero el que ha protagonizado
mayormente esta situación. Pues bien, cada vez que ingresó, su desempeño fue
francamente patético. En condiciones de inmejorable ventaja, con el rival
desprotegido en su afán de ir a descontar el marcador, Gutiérrez jamás pudo
encarar a las defensas rivales y convertirse en un “liquidador de partidos”. Se
limita a recorrer la banda izquierda, recibiendo balones de espalda al rival
para realizar la simplísima ejecución de pases cortos hacia algún compañero que
se encuentra atrás de él. A estas alturas, lo de Gutiérrez es sencillamente
impresentable. Hemos sido testigos de una U más contundente, no es algo ajeno a
su historia. Para ello Lasarte debe enviar a la cancha a jugadores con hambre,
jóvenes de inferiores como Matías Pinto claman por una oportunidad. Un partido
que de acuerdo a su desarrollo debió convertirse en goleada de la U, terminó
con un descuento producto de una nueva desinteligencia defensiva en el juego aéreo,
y con un marcador que no refleja el amplio dominio azul. La última jugada del
encuentro es un remate potente de Audax Italiano que encontró las manos del
seguro Johnny Herrera. Desenlace absolutamente inevitable. El crédito para el
uruguayo es sin duda alguna, que a pesar de complicarse en los cierres, termina
consiguiendo el objetivo central que es apoderarse de los puntos.
Buen cometido de Ramón Fernández,
¡por fin! Se le vio ágil, participativo, con mayor dinámica en la entrega del
balón. No obstante y vistos sus antecedentes, deberá ratificar esta “aparición”
con una regularidad que permita confiar definitivamente en él. Quizá la superficie
sintética lo favoreció pues se trata de un jugador de buena técnica, algo
requerido en tal tipo de terreno. Incluso más, Gustavo Lorenzetti no consiguió
desarrollar el potencial que le conocemos una vez que reemplazó a Fernández. El
mismo Lorenzetti ha confesado que este tipo de canchas no son de su agrado,
aunque por cierto no califica como excusa su declaración. Opinión personal:
para el fútbol profesional los pastos de plástico debiesen estar prohibidos. El
riesgo de lesiones aumenta y se pierde algo de la esencia del fútbol
profesional.
Los puntos altos del encuentro
fueron Ubilla, Martínez, Fernández, Espinoza y en general, toda la zaga. A Canales
no es necesario incluirlo pues ya sabemos lo que pesa en este equipo. Un
acontecimiento a destacar es que los tres delanteros titulares consiguieron
convertir en el mismo partido. Interesante como esperanzador de lo que viene.
Existe un trascendido no oficial
acerca de una lesión de Osvaldo González. Esperemos que no sea así y que si lo
fuera, sea algo leve y le permita llegar en óptimas condiciones al clásico.
González es otro de los puntales de este plantel y aunque hay buenos reemplazos
en esa zona, es un tipo muy importante en el andamiaje defensivo. Otro suceso
que podría llegar a afectar los intereses del club, será la convocatoria de
elementos del medio local para la disputa de amistosos frente a Perú y Bolivia.
El lado positivo, se juega en Chile. El negativo, la ya conocida propensión a
lesionarse en las prácticas de nuestro recordado adiestrador obsesivo y terco. Veremos
qué determina Sampaoli en cuanto a llamados y utilización posterior de nuestros
jugadores. Otro receso en el fútbol chileno, una oda a la discontinuidad y
falta de seriedad en todo aspecto de su organización.
Cerramos esta columna con algo de
numerología. El cinco nos ha traído a la memoria la tarde del 29 de abril de
2012 y nos ha separado del mal olor en justamente aquella medida de distancia,
culminada la novena fecha del torneo. Viva la U.