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jueves, 22 de noviembre de 2012

Play off


En las dos últimas fechas de la fase regular la Universidad de Chile derrotó a dos equipos fofos que salvaguardaron sus intereses con intenciones disímiles: mientras Huachipato jugó a media máquina por estar ya clasificado al play off, la Universidad de Concepción prefirió velar por su condición física debido a la liguilla de promoción que tenía por delante. Así las cosas, los azules se vieron muy superiores y de alguna forma dio la impresión de que Jorge Sampaoli al fin había logrado cierto equilibrio en la conformación de la oncena, la que se habría enriquecido gracias al afianzamiento de Juan Ignacio Duma. Sin embargo, el partido ante Unión Española volvió a enseñarnos una faceta paradójica que ya a estas alturas resulta odiosa: la U enfrentando de manera irresponsable a un rival replegado que, curiosamente, tenía la obligación de ganar. Historia vieja que en la llave ante Sao Paulo alcanzó el paroxismo de la improcedencia.  
¿Por qué facilitarles el trabajo a equipos utilitarios que pueden llevarse la gloria mediante la especulación y la cobardía? ¿Por qué seguir reventándole el físico a un plantel que ya está al borde de sus posibilidades? Este era el momento justo para desplegar el pragmatismo que el mismo Sampaoli exhibió ante Liga Deportiva el 2011 en Quito. Pero no, el casildense no quiere ceder.
Insistimos, si bien el volumen de ataque fue amplio y los azules debieron haber triunfado, sólo la solvencia de Johnny Herrera evitó una derrota absurda. Lo cierto es que la U arriesga de manera imprudente y defiende mal: Osvaldo González se infiltró demasiado durante todo el año, por eso ha perdido solidez en los mano a mano, lo que a su vez le sobrecarga el trabajo a José Rojas. Por otra parte, Sampaoli parece empecinado en acudir a Sebastián Martínez en desmedro de Ezequiel Videla, quien al menos asegura más el balón. Desgraciadamente, ambos se lesionaron. ¿Por quién optará el DT para el próximo partido en dicha posición: por Albert Acevedo o por Guillermo Marino? ¿Jugará Matías Rodríguez? ¿Volverá alguna vez a anotar un gol Enzo Gutiérrez? ¿Ganará un hombrazo Sebastián Ubilla?
Por diversas razones ya se preveía que éste iba a ser un semestre de transición: a las contrataciones funestas de Eduardo Morante y de Luciano Civelli se le sumaron las partidas de Marcelo Díaz, Ángelo Henríquez, Raúl Ruidíaz y Junior Fernandes, la tibieza de los ya mentados Gutiérrez y Ubilla, la también señalada extenuación del plantel, la negligencia de una directiva vagabunda que fue incapaz de defender los intereses azules ante la ANFP y, por desgracia, la tozudez de un DT que se niega a asumir una realidad patente: no se puede jugar arriesgando más que en el 2011 si no se poseen jugadores con la misma potencia.
En fin, aunque se ve difícil, esperemos que la U sea capaz de levantar algún trofeo a fin de año, pues al menos en cuanto a sacrificio y espíritu deportivo es el único equipo chileno que merece un título interno. Y mucho ojo con la Copa Chile, pues su obtención permitiría disputar los dos campeonatos internacionales del 2013.
Un abrazo a todos los azules del mundo y paciencia con la teleserie del momento: ¿Jorge Sampaoli a la selección? Eso está por verse…
    

lunes, 12 de noviembre de 2012

Sao Paulo 5 – Universidad de Chile 0


Lo que más molesta de la eliminación que acaba de sufrir la Universidad de Chile en Sao Paulo es que su principal causa fue la obcecación de Jorge Sampaoli, pues su estrategia ya no es compatible con la calidad del plantel y aquello ya había quedado expuesto tras la llave con el Emelec: si recordamos las tapadas y los mano a mano que debió sortear Paulo Garcés en Guayaquil, nos daremos cuenta de que el 3 a 0 del primer tiempo poseía un antecedente que el casildense omitió: últimamente, los delanteros rivales enfrentan cara a cara a los arqueros azules al menos tres o cuatro veces por partido. Sólo la ineficacia de los ecuatorianos evitó que la U fuese eliminada en octavos de final, la misma ineptitud que enseñaron los jugadores de la UC en el último clásico universitario: de no mediar la gran actuación del ya mentado Paulo Garcés, la U perdía el partido de manera ridícula.
¿Por qué está ocurriendo semejante estupidez? Simple: cuando la Universidad de Chile tiene la pelota sólo se queda con dos hombres en el fondo y no con tres, como sí acontecía el año pasado con Marcos González, Osvaldo González y José Rojas. De esta manera, hoy en día cualquier balón perdido genera llegadas a fondo por parte de los adversarios, quienes, por lo demás, ya conocen el juego azul y optan por replegarse, incluso cuando actúan de local. Esta ceguera por parte de Sampaoli convirtió a la U en un cuadro predecible e inocente que, para más remate, ni siquiera tiene pierna fuerte.
El DT ha exhibido muchos desaciertos a nivel internacional durante este semestre y la prueba es que en la mayoría de los encuentros debió realizar al menos dos cambios apenas comenzado el segundo tiempo. Ocurrió ante el Kashima cuando salió con tres delanteros que causaron un vacío en el mediocampo, ocurrió en los dos pleitos con el Emelec y en los dos ante Sao Paulo. En suma, su tendencia ha sido errar el planteamiento desde el principio. Sólo en los partidos disputados ante el Santos pudimos ver a una Universidad de Chile en plenitud, aunque, por supuesto, faltaron los goles.
En cuanto a aquello, es cierto que los refuerzos en delantera han sido discretos: la debilidad física de Sebastián Ubilla resulta insoportable, basta que le tiren el hombro encima para que pierda el balón. Como si eso fuera poco, estuvo lesionado casi todo el semestre. Por otra parte, si bien es encomiable el empeño de Enzo Gutiérrez, se trata de un jugador muy lento que, para rendir bien, requiere la presencia de dos punteros fuertes y rápidos, pues su virtud es ser un pivote relativamente eficaz. La gran interrogante que surge a partir de esta falta de gol es qué pretendía Jorge Sampaoli con la llegada de Luciano Civelli, a quien deseaba incluir en la ofensiva. Civelli es un jugador caro y discreto que no ha sido aporte para nada porque resultó que, al igual que Eduardo Morante, es de cristal. ¿Francisco Castro? Desapareció absolutamente y debe irse a préstamo para ver si alguna vez recupera el nivel del 2011. Pese a todo esto, la responsabilidad no es sólo de ellos: es la rigidez del sistema lo que está fracasando.
El hecho de que ninguno de los delanteros que dejaron la U haya triunfado en el extranjero demuestra que su éxito se debió al grado de sorpresa causado inicialmente por la estrategia de Sampaoli y refuerza lo siguiente: este momento de inoperancia no se solucionará cambiando hombre por hombre, sino realizando una nueva versión del exitoso sistema del 2011. Como ya señalamos, la táctica azul ya fue asimilada por los rivales y les basta con esperar y contragolpear para generar daño. Por tal razón, es la zona media de contención la que debe robustecerse: suponiendo que ya no se cometerá la idiotez de quedar con dos zagueros aislados en el fondo, si se defiende con tres al menos deben incluirse dos volantes con capacidad de quite, anticipo y remate de distancia. ¿Dónde están estos jugadores? La tarea es, precisamente, hallarlos: ¿en Uruguay? ¿En Paraguay? ¿Será ésta la verdadera función de Civelli? Puede ser. Las bandas por ahora parecen estar cubiertas: si bien Matías Rodríguez aún está en deuda, al menos Paulo Magalhaes puede reemplazarlo y por la otra punta están Eugenio Mena, Roberto Cereceda y el promisorio John Santander. También ha resultado próspera la aparición de Juan Ignacio Duma.
¿Qué pasa con el resto? Llama la atención que los nuevos hinchas de la U, ignorantes de su pasado y exitistas como las perras blancas, despotriquen contra gente como Guillermo Marino y Gustavo Lorenzetti, los únicos capaces de poner algo de fútbol en el medio. La salida de éste último en Sao Paulo fue responsabilidad del propio Sampaoli, quien prácticamente lo sacrificó al desasistirlo entre la multitud de volantes que dispuso el local. Marino, a su vez, fue quien salvó la obtención del tricampeonato con un golazo en el epílogo de la final y cada vez que ingresa en los segundos tiempos aporta claridad. Es un jugador elegante que por ningún motivo debe abandonar la U. ¿Charles Aránguiz y Eugenio Mena? Desgraciadamente, estos deportistas de lujo están reventados, situación en la que contribuyó el cerdo Borghi al nominarlos una y otra vez a su aventura ordinaria e improductiva.
Este encuentro con Sao Paulo marcará un antes y un después necesario; infortunadamente, ocurrió de la peor manera posible: con un resultado absurdo que hecha por tierra todas las bondades de este cuerpo técnico, el que jamás comprendió que “no se puede arriesgar más cuando se tiene menos”.
La cretina prensa criolla, compuesta en su gran mayoría por guatones hijos de perra, ha sido incapaz de analizar el partido y se refiere al cuadro paulista como si se tratara de una potencia, cuando en realidad éste es uno de los equipos más rascas que ha tenido Sao Paulo: jugaron de visita y de local de manera vergonzosa, replegados como lauchas en campo propio, haciendo tiempo y reventando el balón de manera indiscriminada. ¡Qué diría Telé Santana! Además, contaron con el beneplácito de los árbitros, quienes los dejaron cortar el juego a su antojo cada vez que la U se lanzaba en ataque. Lo que saca de quicio es el marcador y la palabra “baile” con la que se mofaron todos los medios de comunicación, pues la verdad es que, como ya indicamos, los brasileños se pararon en campo propio y se limitaron a contraatacar. Fue Sampaoli quien propicio la depredación: cada llegada brasileña se convertía en gol gracias al desamparo de la defensa y los azules, por su parte, ejercieron un dominio infructuoso. Los dos tantos del segundo tiempo fueron una vergüenza: una barrera impresentable en el cuarto -el estorbo que causaron los rivales debió evitarse a empujones - y una marca patética de Osvaldo González en el quinto.
Así las cosas, la Universidad de Chile se despidió de la Copa Sudamericana de la manera más triste. Al menos, Jorge Sampaoli reconoció su responsabilidad, aunque ya inició su habitual ultimátum a la directiva: quiere refuerzos de peso, pues su Morante y su Civelli resultaron ser los maniquíes más caros de la historia del club.  

viernes, 2 de noviembre de 2012

Universidad de Chile 0 – Sao Paulo 2


Este partido confirmó un fenómeno inaudito: la U defiende con dos zagueros cuando está entregada en ataque. Esta excentricidad causa la inmolación de José Rojas y la persistente incomodidad de Osvaldo González, quien tiene muchos problemas cuando debe abrirse hacia el costado derecho para cazar a los punteros que vienen lanzados. 
La verdad es que resulta inconveniente ser tan intrépido cuando se enfrenta a equipos brasileños, pues suelen agruparse en el fondo, hacen tiempo sin ningún complejo, revientan la pelota cuando la urgencia así lo amerita y salen en velocidad cuando recuperan el balón. Además, con un gol arriba son muy difíciles de doblegar, pues poseen jugadores ágiles que tocan de primera.
Todos los rivales extranjeros que ha enfrentado la U este semestre le plantearon estrategias conservadoras y basaron su juego en el contragolpe. ¿Aquello es casualidad? Por supuesto que no, los azules alcanzaron su prestigio jugando al ataque y con espacios a favor son muy peligrosos; así, los antagonistas prefieren atrincherarse y utilizar el pelotazo profundo tras un bloque defensivo cada vez más desamparado.
Si consideramos que la Universidad de Chile ha sufrido un constante debilitamiento desde fines del año pasado -perdiendo hombres como Marcos González, Eduardo Vargas, Marcelo Díaz, Gustavo Canales, Junior Fernández y Ángelo Henríquez, entre otros- más nos cuesta entender la actual paradoja de Jorge Sampaoli: ¿por qué arriesga más si tiene menos? ¿Por qué su estrategia es cada vez más suicida?
Recordemos que en la Copa Sudamericana del 2011 siempre defendió con tres zagueros, jamás con dos, y que ante Liga Deportiva Universitaria en Ecuador empleó cuatro defensas más una marca personal de Albert Acevedo sobre Ezequiel González, el creador rival.
La actual desproporción que enseña el DT azul comenzó en la Copa Libertadores de este año -en el partido contra Deportivo Quito como visita- y llegó al paroxismo cuando enfrentó a Boca Juniors en Buenos Aires. ¿Por qué no replicó en ambos encuentros el sistema que tanto éxito le había dado contra Liga, más aún si el cerdo Borghi ya estaba fastidiando con nominaciones perjudiciales para los intereses de la U? En fin, eso sólo lo sabe el casildense y, al fin y al cabo, loco o no, es el mejor DT que ha tenido el club.
La Universidad de Chile hizo un buen partido contra los paulistas pero fue sorprendida con dos contragolpes que antes de los 20 minutos la dejaron abajo por 2 goles a 0. Después fue expulsado Eugenio Mena y todo se volvió más difícil, más aún si la U no concretó las pocas ocasiones que tuvo, como fue el gol desperdiciado por Roberto Cereceda. Contradictoriamente, la Universidad de Chile mejoró mucho en el segundo tiempo y jugando con 10 hombres acorraló a su contrincante hasta la extenuación, pero no fue suficiente: los azules necesitan delanteros más rápidos. En esta alza influyeron los cambios: Guillermo Marino y Matías Rodríguez siempre ingresan bien desde el banco y Juan Ignacio Duma ha relegado para siempre a Francisco Castro, pues es más técnico y frontal.
Brillante pleito de Albert Acevedo: ganó todos los anticipos y los cabezazos, se sumó al ataque denodadamente y cuando sufrió un fuerte golpe en su cara se levantó de inmediato para que la oncena no perdiera tiempo. Es un tipo valiente y decente.
¿Qué le queda a la U para la revancha? Su éxito dependerá de que logre ponerse en ventaja: si los azules hacen el primer gol cualquier cosa puede pasar.
A nosotros sólo nos queda mantener la esperanza de que una vez más este conjunto logre vencer los obstáculos. La cosa está muy difícil, casi imposible, pero el fútbol es un universo insondable y se han visto gestas que en un principio se consideraban más inasequibles que ésta. No en vano esta U es el equipo más heroico de la historia de Chile. 
¡Grande la U, mierda! ¡Y vamos con todo!


martes, 30 de octubre de 2012

Progresos, saqueos y clasificaciones.


-Copa Chile: la inesperada y absurda derrota ante Unión La Calera por 2 a 1 estuvo determinada por la inestabilidad de la línea de tres que conformaron Paulo Magalhaes, Albert Acevedo y Eduardo Morante. Este resultado generó que la clasificación de la Universidad de Chile a octavos de final fuese improbable. Para enfrentar a Wanderers en el puerto, Jorge Sampaoli conformó un equipo mixto incluyendo a los juveniles Bernardo Cerezo, John Santander y Juan Ignacio Duma, debido a las lesiones de Charles Aránguiz, José Rojas y Eugenio Mena. La victoria por 4 a 1 le dio la razón, aunque cabe destacar un punto de inflexión que se transformaría en un augurio próspero: Paulo Garcés le atajó un penal a Luis Salmerón y en la jugada siguiente Guillermo Marino puso el 2 a 1 a favor de la U. Finalmente, en un encuentro en el que participaron Igor Lichnovsky, Valber Huerta, Pedro Morales, Luis Pinilla, Fabián Carmona y Benjamín Inostroza, los azules golearon 5 a 0 a Santiago Morning y lograron pasar a la segunda fase del campeonato, en la que enfrentarán a la Universidad de Concepción luego de un sorteo brujo propiciado por la cada vez más irritante ANFP: la conformación de los dúos obedeció a un criterio oscuro basado en infraestructuras, geografía y televisión. Preguntamos: ¿acaso en el fútbol no debiesen regir principios exclusivamente deportivos?

-Campeonato de Clausura: los tres empates consecutivos de la U ante Rangers, Wanderers y Unión La Calera originaron una serie de cuestionamientos delirantes en nuestro malintencionado e infantil periodismo criollo. Se decía que la U ya no tenía gol (pese a que los azules llevaban marcados 12 tantos en los últimos 7 pleitos de los tres torneos que disputa) y que ya había desaparecido el brillante andamiaje de las últimas competencias. Ahora se acumulan 15 goles en 6 partidos disputados, los play off están a un punto de distancia quedando tres encuentros por jugar, se clasificó a octavos de Copa Chile con juveniles y a cuartos de la Copa Sudamericana; sin embargo, nadie dice nada.
El 7 de octubre en Copiapó, La U derrotó por 4 a 2 a Antofagasta gracias al destape de Matías Rodríguez y de Sebastián Ubilla, aunque también evidenció ciertos desajustes defensivos que costaron el gol en contra cuando sólo se jugaban 8 minutos del primer tiempo. Luego de esta victoria se armó la carpa del tony Borghi y por suerte sólo Osvaldo González acudió al show del equipo fantasma. Después vino el clásico…
La Universidad de Chile jugó mejor ante una oncena cobarde y replegada en el fondo, no supo concretar sus ocasiones y fue saqueada de manera demencial por el granuja de Patricio Polic: soslayó una clara mano del punga Flores que significó un contragolpe “arbo”, se comió tres penales muy evidentes estando bien ubicado y expulsó a Eugenio Mena luego de una primera tarjeta amarilla demasiado caprichosa. Jueces en retiro como Rubén Selman y Jorge Massardo condenaron su deplorable irresolución y recomendaron que fuese excluido de futuros encuentros de relevancia. Fue conmovedora la forma en que Juvenal Olmos defendió a los azules en el CDF, censurando las groserías de las ratas blancas y, por supuesto, el arbitraje vituperable de la ya mentada alimaña.
Hoy lunes 29 de octubre, “La Tercebra” publicó un artículo sin firma (http://www.latercera.com/noticia/deportes/2012/10/656-490630-9-duelo-pospuesto-de-la-u-reabre-polemica-con-la-roja-por-los-seleccionados.shtml) en el que se ataca a la Universidad de Chile desvergonzadamente:
  1. El texto asegura que “los azules han provocado parte de los problemas que ha tenido el “Bichi” para armar un plantel competitivo”. Nosotros preguntamos: ¿acaso no fue este mismo bufón el que dijo a fines del 2011 que no nominaba jugadores de la U porque no estaban a la altura del resto de deportistas que jugaban en el extranjero? Por otra parte, ¿qué tiene que ver la Universidad de Chile con la incapacidad que tiene este chanta para diseñar una oncena competitiva? ¿Es culpa de la U que este guatón no sepa parar un defensa ni armar un mediocampo decente? ¿Es un desliz de la U que este papanatas siga nominando a pusilánimes como Claudio Bravo, Pablo Contreras, Matías Fernández o Humberto Suazo?
  2. Después, este mamarracho anónimo editado por el diario de los yanaconas indica que “luego de las derrotas ante ecuatorianos y argentinos, la polémica se reabrió por parte de Álvaro Ormeño, quien afirmó que los futbolistas azules se restaron de los partidos de la Roja para privilegiar el campeonato local”. Al respecto, volvemos a cuestionar: ¿acaso son tan importantes los rebuznos de este imbécil? ¿Qué pruebas tiene de que aquello aconteció? ¿Qué autoridad moral tiene este gusano para hablar mal de los jugadores de la U? El mismo Rubén Selman le puso la lápida: “se trata de un jugador que llora porque según él los árbitros están en su contra, pero la verdad es que es un mala leche con sus compañeros de profesión”; además, aseguró que en el clásico este ordinario al menos en tres ocasiones debió irse expulsado.
En cuanto al partido con las ratas blancas, mientras el anodino arquero Prieto efectuaba gestos obscenos, el malhablado y trepador Labruna se retiró al camarín entonando groserías en tono burlón.
¿Qué debe hacer la U para que le arbitren como equipo grande cuando enfrenta a estos puercos en su chiquero? Las palabras de Sergio Markarián aún resuenan en los pasillos del Estadio Nacional: LA U DEBE CRECER”. Pues bien, la única manera de crecer es teniendo un estadio propio para así no depender de negociaciones truculentas que obligan a manejar con pinzas las relaciones con la ANFP, la Unión Española u otro club que esté dispuesto a arrendar su reducto. El desarrollo definitivo de la Universidad de Chile depende de la autonomía que sea capaz de alcanzar. Con ella, por ejemplo, los azules ya se habrían restado del chabacano proceso de Borghi, uno de los tantos proxenetas albinos que han dirigido los fracasos de la selección.    

-Copa Sudamericana: el pésimo desempeño ante Emelec en Santiago condicionó el avance de la U en este torneo y ser eliminados en la primera llave de un campeonato que se había ganado de forma extraordinaria el año pasado terminaría por justificar todas las críticas que se le estaban haciendo al equipo. El pleito en Guayaquil fue muy difícil porque si bien los azules dominaron con claridad durante los primeros 20 minutos, el Emelec comenzó a salir con velocidad hacia las bandas aprovechando los espacios que dejaba la línea de tres zagueros, la que incluso pasaba a ser línea de dos cuando Sebastián Martínez se adhería al mediocampo. Los idiotas del FOX no entendían esto y hablaban de “fragilidad” cuando en realidad se trataba de “intrepidez”. La excelente actuación de Paulo Garcés fue clave para mantener el empate en el primer tiempo y constató el gran trabajo que realiza Eduardo Azargado como jefe técnico de arqueros. En el segundo lapso la U se recompuso, volvió al nivel exhibido en el comienzo, ingresó Juan Ignacio Duma para aportar una mayor velocidad y Enzo Gutiérrez marcó un golazo copero que definió la serie. Después de eso, Jorge Sampaoli realizó una variación estratégica y dispuso la participación de Albert Acevedo, un especialista en el anticipo. Los ecuatorianos lanzaron una lluvia de centros que jamás pudieron concretar y la Universidad de Chile obtuvo una justa clasificación. Su mérito fue haber derrotado a una oncena golpeadora y muy superior físicamente. Partido tremendo de José Rojas.

-Moraleja: el Eterno Ladrón robó una vez más y puede jactarse de sus cosechas adulteradas, no en vano la mayoría de sus logros llevan el estigma de un dictador bananero. Su actual DT, un rufián bocón y mala clase, ya había vociferado contra la Universidad de Chile ansiando su fracaso en el ámbito internacional. Ahora se jactaba de un triunfo inmoral y aguardaba la eliminación de los azules como el alcahuete novato que siempre fue. Sin embargo, la represalia ética estaba a la vuelta de la esquina: perdió ignominiosamente en San Felipe y la U triunfó en Guayaquil, ubicándose por ahora entre los 8 mejores equipos de Sudamérica. Le dedicamos a Labruna, esa rata blanca asquerosa que desea seducir a la hinchada más rasca del planeta, este maravilloso cuento hindú:

Había un ratón que siempre estaba asustado porque le tenía miedo al gato. Un mago se compadeció de él y lo convirtió en un gato. Pero entonces empezó a sentir miedo del perro, de modo que el mago lo convirtió en perro. Luego empezó a tener miedo de la pantera y el mago lo convirtió en pantera, con lo cual comenzó a temerle al cazador. Llegado a este punto, el mago se dio por vencido y volvió a convertirlo en ratón, diciéndole: “nada de lo que haga por ti va a servirte de ayuda porque siempre tendrás el corazón de un ratón”.

Un saludo a todos los azules del mundo.



viernes, 19 de octubre de 2012

COMIENZA LA RECTA IMPORTANTE

Si nos detenemos a reflexionar un momento sobre lo que ha pasado con la U este semestre, la conclusión es simple: el mejor equipo de la historia del fútbol chileno vio partir tres figuras clave y poco a poco, comenzó una baja desde ese peak alcanzado. Sin embargo, esto es natural en cualquier proceso tan exitoso y sobresaliente, más aun si se da en esta parte del mundo, en la que los clubes no pueden mantener los planteles pues el mercado del dinero está en Europa y, últimamente en Brasil. Con todo, la Universidad de Chile sigue siendo protagonista esencial del torneo chileno a pesar de haberse visto sometida a una enorme carga de partidos, viajes y presiones generadas por el rotundo éxito reciente. Poco a poco el equipo ha ido recuperando el nivel de juego acostumbrado, consiguiendo revertir la errática participación en Copa Chile con sendos triunfos y la aparición de valores jóvenes de promisorio futuro. El último encuentro frente a Santiago Morning, permitió que por fin Pedro Morales mostrara el nivel que se le conoce. Jugó enganchado en el medio, que es la posición que más le acomoda, y terminó cumpliendo una gran actuación reflejada además en dos goles. Gratificante aparición del trasandino Juan Ignacio Duma, jugador que recaló en la U realizando su período formativo en Chile. Con certeza podemos afirmar que ya está en condiciones de ascender al profesionalismo, producto de su riqueza técnica y actitud ganadora en la cancha. Le siguen desde atrás jóvenes interesantes, que con el correr del tiempo deberán demostrar si están a la altura de los desafíos que impone el club.
Tranquilizador ha sido también, el crecimiento de Ezeqiel Videla, quien denota ya una adaptación adecuada a las exigencias de despliegue físico y a un protagonismo renovado que lo está convirtiendo en un elemento importante, tanto en la fase de recuperación como de entrega del balón desde campo propio hacia delante.
La compleja situación de Johnny Herrera, ha permitido que Jorge Sampaoli le asigne continuidad a Garcés en Copa Chile. Afortunadamente para el club, el portero ha cumplido de manera destacada. Es un hecho que Herrera no viajará a Ecuador y será Garcés quien deba asumir por primera vez, una responsabilidad en grande defendiendo el arco azul. Esperemos que cumpla en forma sobresaliente y al mismo tiempo, Johnny pueda solucionar los problemas personales por los que atraviesa.
Siendo justos, debemos reconocer que el nuevo proceso post obtención de la Sudamericana y el Tricampeonato, no ha estado exento de errores. Básicamente hablamos de las contrataciones, que coincidencia o no (desde mi punto de vista no) han sido desastrosas desde la salida de Sabino Aguad. El caso emblemático es el del ecuatoriano Eduardo Morante, jugador expresamente solicitado por Sampaoli y a quien tuvo con él en el club Emelec. La compra más cara de la historia del fútbol chileno, cumplirá dentro de poco un año en el club y jamás pudo justificar su precio. Incluso más, hoy por hoy se encuentra totalmente cortado por el técnico. Algo realmente insólito y que merece autocrítica de los responsables. Más allá del riesgo que implican las lesiones, cuesta aceptar que un jugador tan sobrevalorado no haya sido capaz todavía de demostrar su supuesta categoría. Creo que con el precio pagado por Morante, era perfectamente posible equivocarse menos. Para muestra otro botón. El cierre de fichajes del último semestre, tuvo a la hinchada azul expectante con el último nombre que se incorporaría al plantel. Se habló de un refuerzo de renombre, de una pieza contundente. Pues bien, llegó Luciano Civelli, quien con suerte jugó algunos minutos y ya se sabe que estará lesionado por lo menos hasta fin de año. Me pregunto, ¿es bueno equilibrar las cosas cuando un prócer adquiere poder natural producto de sus resultados? Creo que si. En esta parte, me parece que Aguad era un elemento importante para observar y decidir la contratación de jugadores. Desafortunadamente los roces con Jorge Sampaoli terminaron alejándolo del club. Lo anterior es normal en cualquier tipo de organización humana, lo importante es saber aprender la lección y no repetir los acontecimientos. Esperemos que Civelli se recupere bien y termine transformándose en un elemento contundente acorde a las expectativas con que se trajo.

El próximo domingo 21 de octubre, a las 16:00 horas, nuestra U tendrá la oportunidad de despegar nuevamente para encumbrarse a la altura que le corresponde. Si bien es cierto será un partido complicado debido a la tradición del rival, por trabajo y fútbol los azules deben demostrar la distancia. Las lecciones aprendidas son no caer en la ordinariez del juego mal intencionado de los mentecatos de la ruca, imponerse al árbitro con liderazgo para que sancione como corresponde y, por sobre todas las cosas, ingresar a la cancha totalmente convencidos de la capacidad del equipo. Es probable que en los primeros minutos del partido el técnico “Omar Lambruna” permita ir adelante a sus comediantes, para satisfacer a la galucha cocacolina. Sin embargo, poco a poco irá replegando sus monigotes pues no se arriesgará a ser vapuleado nuevamente con 4 ó 5 pepinos en el recto. Es así como veremos que en el propio corral de los chanchos, la U establecerá dominio y protagonismo, intentando buscar el triunfo de manera resuelta, valiente. Sólo un accidente proveniente de un arbitraje artero, o una mala tarde de nuestros jugadores, podría determinar el no ganar este partido. Y no perdamos de vista que se trata de un partido para el honor, pues en estricto rigor no representa riesgos deportivos: se está clasificado para playoffs, y será allí donde la U deberá demoler a sus rivales, incluyendo la posibilidad de enfrentar nuevamente al equipo lococolino. Lauchas de alcantarilla como Felipe Flores deben atragantarse con sus hediondas declaraciones, lo mismo que su folklórico DT.
El horizonte inmediato y que reviste mayor importancia para la Universidad de Chile está en Ecuador, tan sólo cuatro días después del “clásico”. Si se enfrenta con inteligencia, no hace falta romperse las piernas frente a hienas desesperadas por vencer a toda costa a quién consideran su archienemigo. Bastará con establecer dominio producto de la superioridad futbolística y de los todavía frescos antecedentes que avalan el sollozo encogido de las gallinas blancas.

Viva la U!

jueves, 4 de octubre de 2012

Universidad de Chile 2 – Emelec 2


Este partido fue la antítesis de lo que mostró la U ante Santos la semana pasada: un primer tiempo impresentable en el que varios jugadores exhibieron un nivel paupérrimo. La oncena estaba apática, perdía balones ridículos y nadie se dignaba a poner la pelota contra el piso.
Jorge Sampaoli conformó una línea de 3 zagueros muy extraña en la que ubicó a Igor Lichnovsky por la izquierda y a José Rojas en el centro de la zaga, cuando la lógica dicta lo contrario: Lichnovsky debiera asumir el puesto de central y el capitán cargarse hacia la banda. El joven defensa terminó yendo al sacrificio y estuvo incómodo los 45 minutos que jugó, tal como le aconteció ante Deportivo Quito en Ecuador. Tal vez la recuperación de Waldo Ponce pueda corregir este desequilibrio de aquí a fin de año.
Sebastián Martínez es una promesa y como tal está expuesto a la típica irregularidad de los jugadores jóvenes, fenómeno que en esta clase de torneos se paga caro. Anduvo muy mal y se extrañó la solidez de Roberto Cereceda, quien debiera ser titular hace rato. En el segundo lapso, Martínez asumió el centro de la zaga y su falta de envergadura física fue un peligro constante en los mano a mano que habitualmente deben afrontar los zagueros azules. Aquel puesto requiere un vigor embravecido que este novato no posee.
Matías Rodríguez, por su parte, debiera ocupar el banco de suplentes hasta que estuviese completamente recuperado de su operación: está impreciso, rígido, no marca bien y habilita a los rivales. Este puesto debe ser utilizado por Paulo Magalhaes, quien venía rindiendo bastante bien y fue injustamente relegado.
Si Charles Aránguiz sufre una contractura es absurdo que entre como titular, en el segundo gol de los ecuatorianos quedó claro que no estaba al 100%. Aránguiz es uno de los mejores jugadores chilenos del momento pero jamás ha descansado, eso alguna vez tenía que pasarle la cuenta. El problema es que, además, es muy difícil de reemplazar. Por ahora, sólo se puede contar con Sebastián Martínez para que cumpla esa función o de una vez por todas que juegue Ezequiel Videla para que justifique su contratación.
Si bien Gustavo Lorenzetti a ratos se vuelve intermitente, es uno de los pocos azules que puede desequilibrar con un pase en profundidad. Así y todo, la inclusión de Guillermo Marino es una obligación, pues es el único capaz de aportar lucidez cuando imperan la confusión y la tosquedad.
Eugenio Mena, José Rojas y Johnny Herrera son los baluartes del equipo, eso está claro. Osvaldo González aún exhibe cierta discontinuidad.
En cuanto a la ofensiva, los goles de Enzo Gutiérrez y de Sebastián Ubilla desmintieron aquella falta de contundencia que la prensa bastarda les endilga: anotaron cuando tuvieron la oportunidad y siempre estuvieron al acecho. El problema no es de ellos, pues -además de la inexactitud generalizada- es la franja derecha la que no está funcionando: como ya señalamos, Matías Rodríguez debe recuperarse a cabalidad y su puesto es de Paulo Magalhaes o de Christian Bravo si se quiere más agresividad.
Los periodistas rameros se han dado un festín con la reciente ineficacia azul y, como siempre, han abusado de la insolencia demostrando el inmenso rencor que generó la supremacía de la Universidad de Chile en el último tiempo. En el colmo de la impertinencia titulan sus artículos roñosos con oraciones pendencieras: que a la U ya no la respetan en Sudamérica, que su ciclo exitoso se acabó, que la moda azul es empatar… El aspecto más vergonzoso de esta desesperación por fastidiar es el hecho de que la U ni siquiera perdió el partido y que ya se le esté dando por eliminada. El partido en Guayaquil será difícil pero no es imposible de ganar.
Lo realmente preocupante es la ola de lesiones que está afectando al plantel. Existe responsabilidad del cuerpo técnico al respecto por cuanto fue reticente a rotar el equipo cuando aquello correspondía, por ejemplo ante Cobreloa en los play off del torneo pasado y ante Unión Española cuando hacía dos días se había jugado contra Santos. Pero también es responsable Azul Azul por facilitar jugadores de forma indolente a una selección en la que reina la insensatez. Algunos culpan a los refuerzos y tienen algo de razón: ¿por qué hay clubes medianos que contratan tan bien y a la U le cuesta tanto traer extranjeros que calcen de inmediato? Es cierto que el sistema de Sampaoli es difícil de asimilar y que incluso posee otro ritmo de entrenamiento, pero tal vez aquello es solucionable en la medida en que lleguen extranjeros acostumbrados a la alta competencia. Como ya lo hemos manifestado en este blog, creemos que el camino es aprovechar los buenos elementos del campeonato criollo y por una sola razón: la oncena que ganó la Copa Sudamericana estuvo conformada en su mayoría por jugadores que se desempeñaban en Chile antes de llegar a la U: Johnny Herrera y Marcos González, ambos volvieron a casa; Eugenio Mena, Gustavo Lorenzetti, Eduardo Vargas, Gustavo Canales, Gabriel Vargas y Diego Rivarola, quien había recalado en Santiago Morning hacía mucho tiempo atrás. Osvaldo González y Charles Aránguiz venían del exterior, pero el primero ya había sido campeón con Markarián el 2009 y el segundo surgió de Cobreloa. Sólo Matías Rodríguez y Guillermo Marino arribaron directamente desde tierras foráneas. Antes había llegado Edson Puch desde Iquique y luego Junior Fernandes desde Palestino. ¿Acaso Ezequiel Videla, Eduardo Morante y Luciano Civelli son más que alguno de ellos? Definitivamente no; de hecho, son más sólidos Roberto Cereceda, Paulo Magalhaes y Albert Acevedo, todos surgidos del torneo local. Otras figuras que ya no están nacieron en la propia Universidad de Chile: Felipe Seymour, Marcelo Díaz y Ángelo Henríquez. Si analizamos bien, los únicos que parecen acreditar su venida son Enzo Gutiérrez y Sebastián Ubilla: uno desde O’Higgins y otro desde Wanderers. En suma, siempre serán más confiables aquellos elementos que ya conozcan el medio, los números y los rendimientos así lo avalan.

lunes, 1 de octubre de 2012

Universidad de Chile 0 - Unión La Calera 0


El gran cometido de la Universidad de Chile en Sao Paulo reveló que los azules están enfocados en las copas internacionales. El torneo local permite dosificar fuerzas y al fin Jorge Sampaoli ha incorporado el pragmatismo a su profesión; de hecho, acaba de señalar que es imposible luchar en tantos frentes al mismo tiempo y que, en definitiva, el campeonato chileno se define en los play off. La U ya no será ese cuadro obsequioso que daba espectáculo en todas las canchas del país empleando a su oncena estelar, esta tierra de sabandijas no se lo merece y los azules deben concentrarse exclusivamente en aquellos logros que le otorguen más reconocimiento y recursos económicos, así de simple.
Obviamente, la obscena prensa nacional exhibe su ignorancia y su arbitrariedad e inventa una crisis deportiva bajo el plebeyo principio de la ineficacia goleadora. De manera cínica manifiesta su “auténtica preocupación” por el hecho de que la U lleva 3 partidos empatados consecutivamente y, para recrudecer su “genuina angustia”, le suma las dos igualdades registradas en la Copa Chile y la caída ante Santos: ¡seis partidos sin ganar! –exclaman estas rameras de Babilonia, mientras tejen calzones con sus propias babas.
El partido ante Unión La Calera era intrascendente y peligroso a la vez, pues alguna lesión antes del encuentro ante Emelec podía complicar el panorama. Por tal razón, Jorge Sampaoli alineó un equipo casi inverosímil, formando una línea de 3 zagueros con Magalhaes, Acevedo y Lichnovsky e incluyendo a Pedro Morales y a Juan Ignacio Duma como titulares. Así y todo, pese a las ventajas que se dieron de antemano, los visitantes se refugiaron como si enfrentaran al Brasil de Telé Santana y atesoraron el empate.
El verdadero desafío es este martes a las 19:15 ante los ecuatorianos y el reto es repetir la buena actuación desplegada ante los paulistas, aunque manifestando la contundencia en el arco rival. Emelec jugará al contraataque aprovechando la propuesta ultra ofensiva de la Universidad de Chile y el periodismo, con su idiotez ejemplar, sólo considerará como resultado positivo una goleada. En fin, existen algunas disciplinas en las que Chile se destaca a nivel mundial: la imbecilidad, la ordinariez y la envidia.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Santos 2 – Universidad de Chile 0


Santos es una fuerza millonaria que alberga en sus filas al jugador más codiciado del momento; sin embargo, ante la U se replegó en el fondo y apostó al contragolpe. Y en Sao Paulo. Esta circunstancia evidencia el respeto que se ha ganado la Universidad de Chile en el continente y explica lo que para muchos imbéciles sólo es déficit en el finiquito: a la U le juegan con miedo y prefieren esperarla poblando el centro de la cancha con mediocampistas de contención y metiendo 5 o 7 jugadores al área, táctica indigente que incluso ha complicado a potencias europeas como el Barcelona y el Bayern Munich. La tarea para el cuerpo técnico es, por tanto, hallar el modo de salvar esta propuesta tan conservadora. Creemos que la solución pasa por simplificar los ataques rematando al arco de manera más frecuente y apenas se tenga la oportunidad. De hecho, en el primer tiempo contra los paulistas tanto Gustavo Lorenzetti como Sebastián Ubilla tuvieron la ocasión de hacerlo y optaron por habilitar a un compañero, facilitando la reacción de la poblada y veloz defensa local.
La única verdad es que la Universidad de Chile jugó un partidazo, que perdió por dos errores puntuales y que, de mantener el nivel exhibido ayer, tiene grandes posibilidades de avanzar en la Copa Sudamericana. Por lo demás, da la sensación de que los goles ya están en el horno y de que podremos disfrutar muy pronto de la prodigalidad de los delanteros azules. Recordemos que el de ayer es sólo el segundo partido consecutivo de Ubilla, que Francisco Castro -quien falló el tanto del empate por no definir de primera- parece estar retomando su nivel, que Luciano Civelli también se está integrando a la oncena y que en la Copa Chile se han asomado valores jóvenes muy interesantes.
Para quienes vivimos los años de miseria del cuadro azul, en plena dictadura, el presente del club es un sueño hecho realidad: el rendimiento internacional era la deuda histórica y ya se está saldando. Podemos afirmar, a mucha honra, que la Universidad de Chile es uno de los mejores equipos de Sudamérica, resultado de un trabajo que comenzó el año 2009 con la Copa Libertadores del respetable Sergio Markarián y que Jorge Sampaoli elevó a dimensiones insospechadas: la U evolucionó de tal manera que, en lugar de replegarse en la zaga, ahora se adueña de los partidos en el mismísimo Brasil. Quien esté disconforme con esta actualidad sólo es un cretino intolerante y enclenque incapaz de sobrellevar un revés: el fútbol es un juego, se puede ganar o perder y nadie se salva de esta máxima, ni siquiera el Barrabases de Guido Vallejos. El asunto es cómo abordar los encuentros: como una laucha pusilánime o con la valentía que Sampaoli enseña a diario.
Ya insinuamos que la U había caído por causa de dos errores puntuales:
  1. En el primer gol, Osvaldo González se frenó en lugar de barrerse y eso permitió el desborde. Luego, José Rojas -de gran partido- cometió un error infantil: soltó la marca de Neymar y siguió el balón, dejando que aquél recibiera la pared y rematara con libertad. Si fuéramos estrictos, en este tanto hubo falta contra Sebastián Martínez, quien no pudo bloquear antes porque fue agarrado del cuello y tomado de la camiseta.
  2. El segundo gol llegó a través de una pelota parada, lo que nos permite realizar el único reproche posible al cuerpo técnico: la inclusión de Igor Lichnovsky es urgente, pues se necesita envergadura física en la zaga. Es más, si Matías Rodríguez aún no está del todo recuperado, el ingreso de Paulo Magalhaes también es perentorio, pues además aporta cabezazo.
El arbitraje del hampón uruguayo Martín Vásquez merece un capítulo aparte. Empleando viejas tretas rioplatenses redujo el poderío azul con algunos cobros antojadizos y otros abiertamente descarados: soslayó manos deliberadas dentro y fuera del área por parte de los voleibolistas brasileños, pero no tuvo pudor en cobrarle el penalcito a José Rojas, aunque aquello, una vez más, permitió el lucimiento de Johnny Herrera; en cuanto a las reiteradas faltas contra Enzo Gutiérrez en el primer tiempo, o bien no fueron sancionadas con tarjeta o simplemente no se cobraron; igual suerte corrió Albert Acevedo cuando se aprestaba a centrar con peligro desde la derecha: fue barrido con un tackle y no se cobró nada; este réferi cuatrero cortó contragolpes claros de la U señalando infracciones añejas que ya habían sido sorteadas por el propio andamiaje azul; y, finalmente, indicó faltitas inexistentes a favor del local para otorgarle jugadas de riesgo. En suma, debió tolerarse a un manipulador de mierda y este es un aviso para lo que se viene: no olvidemos jamás los arbitrajes que debió esquivar la Universidad de Chile en la Copa Sudamericana del año pasado para poder consagrarse campeón: robos descarados en Uruguay, Argentina y Brasil.
Una vez más y para vergüenza de todos, Yáñez y Solabarrieta dieron un concierto inmundo de superfluidad y charlatanería marginal dignas de una paliza. Abusaron de las frases estereotipadas, de la deslealtad hacia un cuadro chileno y de la lisonja sodomita. Solabarrieta cometió la desfachatez de narrar melodramas personales que no le interesan a nadie y de piropear de manera asquerosa a la vedette brasileña de turno. Luego, el dúo de subnormales cerró su circo abyecto masturbándose con la celebración paulista. Es una verdadera lástima que piojos como estos estén a cargo de los relatos y de los comentarios cuando juega un cuadro nacional. ¡Cuánto se extraña a los periodistas de antaño que ya abandonaron este mundo! Al parecer, sólo nos quedaremos con la basura que arrojan las olas.
En fin, ver a la U el día de ayer fue reconfortante y demostró que este semestre es posible ganar alguno de los trofeos que están en juego. También reveló que el plantel se motiva enérgicamente cuando se desempeña en algún campeonato internacional: la Universidad de Chile al fin es un equipo copero. Sólo existe una inquietud: ¿qué pasará cuando Sampaoli deje la U? ¿Volveremos a sufrir con ordinarios como Basualdo o con conservadores extremos como Pelusso? Sólo nos resta esperar que los dirigentes sepan valorar este reconocimiento internacional y cuiden a uno de los cuerpos técnicos más admirables del orbe futbolístico.

martes, 25 de septiembre de 2012

Mucha agua bajo el puente


Luego de un silencio forzoso, volvemos a la carga con la actualidad de la Universidad de Chile. Es necesario un breve resumen que luego pasaremos a desglosar: en medio de las disputas rascas promovidas por Borghi, la ANFP y un titubeante directorio azul, la U debía vencer a Cobreloa en Calama para alcanzar a Rangers y así lo hizo. Luego, Jorge Sampaoli optó por rotar el equipo para disputar la excéntrica Copa Chile y eso propició el debut de muchachos que ni en sueños imaginaron un estreno tan prematuro. Luciano Civelli anotó el empate en Talca en los últimos minutos y mantuvo a la U en el primer lugar. Finalmente, el sábado, y otra vez en el epílogo, un resucitado Francisco Castro le dio la igualdad a los azules en Valparaíso, ciudad en la que fueron apedreados por hordas de pungas. Vamos por parte:
  1. El escándalo con el cabeza de chancho: este altercado fue rasca y gratuito, pues el genial DT de la selección no pudo razonar de manera funcional. ¿Era realmente tan complicado recibir a los jugadores de la U un día después? Hizo declaraciones prepotentes al respecto y, en suma, fue intolerante con una situación netamente deportiva cuando en otras ocasiones ha sido condescendiente con las francachelas. De hecho, las autorizó teniendo un partido eliminatorio por delante. El pleito con los colombianos fue un desastre, ni siquiera fue capaz de armar un bloque defensivo cuerdo y utilizó a cumas que se hacen expulsar en el primer tiempo como si fueran primerizos imbéciles. Para más remate, desde que perdió ante los cafeteros no ha tenido las agallas para hablar con la prensa. Borghi es un farsante insolente que se está haciendo millonario en un país cuyo sueldo mínimo ni siquiera alcanza los 200 mil pesos. No en vano es ídolo del eterno ladrón.
  2. El encuentro en Calama fue muy trabado y la U no sólo ganó, sino que además recuperó el terreno perdido tras la caída ante Unión Española y el empate ante O’Higgins. Lo más destacado de esta victoria fue el hecho de que Jorge Sampaoli se llevó los tres puntos pese a no poder contar con José Rojas, Eugenio Mena, Matías Rodríguez, Igor Lichnovsky, Sebastián Martínez, Luciano Civelli, Sebastián Ubilla y Waldo Ponce. Obviamente, el periodismo omitió esta información y se limitó a asegurar que el triunfo azul había sido injusto.
  3. Copa Chile: el cuerpo técnico por fin decidió darle descanso a los titulares y rotar la oncena para no extenuarla antes de tiempo. En el empate ante Wanderers debutaron Juan Ignacio Duma y Fabián Carmona. También se destacaron Sebastián Leyton, Bernardo Cerezo y John Santander. Los porteños dominaron el balón pero fueron los azules quienes siempre estuvieron arriba en el marcador. Jorge Sampaoli utilizó la misma lógica ante Santiago Morning e igualó 3 a 3. La U caía 2 a 0, jugó Waldo Ponce y el gol del empate final lo marcó Eduardo Morante. Parece que, definitivamente, este campeonato sólo será disputado por suplentes y juveniles. Nos parece sensato.
  4. Rangers 2 – Universidad de Chile 2: el partido estaba controlado y la U ganaba con un golazo que idearon Gustavo Lorenzetti y Guillermo Marino. Sin embargo, a Albert Acevedo le ganaron la posición en una jugada básica y los talquinos lograron la paridad. En el segundo tiempo, el pésimo árbitro Eduardo Gamboa inventó un penal para los locales y los azules quedaron abajo en el marcador. Cuando el partido se iba y gracias al enésimo desborde de Eugenio Mena, Luciano Civelli consiguió el empate tras anticipar a Peric.
  5. Wanderers 2 – Universidad de Chile 2: la U naufragó en defensa durante gran parte del encuentro. Los azules se exponen demasiado ante rivales que se juegan la vida y que ya conocen la intrepidez casi irreflexiva de su esquema táctico. Esta vez los porteños ganaban 2 a 0 quedando 7 minutos, pero la U logró reaccionar gracias a dos jugadas puntuales que tuvieron a Francisco Castro como protagonista. Ojalá el delantero recupere el nivel que exhibió el 2011.
Mucho patán iluminado de la prensa asegura que la U ya no es la misma de antes, creyendo que con semejante comentario están realizando un descubrimiento majestuoso. Pero, para su pesar, sólo se trata de una obviedad cretina: de la Universidad de Chile se han marchado Felipe Seymour, Edson Puch, Eduardo Vargas, Gustavo Canales, Marcos González, Diego Rivarola, Gabriel Vargas, Esteban Conde, Junior Fernandes, Raúl Ruidíaz, Emilio Hernández, Marcelo Díaz, Felipe Gallegos y Ángelo Henríquez: ¡14 jugadores en un año! Así las cosas, es imposible que la U mantenga inalterable su manera de jugar. A esta acentuada emigración debemos sumar el hecho de que llegar a la Universidad de Chile implica un reto mayor: adecuarse a una disciplina de alto rendimiento. Muchos jugadores no logran este acondicionamiento y, por lo tanto, las piezas que se marcharon no pueden ser reemplazadas del todo, lo que a su vez genera desgaste en una oncena que no rota todo lo que debiera. Otro factor de disimilitud es el propio éxito del club durante el período de Jorge Sampaoli: como todos los futbolistas del medio nacional desean arribar al cuadro azul, se juegan la vida cada vez que lo enfrentan y eso es normal. Otro elemento a considerar es la participación constante en campeonatos continentales, lo que incide en cierta desmotivación cuando se trata de disputar la fase regular del torneo criollo: cuando la U empató con Santos en Santiago sólo tenía dos encuentros oficiales en el cuerpo y así y todo hizo un buen partido ante un rival de primer nivel, eso demuestra que los azules están enfocados en logros más ambiciosos y que son capaces de hacerles frente. En fin, son demasiadas las circunstancias que explican la presente irregularidad, pero creemos saber el principal motivo de este fenómeno: el natural proceso de adaptación ante el constante éxodo de sus figuras. La Universidad de Chile está en una fase de acomodación, evolución que debiera concretar a fines de octubre.


domingo, 2 de septiembre de 2012

UNIVERSIDAD DE CHILE 2 / UNIÓN SAN FELIPE 0

Si bien es cierto se mejoró mucho en defensa con los regresos de Osvaldo González y José Rojas, la zaga azul sigue sin entregar grandes garantías a Johnny Herrera. En todo caso, al frente estuvo un rival mezquino, pobre y pusilánime, a imagen y semejanza de su director técnico. Sólo cuando descaradamente jugaron algunos minutos con un hombre más, consiguieron aproximarse a los tumbos al área azul. Ya me referiré al insidioso arbitraje del sinvergüenza Claudio Aranda.
Refiriéndose sólo a lo futbolístico, la U mejoró bastante respecto de sus presentaciones anteriores, considerando que hace rato experimenta una importante baja en el poder de gol. A mi modo de ver los puntos altos del partido fueron Enzo Gutiérrez y Eugenio Mena. Ambos autores de uno de los dos goles que dejaron al equipo en el segundo lugar de la tabla y con un partido pendiente ante Cobreloa.  
La partida de jugadores claves desde la obtención de la Copa Sudamericana, ha obligado a Jorge Sampaoli a reinventar un esquema de juego y formación que obtenga los resultados de su filosofía: intensidad con una exuberante producción ofensiva. La partida de Marcelo Díaz obligó al DT a modificar el esquema y la formación, tanto así que hasta ahora aún no consolida una oncena estelar. Aguardan desde afuera jugadores que debieran estar llamados a proporcionarle contundencia a los propósitos de Sampaoli: Ubilla, Civelli, Ponce y, ¿debiera nombrar a Morante y Videla? Todavía no queda claro si en efecto estos jugadores no han conseguido adaptarse firmemente a lo pretendido por el técnico o, simplemente, no cuentan con el convencimiento del estratega.
Promisorio y resaltable el desempeño de Enzo Gutiérrez, un jugador laborioso, bien dotado técnicamente y amigo de las redes. Por cierto hasta ahora, el único refuerzo propiamente dicho.
Hablemos del arbitraje, es justo y necesario. Claro, porque cuando todo el mundo es testigo de la desfachatez, de lo insoslayable, de lo absurdo y manifiesto para el criterio universal, lo que arteramente archirivales llaman “llanto” en realidad se denomina denuncia. Se iniciaba el partido y Eugenio Mena es víctima de una alevosa falta penal en las barbas del “árbitro”. No sólo fue penal, sino una falta violenta que ameritaba a lo menos tarjeta amarilla. La insolencia de Aranda sólo comenzaba con aquella fétida omisión. El elenco del “Espectro Figueroa” continuó desarrollando un juego digno de aborígenes descerebrados, tanto o más que el propio Claudio Aranda. El chico Cristian Bravo, de muy buen cometido y auspicioso futuro, fue presa de verdaderos delincuentes al punto de dejarlo lesionado a los pocos minutos de haber ingresado a la cancha. Todo sucedía ante la procaz contemplación del supuesto árbitro del partido. Enzo Gutiérrez sufrió una patada a la altura de la rodilla, cuando la pelota corría a metros de distancia y cuando absolutamente nadie pudo negar lo aleve de la falta. Tan sólo tarjeta amarilla para Acuña, un jugador que pese a su problema de conocimiento público con el alcohol, continúa practicando fútbol en Chile de manera profesional. Ese tipo de recursos perversos son para él la única posibilidad de anular el rendimiento verdaderamente profesional de un compañero de trabajo, y más encima, queda impune gracias a uno de sus más probables secuaces. Para el comprado Claudio Aranda, el reclamo de José Rojas frente a tamaño acto de corrupción se juzga con su expulsión. Francamente una insolencia del porte del estadio. Este tipo de personajes debe ser erradicado del fútbol profesional, es un hecho que tales conductas desvergonzadas generan violencia en la masa enardecida. Uno puede comprender errores, pero cuando la evidencia es tan contundente, no hace falta gozar de intelecto superior para descubrir que existe intencionalidad. Basta de hacerse los gazmoños, las cosas por su nombre.
Para cerrar, esperamos que el esguince de tobillo sufrido por Matías Rodríguez (otro a quien le pegaron con impunidad), sea leve y pueda recuperarse pronto. Quizá sea adecuado que descanse pues hace tiempo suma gran cantidad de minutos. Martes cuatro de septiembre en Calama, siguiente compromiso azul frente a un debilitado cuadro de Cobreloa.
Un saludo a todos quienes leen este blog, ¡viva la U!

sábado, 1 de septiembre de 2012

Universidad de Chile 1 – O’Higgins 1


El actual conflicto entre la U y la ANFP tendrá su reflejo en los arbitrajes: en el pleito del miércoles, el juez Roberto Tobar tuvo un desempeño sospechoso que olió a recomendaciones por parte de la mafia rasca que se apoderó del fútbol nacional. Más allá de los dos supuestos penales que habrían quedado sin sanción, Tobar dejó que los rancagüinos golpearan a mansalva, incluso sin pelota, y cada vez que había un roce por parte de algún azul pitaba su silbato sin ninguna vergüenza. Eugenio Mena y Matías Rodríguez estaban vueltos locos con este imbécil y no pudieron jugar tranquilos. Los inducimos a que estén atentos con los arbitrajes de las próximas fechas. Ojo: Ramón Fernández y Rodrigo Rojas jugaron gratis un tiempo entero.
En cuanto a la Universidad de Chile, habrá que tener paciencia pues al parecer el cuerpo técnico está pasando por el típico bache de la fase regular, fenómeno que acontece cada semestre y que, por supuesto, tiene causas bien claras:
  1. Apertura 2011: los azules caen de local ante Santiago Morning el 24 de febrero y ante San Felipe el 5 de marzo. El motivo: adaptación a la estrategia y búsqueda de los intérpretes más adecuados.
  2. Clausura 2011: la U empata con Wanderers en Valparaíso el 28 de septiembre, luego con Iquique en Santiago el 1 de octubre y con Palestino el 22 del mismo mes. Causa: participación en la Copa Sudamericana y el natural desgaste que aquello implica.  
  3. Apertura 2012: los azules empatan con Iquique como local el 10 de febrero y pierden con O’Higgins en Rancagua el 25 del mismo mes. Razón: acomodo de las nuevas incorporaciones al esquema táctico y actuación en la Copa Libertadores. Más tarde, el 6 y el 13 de mayo, caen con la Universidad de Concepción y con la UC, aunque utilizando una oncena alternativa debido a las nominaciones a la selección y al avance en la Copa Libertadores.

Ahora bien, ¿a qué se debe el actual declive? Hay, como siempre, muchas razones:
  1. Jorge Sampaoli aún no da con la escuadra titular y está experimentando la multifuncionalidad de algunos jugadores; sin embargo, está abusando al respecto porque relega a la banca a especialistas como Eduardo Morante e Igor Lichnovsky, a quienes seguramente no les hubiesen marcado el gol del empate y menos con un balón detenido. No es posible que haya preocupación cada vez que algún rival mete un centro al área. El DT ya cometió este error cuando postergó a Marcos González casi todo el torneo de apertura 2011. Así las cosas, hoy en día la oncena titular de la U debiera formarse con Johnny Herrera, Osvaldo González (Paulo Magalhaes), Igor Lichnovsky (Eduardo Morante) y José Rojas; Matías Rodríguez, Charles Aránguiz, Roberto Cereceda, Eugenio Mena y Guillermo Marino (Gustavo Lorenzetti); Enzo Gutiérrez y Cristian Bravo.  
  2. Hay jugadores que necesitan descansar porque prácticamente no han tenido vacaciones. Es el caso de José Rojas, Osvaldo González, Charles Aránguiz y Eugenio Mena, quienes para más remate juegan por la selección. En suma, Sampaoli debe rotar el plantel en esta fase regular pero valiéndose de expertos puesto por puesto. Así fue como eliminó a Unión Española en los play off del clausura 2011.
  3. El éxodo de jugadores también es un tema, más aún si quienes se han marchado en su mayoría son delanteros: en primer lugar Eduardo Vargas, Gustavo Canales, Junior Fernández, Gabriel Vargas, Felipe Gallegos y Ángelo Henríquez, quienes firmaron en otros clubes; luego está el retiro de  Diego Rivarola y, finalmente, el descarte de Raúl Ruidíaz y Emilio Hernández. Si a ellos les sumamos a Edson Puch, Felipe Seymour y Marcos González tenemos como resultado que en un año y medio se han ido 12 elementos. Cabe señalar, para ser justos, que quienes se han marchado como figuras han sido motivados por sus propias ambiciones deportivas y no por una política mercachifle por parte de Azul Azul. Esto contradice el espíritu amateur que pregona Jorge Sampaoli, quien está en todo su derecho a criticar aquella actitud porque es un sujeto que predica con el ejemplo: el DT ha rechazado millonarias ofertas debido a su compromiso con el proyecto del club.
  4. Las incorporaciones también son cuestionadas: la mentada emigración se vuelve molesta porque da la impresión de que quienes llegan o bien no están a la altura de los que se marcharon o se lesionan o se demoran mucho en adaptarse. Tal vez los únicos jugadores que se aclimataron de inmediato fueron Gustavo Lorenzetti, Junior Fernández y Osvaldo González, quien no estuvo en el primer semestre del 2011. Roberto Cereceda y Paulo Magalhaes han evolucionado muy bien en el esquema pero, paradójicamente, Jorge Sampaoli los relega o los reemplaza en el segundo tiempo. Otro que debiera sumar más minutos es Ezequiel Videla, quien al menos siempre le entrega el balón a un compañero.
  5. Como ya insinuamos, hoy en día el gran problema de la U son las lesiones: Osvaldo González y José Rojas son pilares de la zaga y de Sebastián Ubilla y Luciano Civelli se espera mucho, aunque cuesta imaginarse a este último en el diagrama del DT: ¿jugará como puntero izquierdo y eso implicará la salida del volante creativo y la inclusión de tres delanteros o jugará al lado de Charles Aránguiz? Otra opción es inconcebible. No consideramos a Waldo Ponce entre las bajas debido a que llegó contuso, aunque se asume que será un líder natural en la cancha y, por tanto, su ausencia también es importante. Ahora bien, seguramente Waldo Ponce se ubicará entre Osvaldo González y José Rojas; sin embargo, no es descabellado imaginarlo en el mediocampo junto a Charles Aránguiz, pues tiene buen remate de distancia y es capaz de dar un pase profundo. Esto, a su vez, permitiría mantener a Igor Lichnovsky en la defensa.
  6. La selección nacional es todo un tema, se ha convertido en el circo del momento y hay muchos factores que deben considerarse:
a)     Cuando la Universidad de Chile ya se estaba destacando en la Copa Sudamericana del 2011, el maleducado Borghi señaló que no nominaba a los azules debido a que carecían del nivel de quienes se desempeñaban en el extranjero. En ese mismo instante, Azul Azul debió marginarse del inmundo proceso porque aquella declaración fue una falta de respeto para un plantel y una institución que estaba siendo admirada en todo el mundo. Sin embargo, como los dirigentes de la U formaron parte de la peña de bucaneros que descabezaron la anterior ANFP, no pueden desconectarse demasiado; de lo contrario, serían boicoteados, perderían el Santa Laura y volverían a ser gitanos de aerolínea, realidad que debió tolerar el pobre Gerardo Pelusso todo el 2010. La flamante reconciliación entre Jadué y Yurazseck así lo demuestra: esta era la oportunidad para desprenderse de esa camarilla de ebrios y puteros que es la selección chilena y no se hizo.
b)     A propósito, muchos cretinos han insinuado que Yurazseck no se atrevió a desvincular a la U del proceso de Borghi debido a que los azules se valorizan más en el mercado cuando participan en las eliminatorias: FALSO, los jugadores de la Universidad de Chile se están valorizando desde el año 2009 a través de las competencias continentales. El período de Jorge Sampaoli ha incrementado este fenómeno de estimación gracias al fútbol ofensivo que pregona el DT y al protagonismo que alcanza el equipo cada vez que se disputa algún trofeo internacional. La U no necesita la selección chilena para cotizar jugadores en el mercado.
c)      El ordinario de Borghi sólo nominó a los azules cuando tenía el agua hasta el cuello, mientras sus regalones efectuaban declaraciones en su contra tildándolo de farsante. Hoy en día los reincorpora como si nada hubiera pasado. Ojo: a estos patanes les había dado permiso para que tuvieran una farra controlada, pero armó un escándalo de travesti porque los jugadores de la U se reintegrarían luego de jugar en Calama el mismo día de la concentración pero en la noche. Esto es más que un despropósito: es una incoherencia artera, más aún si los azules siempre se han conducido con disciplina y puntualidad.
d)     En definitiva, la Universidad de Chile se verá beneficiada por esta marginación, pues el proceso de la selección es poco serio, los azules regresan cansados o lesionados y ni siquiera se les agradece el esfuerzo. Recordemos que cuando se jugó contra Boca Juniors y contra las ratas blancas los convocados disputaron agobiantes pleitos en Bolivia y Venezuela. Luego de caer ante los xeneises fueron criticados sin compasión e incluso debieron tolerar burlas. Pese a ello, lograron el tricampeonato y golearon a coca-colo por segunda vez. Este semestre los deportistas de la U jugarán en varios frentes: dos torneos nacionales (clausura y Copa Chile) y dos internacionales (la Copa Sudamericana y la Recopa contra el Santos). No hay tiempo para la selección.

Considerando estos factores, la hinchada azul debe mantener la calma, pues este es un período de adaptación y, como ya se indicó, ocurre cada semestre. Hay que dejar aullar a las hienas de la prensa porque viven del lengüeteo de botas. Y ni hablar de las ratas blancas: símbolo de la indecencia nacional.
Se perdió contra Unión Española jugando con una oncena exhausta y se empató con O’Higgins, un cuadro mañoso y golpeador que está dirigido por representantes de la vieja escuela rioplatense que todo lo ensucia y pervierte.
Pese a la recomendada tranquilidad, las lecciones son claras:
  1. No buscar refuerzos en el extranjero: la Copa Sudamericana se ganó robusteciendo el plantel con figuras del torneo local: Eduardo Vargas llegó desde Cobreloa mucho antes, lo mismo ocurrió con Francisco Castro, Eugenio Mena surgió en Wanderers, Gustavo Canales venía de Unión Española, Gustavo Lorenzetti de la Universidad de Concepción y Marcos González siempre fue de la casa y arribó desde la UC. Las excepciones fueron Charles Aránguiz y Osvaldo González, quienes por lo demás son chilenazos. De los jugadores que recalaron directamente desde el exterior en el último tiempo sólo es posible destacar a Matías Rodríguez, Guillermo Marino, Raúl Ruidíaz, Mauricio Victorino, Juan Manuel Olivera y Walter Montillo.  
  2. Cuidar a los nuevos valores de las divisiones menores porque en el fondo es en quienes más se invierte: tienen que consolidarse primero en la U y luego partir. Jamás deben volverse a firmar contratos antes de tiempo con las potencias piratas del orbe: el Manchester United se llevó a precio de huevo a un centrodelantero capaz de definir con ambas piernas. Esto nos lleva a tratar el tema de la prevención: si Ángelo Henríquez podía irse en cualquier momento, debió contratarse otro 9 para equilibrar la situación. Un club sudamericano exitoso origina a su vez un gran éxodo de sus figuras y, en este sentido, la Universidad de Chile está obligada a poseer una carpeta con los nombres más interesantes del torneo criollo y a evitar buscar reemplazantes a última hora.
  3. Como siempre lo hemos recomendado, debe mantenerse por largo tiempo a este cuerpo técnico y no caer en el exitismo propio de las ratas blancas. Repetir la campaña del segundo semestre del 2011 es muy difícil y no faltarán los periodistas imbéciles que se refieran a la era Sampaoli como un proceso caduco si aquellos logros no se reiteran: pobres ignorantes de mierda. Este DT le ha brindado a la U una clase de orgullo que muy pocos equipos en la historia del fútbol han podido disfrutar: tener una oncena que sale a ganar en todas las canchas del mundo. Aunque de vez en cuando tengamos diferencias con este temerario casildense, no podemos negar que logró concretar el estilo que todos los hinchas azules deseaban y cuyos rasgos son la ambición deportiva, la velocidad, la valentía, la tenacidad, la disciplina y la solidaridad.

Un abrazo a todo el cuerpo técnico por este período heroico lleno de alegrías.
Un abrazo a un plantel que se desloma trabajando.
Un abrazo a todos los hinchas azules esparcidos por el mundo y que por fin pueden materializar sus sueños de gloria.
¡Viva la U mierda!