Una
de las principales tareas pendientes del respetable Martín Lasarte: aminorar la
dependencia de Gustavo Canales. Lo venimos diciendo de manera majadera en
columnas anteriores, la U funciona bastante bien en todas sus líneas, sin
embargo, no tiene equilibrio en delantera. Basta pensar el equipo sin el
oriundo de General Roca para visualizar el potencial problema. Y esto no es un
arrojo de pesimismo sino uno de evaluación objetiva y constructiva, que abriga
el deseo de observar un equipo consolidado para concretar el objetivo de este
semestre y la proyección hacia los niveles alcanzados hace tan solo un par de
años. Continúa un grado de ineficiencia en la concreción de goles, que para
alegría de la parcialidad azul está siendo contrapesado con el aumento de
eficacia en defensa. Sebastián Ubilla comenzó muy activo el partido,
protagonizando dos ocasiones con mérito exclusivamente de él. En la primera,
por desgracia el balón terminó su trayectoria en el vertical derecho tras exquisito
remate al borde del área grande. En la segunda, fue el horizontal el receptor
de un remate que quizá, podría interpretarse con algo más de responsabilidad
para el delantero por no haberse alojado en la red. Con todo, buen apronte que
ratificaba hasta allí el buen cometido del “Conejo”. Sin embargo, tendría una
tercera ocasión en la que recibe totalmente de frente al portero rival, con
espacio y tiempo suficientes para terminar la jugada en gol. Por impericia y no
por fortuna, una vez más Ubilla mostró que por desgracia para la U, no posee ni
la cuarta parte del poder definitorio de Canales. Debió ser sin temor a
exigirlo, el primer gol del partido. Horrible definición del ariete, elevando
de manera desmedida por sobre el portero y por sobre el horizontal del arco.
Para colmo, el jugador no regresaría al segundo tiempo tras sufrir una dolencia
menor (al menos así ha trascendido), que ya no sorprende y más bien irrita.
El
gol de Canales da para un ensayo, simplemente de factura técnica exquisita,
plástica, osada y estéticamente poética. Gran participación de Juan Ignacio
Duma en el arranque del contra ataque, Gonzalo Espinoza y el incombustible
Gustavo Lorenzetti, que concreta una asistencia brillante con el borde externo
del pie izquierdo.
Revisemos
la función de creación o “enganche”. Nuevamente, Ramón Fernández no goza de la
jerarquía necesaria para asumir el rol de alimentador del ataque: lentifica el
juego, pierde balones imperdonables para un “10 clásico”, tiende a desaparecer
del juego y ciertamente, termina por consolidar a Lorenzetti como el hombre
apropiado para esa función. Salvo que no lo acepte, atendidas sus permanentes
actitudes de estrella, podría cumplir una función interesante como sustituto de
Lorenzetti en circunstancias en que la U se encuentre ganando y requiera
conservar la posesión de la pelota para desesperar al rival.
Paréntesis
para referirnos al personaje que nunca quisiéramos. Sencillamente no se puede
entender tanta imbecilidad, tanta negligencia y semejante falta de criterio. Conceptos
que jamás son lo suficientemente enfatizados por los comentaristas televisivos
de turno. Sebastián Martínez, uno de los baluartes de este equipo, sufrió una
cobarde y alevosa patada en su rodilla derecha, que pudo significar una
gravísima lesión. El autor: René Lima, quien posteriormente se fue lesionado quizá
con la intervención de algún tipo de justicia extra humana. Era expulsión y a
lo menos tres fechas suspendido. Si existiese un meta reglamento, el árbitro
del partido Roberto Tobar debió irse expulsado luego de sancionar tan solo con color
amarillo al irresponsable volante argentino.
Buen funcionamiento
general es lo que se vio en Santa Laura, ratificando el buen proceso de formación
que aún lidera Martín Lasarte. Ojalá que el tiempo de suspensión que afectará
al torneo no perjudique la buena impronta y por el contrario, sea factor para
mejorar el rendimiento como para recuperar la dolencia de Ubilla. Muy buen
cometido azul hasta aquí, paso a paso para conseguir el objetivo.