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viernes, 2 de diciembre de 2016

Universidad de Chile 2 – Audax Italiano 2

Castañeda y Musrri regalaron un tiempo por enésima vez y alinearon la misma oncena que había perdido 1x2 los primeros 45 minutos con Unión Española. ¿Por qué insistir con algo que ya no había resultado? Para variar, el primer lapso de Jara fue horrible, la presencia de Fernández fue fantasmal y el aporte de Reyes, Leiva y Shultz fue paupérrimo. Monzón ha subido un poco su nivel, pero así y todo no le basta. Este pleito era la gran oportunidad para quedar quintos, pero se despilfarró de manera mediocre: Audax presentó una oncena alternativa.
La U no tiene peso ofensivo: llega bien por ambas bandas, pero sus delanteros pierden goles debajo del arco. Fernández da vergüenza: enseña su falta de compromiso con descaro, no pelea ningún balón y ni siquiera corre. Debe irse este semestre. Por otra parte, la zaga es lenta como un caracol de jardín.
Lo que más molesta del cuerpo técnico es la obstinación por emplear jugadores en puestos cambiados, más aún si hay especialistas relegados a la suplencia:
1.      ¿Por qué juega Martínez de lateral derecho y Rodríguez está en la banca? Lo lógico es emplear al canterano en su puesto; esto es, como volante de contención. Más aún si el rendimiento de Reyes y Shultz es anodino.
2.      A propósito de lo anterior, no hay duda de que los extranjeros más destacados son, precisamente, Rodríguez y Lorenzetti; sin embargo, son ellos los excluidos. ¿Qué pasa con Monzón y Fernández? ¿Juegan sólo porque lo ordena Heller?
3.      ¿Por qué se insiste con el perfil cambiado de Zacaría? Jugando por la izquierda sería aún más peligroso y no tendría que usar la pierna derecha para centrar: todos los ollazos se le van detrás del arco o por arriba del horizontal. Lo más sensato sería que creara un circuito con Beausejour.
4.      ¿Por qué están en la banca Lorenzetti y Maturana si son los jugadores más dotados técnicamente? En cualquier oncena deben jugar los mejores, es así de simple. La ausencia de ambos sólo genera una tenencia de balón estéril; pues, si ellos no están, nadie es capaz de filtrar un pase profundo y menos aún de devolver una pelota de primera.
5.      Aún no se soluciona el tema de la dupla de zagueros centrales. Quedó al desnudo la lentitud de Contreras y la ya mentada inoperancia de Jara. Ni hablar de Vilches, un jugador que sólo aporta peligro para la propia zaga. Sólo Nicolás Ramírez enseña solidez; sin embargo, también es relegado, lo que contradice el discurso relativo a la identificación: son precisamente los jugadores provenientes de las series menores los que están más compenetrados con la U. Estrictamente hablando, lo que se requiere a fin de semestre es un defensa central que acompañe a Ramírez y que tenga experiencia y nivel sudamericano. Por ahora, sólo Contreras parece ser su compañero más adecuado.
6.      Dando por sentado que Fernández jamás irá a la banca, ¿quién debe acompañarlo si no está Mora? Simple, Taiva o Briceño. Leiva es un mediocampista con llegada y requiere más terreno para desempeñarse mejor.
En fin, todo indica que en estos dos partidos que restan no se verán cambios sustanciales, cuando en realidad la cirugía se debió aplicar hace rato. Lo que está fuera de discusión es la necesaria titularidad de Rodríguez, Ramírez, Lorenzetti y Maturana; el retorno cuerdo de Martínez y Zacaría a sus puestos; y algo que no ocurrirá: las exclusiones de Jara, Reyes y Fernández, y la inclusión de Taiva y Briceño como delanteros titulares. Al menos son jóvenes y aún tienen ambiciones.

        

domingo, 20 de noviembre de 2016

Unión Española 2 – Universidad de Chile 3

La U terminó ganando un partido que había comenzado de manera circense gracias a la inoperancia de Gonzalo Jara, un jugador que tiende a sobrarse cuando menos corresponde: si los puntos se necesitan con urgencia, no hay espacio para lujitos ni exhibicionismos. Si bien el primer gol fue una chambonada que pudo evitar fácilmente entregándole el balón a Herrera, es el segundo tanto el que no se le puede perdonar: perdió la marca de Salom por ir mirando la pelota y se quedó parado mientras Contreras y Martínez trataban de rechazar tras la pifia de Churín. La U necesita con urgencia un central de categoría que, además, sea un líder en la zaga, tal como alguna vez lo fueron Rogelio Delgado, Ronald Fuentes, Marco González y Mauricio Victorino.
La dupla Castañeda-Musrri nuevamente se equivocó y dejó en el banco a Lorenzetti y Maturana, los volantes más creativos del plantel. Aquello sólo genera una posesión de balón estéril, pues nadie es capaz de profundizar la jugada y todo queda supeditado a los eventuales desbordes de Beausejour. Además, se insistió con la pobre presencia de Lorenzo Reyes, se mandó al sacrificio a Sebastián Martínez como lateral, se utilizó al zurdo Zacaría por la derecha y se incluyó a Leiva como delantero. Como Zacaría hizo dos goles, seguramente ahora se considera un acierto su ubicación con perfil cambiado; sin embargo, se olvidan todas las ocasiones desperdiciadas debido a esa ilógica decisión.
Así como se extraña la presencia de un zaguero de primer nivel, también es urgente que la U se refuerce con delanteros idóneos: Fernández es un jugador perezoso, Mora es muy discreto y Briceño es un juvenil que aún debe aprender mucho. Esta es la tarea para los papanatas de Azul Azul, quienes al menos tendrán que liberarse de dos cupos empleados por extranjeros. A propósito, ¿qué sentido tiene mantener un arquero suplente argentino?
Por desgracia, esta concesionaria ha desperdiciado una gran cantidad de canteranos que eran especialistas en sus puestos, lo que hubiera solucionado muchos de los actuales problemas: Nicolás Grünwald (lateral derecho), Igor Lichnovsky, Valber Huerta, Bernardo Cerezo, Ángelo Henríquez, Christian Bravo, John Santander, Juan Ignacio Duma, Cristóbal Vergara, Sergio Vergara (actual goleador del Celaya mexicano), Ismael Velásquez (volante por izquierda paraguayo, ahora en Olimpia), Rodrigo Echeverría y Nazareno Solís (ahora en Boca), entre otros. A ellos deben agregarse los refuerzos que no fueron valorados en su momento: Guillermo Marino, Raúl Ruidíaz, Mathías Corujo y Guzmán Pereira, al menos este último puede volver desde Peñarol. ¿Qué ocurrirá con Benegas, Valencia, Vidal, Espinoza y Pinilla?  
En fin, es de esperar que se ganen los 9 puntos que quedan, para así no comenzar el próximo torneo con números rojos. Para ello será necesario que Castañeda y Musrri despierten de una buena vez y no excluyan a los jugadores que sobresalen técnicamente. ¿Será mucho pedir?  



martes, 8 de noviembre de 2016

Universidad de Chile 2 – Iquique 2

Otro encuentro enfermizo de la U: sus estériles delanteros desaprovecharon al menos 4 ocasiones de gol en el primer tiempo y aquello casi le costó el partido, pues -pese a las afirmaciones de la prensa ignorante- los problemas más graves de los azules se hallan en ofensiva: Mora no es capaz de aguantar la pelota ni la marca, lo mismo acontece con Fernández, un flojo de primera. Briceño, por su parte, poco puede hacer si sólo lo mandan a corretear, y el único volante que se atreve a rematar al arco es el discreto Zacaría, ni Schultz ni Reyes saben hacerlo.
En el universo del fútbol, los cuadros exitosos son los que hacen goles, así de simple, y desde que se fueron Junior Fernandes, Álvaro Henríquez y Raúl Ruidíaz en el ya lejano 2012, la U no volvió a tener atacantes de calidad. Sólo el Canales del 2014 se acercó un poco, hasta que el idiota de Lasarte decidió apurar su período de recuperación tras un planchazo sufrido ante San Marcos en Santiago.
La dupla técnica sorprendió a todos una vez más al dejar en la banca a Lorenzetti, quien fue capitán en el pleito anterior, por eso resulta insensata la explicación de Castañeda cuando adjudica la remontada final sólo al espíritu de lucha: aquello se logró gracias a los cambios y nada más. El discursito barato y romántico ya se gastó, el cariño hacia la U debe manifestarse con acciones juiciosas, y esto va de rey a paje. Ya basta de sofistas de ocasión y de poetas rancios y embusteros.
El primer gol de Iquique surge debido a que el mediocre Lorenzo Reyes soltó a Ramos para perseguir la pelota como quiltro ansioso. En el segundo gol, en tanto, demostró nuevamente su mórbida lentitud y se limitó a dar manotazos sin sentido. Este jugador no aporta nada y es inconcebible que la dupla técnica lo mantenga en la oncena titular. Por tal razón, fue muy importante la reaparición de Sebastián Martínez, a quien le sirvió estar en la banca por un rato. Su presencia enriquecerá la formación inicial con gente de la casa. La pregunta es: ¿se atreverán a sacar a Reyes y a incluir a Martínez en su lugar? Esta interrogante revela el grado de insensatez que impera en la dirección técnica.
Monzón por fin realizó lo que tenía que hacer desde que llegó: desbordar y centrar hacia atrás, fuerte y por abajo. ¿Era tan difícil? Esto mismo debe ejecutar Beausejour cada vez que juega. Por cierto, los centros por arriba no sirven, pues los delanteros azules son de plumavit.
Como si no bastara con la mediocridad de estos últimos dos años, ahora la U es un hospital. ¿Las razones? Algunos culpan al cuerpo técnico anterior y otros al actual. Como sea, la dupla Castañeda-Musrri debe demostrar más carácter y relegar a quienes ya no rindieron: Vilches, Jara, Reyes, Mora y Fernández. Monzón y Beausejour tampoco han respondido.
¿Qué esperar ahora? Que termine el semestre sin que la U adorne el fondo de la tabla. A eso hemos llegado, gracias al liderazgo autocrático e insustancial de Heller, el dueño del circo.
Es imposible cerrar este artículo sin mencionar a los simpatizantes, hinchas o cómo se les quiera llamar: en medio de una de las peores campañas de la historia del club, llenaron el Estadio Nacional de manera conmovedora.
Al fin y al cabo, la U siempre ha sido sostenida por su gente y por algunos jugadores, nada más. El resto son aves de paso.


martes, 1 de noviembre de 2016

Everton 2 – Universidad de Chile 2

La U sigue siendo el peor equipo del campeonato y en este pleito quedó demostrado, el rendimiento individual es espantoso y el cuerpo técnico es irresoluto y contradictorio: en el partido contra la UC descartó a Lorenzetti -el único mediocampista que realmente juega- y ante Everton apareció como capitán. ¿Qué pasó? ¿Le tuvo miedo a la UC y prefirió volantes toscos o recién ahora se dio cuenta de que el rosarino es imprescindible en una oncena que tiene puros patas de palo en la zona media?  
Por si fuera poco, debe arrastrarse un vicio insoportable que es propio de los equipos chicos: los azules no son capaces de mantener un gol a favor ni siquiera 5 putos minutos.
La U tiene un plantel sin jerarquía y no se ve una evolución en el corto plazo; definitivamente, gente como De Paul (no tiene fuerza en las piernas, es mejor Espinoza), Jara (es ordinario y trata de jugar lo menos posible, por eso se hace expulsar), Vilches (es malo de frentón), Monzón (otro hediondo), Beausejour (otro que juega a media máquina), Reyes (flojo y malo), Fernández (flojo) y Mora (flojo) no son aporte, y a eso deben sumarse los discretos Zacaría, Rodríguez, Carmona, los dos Leiva, Martínez y Schultz.
Lo más cuerdo sería empezar con: Herrera (Espinoza); Rodríguez, Contreras, Ramírez, Zacaría; Schultz (Martínez) y Ureña; Lorenzetti y Maturana (Juan Leiva o Carmona); Briceño y Taiva. El resto puede comer pasto tranquilamente.
En cuanto al rival, reiteró el anti-fútbol que enseñó la UC: sus delanteros se dedicaron a magnificar faltas durante los 90 minutos y, nuevamente, violaron el ya prostituido fair-play. Por algo los equipos chilenos no pasan la primera fase de ningún torneo continental.


   

Copa Chile: Universidad de Chile 3 – UC 3

En esta horrorosa llave, la dupla Castañeda-Musrri quedó en deuda y cometió los típicos errores de los entrenadores chilenos: le quitaron explosión al equipo, insistieron con jugadores que ya no rendirán y relegaron a quienes no debían. Por una misteriosa razón, repitieron el esquema que había fracasado en el partido de ida, salvo por el irresponsable y suspendido Jara, y obviamente se reiteraron las antiestéticas falencias.
Es urgente que el cuerpo técnico se dé cuenta de una buena vez que gente como Fernández y Reyes son suplentes, su rendimiento cada vez es más bajo y su presencia genera asco. Por si fuera poco, crean desequilibrio: como Reyes no marca, no corre y comete errores fatales, Shultz debe cubrir una zona muy extensa y a eso se debe que la U no quite ninguna pelota en el medio. Fernández, por su parte, pierde balones y se queda parado, provocando contragolpes y la molestia de sus compañeros. Otro que debe perder la titularidad para siempre es el impresionante Vilches: un verdadero peligro con la pelota en los pies; para más remate, perdió tres veces la marca y eso causó los 3 goles en contra y la eliminación. Ni siquiera tiene nivel para la Primera B.
La U sólo tiene dos mediocampistas que son capaces de generar juego: Maturana (lesionado) y Lorenzetti, por eso es inconcebible que este último no haya sido considerado, más aún si Castañeda fue un volante de creación. Aquello sólo demuestra tozudez e ignorancia, pues hay momentos en que todos los pases azules son errados, ¡todos! Sólo el pequeño rosarino tiene la magia para convertir los ladrillos, zapallos y escombros en un balón de fútbol.
Los dos delanteros de la U no tienen condiciones atléticas para competir y una de las pocas soluciones consiste en lanzar a Rodríguez definitivamente como puntero, pues al menos tiene cabezazo y se atreve a rematar; de esa forma, sólo se emplearía a uno de los dos vagos que hoy en día gozan de una injusta titularidad. La otra opción es acudir a Briceño y Taiva juntos, pero la dupla de estrategas no se atreverá.
Seguir insistiendo en la pobreza técnica del plantel sería reiterativo, lo que sí se puede esperar es que las señales que provengan del cuerpo técnico sean claras: los jugadores flojos deben excluirse y en la oncena titular deben estar presentes los menos malos.
La actitud de Jara y Beausejour ya es intolerable, pues está claro que sólo usan a la U como gimnasio para estar disponibles para la selección. El primero se hace expulsar apenas puede para evitar lesiones y el segundo juega todos los partidos a media máquina. La verdad es que dan vergüenza.
Sobre la UC, sólo consignar que se trata de un equipo de colisas: magnificaron faltas durante los 90 minutos y abusaron de la estúpida norma moral del juego limpio. En este sentido, Fuenzalida se tituló de farsante: se hizo el lesionado y se paró de inmediato cuando su equipo recuperó la pelota. Seguramente tomó clases intensivas en el fútbol argentino. Pobrecito.
En fin, se viene una tremenda debacle propiciada por estos dirigentes mediocres que manejan el club como si fuera una multitienda, que no consideran los códigos deportivos que deben regir y que continuan desechando las divisiones menores porque no le reportan beneficios económicos: más les conviene rotar vagabundos, pues sólo así ganan las chauchas que tanto anhelan.
En este momento, la U se asemeja a equipos europeos como el Inter y el Chelsea: clubes sin identidad que sólo son una amalgama de mercenarios poco comprometidos. Incluso, en algún instante conformaron sus oncenas prescindiendo de jugadores nacionales. Haciendo una analogía, la U hace algo parecido cuando sólo incluye a un solo jugador formado en casa: Nicolás Ramírez. Curiosamente, es el mejor defensor.
De todas maneras, hay olor a potrero.



jueves, 20 de octubre de 2016

Copa Chile: UC 2 – Universidad de Chile 0

Seguir insistiendo en las causas de esta crisis sería reiterativo; por tal razón, de ahora en adelante sólo nos remitiremos a comentar cada uno de los tristes partidos que se avecinan, si es que aquello es posible.
El pleito ante la UC puede ser muy útil para el cuerpo técnico, pues dejó muchas enseñanzas que, de ser asimiladas, disminuirán los malos ratos que hasta ahora parecen ineludibles. Por lo pronto, elementos como Jara, Reyes, Zacaría, Fernández y Mora deben perder la titularidad de forma definitiva.
El partido estaba controlado, la U agilizaba el juego y la UC sólo se replegaba en campo propio. La táctica del local consistió en esperar el error y salir rápido, lo que en definitiva aconteció… En una exhibición de carencia técnica realmente patética, Zacaría sirvió mal el corner y, pese a que el balón le quedó nuevamente servido, reiteró su error generando un asco sin precedentes. De esta ordinariez surgió el contragolpe que terminó con la “faltita” estúpida de Jara, celosamente cobrada por el indio Polic. Aquí hay que aclarar dos cosas:
  1. Efectivamente, Jara fue a chocar a Fuenzalida, pero éste aprovechó de exagerar y de desmayarse como yegua.
  2. Polic pudo haber cobrado cualquiera de las dos cosas: el empellón o el piscinazo; obviamente -acorde a su naturaleza yanacona- optó por lo primero, aduciendo un agarrón al cuello que jamás existió.
Gonzalo Jara, por su parte, enseñó una falta de tino propia de principiantes, pues bastaba cruzar el brazo por delante del adversario para así ahogarlo contra la línea de fondo. El zaguero anduvo mal desde el principio, sobrándose en la salida y lanzando pelotazos sin destino; de hecho, coronó su hediondez con una expulsión estúpida en la que Polic otra vez mostró todo su entusiasmo: en un clásico, es ridículo condicionar con una amarilla por reclamos a un jugador y más aún en el primer tiempo. En definitiva, el incidente que afectó el resultado es una conjugación entre la necedad del defensa y la sospechosa meticulosidad de Polic, el indio vaca. Como sea, la deplorable actuación del seleccionado nacional reveló que debe partir de la U al finalizar el torneo. Tal como dijo un gran amigo: “mientras más importante es el partido, más la caga Jara”. Por ahora, tendrá que adornar la banca junto a los otros paquetes que trajo el cabrón ignorante de Heller.
De todo lo anterior surgen las primeras dos lecciones para Castañeda y Musrri: Zacaría y Jara deben estar en la banca y quienes tienen que ocupar sus puestos son Lorenzetti y Nicolás Ramírez, respectivamente.
Otro asunto que viene rondando a la U desde hace mucho tiempo es la fétida conformación de la delantera: si en un momento Rubio y Ubilla daban náuseas, el desempeño de Fernández y Mora causa arcadas, indigestión y pediculosis. No es posible hallar en Chile dos jugadores más cobardes, flojos y poco comprometidos que este par de patanes. Es preferible acudir a Briceño y Taiva, quienes tienen más envergadura física y ambición. ¿Se atreverá el cuerpo técnico? Más le vale, pues de lo contrario la U no marcará un gol nunca más.
Otro jugador que debe abandonar la oncena titular con urgencia es el funesto y perezoso Lorenzo Reyes, un mediocampista mediocre que no corre, no marca, no habilita, no cabecea, no sabe tirar al arco, no pega, etc., etc., etc. Fue el responsable directo del segundo gol que, prácticamente, ha definido la serie. Al parecer, nadie le enseñó que jamás se despeja hacia el medio y menos pegándole con el diario. Su aporte ha sido nulo. Castañeda y Musrri tendrán que jugar con dos volantes de quite si no quieren terminar últimos en la tabla y esos hombres son Shultz y Ureña, quienes al menos tienen pierna fuerte y corren durante los 90 minutos.
Este es el momento en que la U debe reorganizarse: contra la UC sólo estaba presente un jugador formado en el club (Nicolás Ramírez) y eso no puede ser. La dirigencia tiene que recuperar a todos los muchachos que ha mandado torpemente a préstamo, pues aportarían más que los simios que han llegado desde otros clubes y que sólo opacan la identidad. Los extranjeros también deben limitarse y, además, tienen que provenir principalmente de Uruguay o Paraguay, tierras en las que se juega con sangre en las venas y no con aserrín. En fin, para vencer a la UC se necesitará un milagro, pues se cuenta con uno de los peores planteles del último tiempo. Curiosamente, también es uno de los más costosos. 

lunes, 17 de octubre de 2016

Universidad de Chile 0 – O’Higgins 0

En este abominable partido, la impericia llegó al paroxismo: durante el primer tiempo la U tuvo el dominio casi exclusivo, pero los rancagüinos se crearon las ocasiones más claras; en el segundo tiempo, las “incorporaciones” se farrearon goles de manera inconcebible.
Es cierto que la dupla Castañeda-Musrri recibió un plantel mediocre y que, dentro de todo, juega bastante más que el engendro dirigido por Beccacece; sin embargo, ya es hora de que el actual cuerpo técnico se atreva a tomar decisiones más severas. Ya dio claras señales de que puede hacerlo, no en vano dejó a Fernández y a Martínez en la banca, pero aún falta más depuración: Rodríguez es un fantasma, Reyes es un zombie y Mora es un muerto, no deben ser titulares.
Ayer quedó al desnudo la ineficacia de dos delanteros absolutamente apocados que ni siquiera están en condiciones de pelear un balón dividido, cosa que al menos Leandro Benegas sí podía hacer, pese a todas sus limitaciones. Fernández y Mora no existen: el primero es una gallina estéril que al parecer no puede jugar bien sin doping y los dos goles que desperdició fueron impresentables, y el segundo representa todo lo contrario de lo que debe ser un 9 de área: es enclenque y decide con cobardía, ayer se graduó de pusilánime y en una jugada profunda en la que se llegaba con superioridad numérica prefirió el corner en lugar de encarar. ¿Qué se puede decir de Briceño? Absolutamente nada, pues es un juvenil que viene llegando y que por lo menos ayuda en la marca, aún debe crecer y, en estricto rigor, es preferible que jueguen él y Taiva en lugar de los dos calzonudos nombrados con anterioridad. En cuanto al resto, sigue siendo Lorenzetti el más importante; De Paul, Contreras, Vilches y Shultz cumplieron; y Beausejour, Leiva y Zacaría no gravitaron.
Lo más odioso es que de no ser por De Paul y Vilches, la U hubiera perdido un pleito que debió haber goleado. El panorama es horrible y probablemente se pelee el descenso por segundo año consecutivo, pues esta es la realidad del equipo y nadie quiere reconocerlo: estamos presenciando el gran fracaso de Heller y Cía. Para más remate, deben jugarse dos clásicos con la UC por Copa Chile y así como se ve, no hay ninguna posibilidad de que esta oncena logre imponerse; de hecho, es probable que haga el loco.
¿Qué se puede hacer? Simple, esperar que la U no finalice el torneo en el último lugar para que en el próximo no tenga que lidiar con la pérdida de categoría; limpiar el plantel por enésima vez cuando termine el semestre; esperar que retornen algunos jugadores que, misteriosamente, ahora se destacan en equipos de menor convocatoria (Vidal, Benegas, Valencia y Espinoza, por ejemplo); que vuelva Guzmán Pereira desde Peñarol (por desgracia, el brillante Heller perdió a Corujo); que se integren al primer equipo muchachos de las divisiones menores, en desmedro de los paquetes que ya no rindieron; que Azul Azul organice una gerencia deportiva cuerda que le suba el pelo al plantel (a la U no pueden llegar ni colisones ni giles que no saben parar la pelota); que el actual cuerpo técnico sea más riguroso y que, por ejemplo, le dé más minutos a Ureña en lugar del flojo Lorenzo Reyes, etc., etc., etc.


domingo, 2 de octubre de 2016

INDIOS 2 – UNIVERSIDAD DE CHILE 0: la vergüenza del año

Hoy día los indios se farrearon la oportunidad de vengar las goleadas que le propinó la U del 2012: los azules fueron una sombra pusilánime, desaparecieron de la cancha después del primer gol y ni siquiera intentaron luchar para cambiar su suerte. Dieron la impresión de que no les importaba perder; es más, de que no les importaba nada. El segundo gol resume aquello: ¡a los 28 segundos! ¡28 segundos! ¡Qué concentraditos entraron a dar vuelta el partido! ¡Una vergüenza! Si no hubiera sido por el gran segundo lapso de Herrera, el partido terminaba 5 a 0 tranquilamente (sólo por eso se le perdona la idiotez del primer gol). Poco se podía esperar de un plantel armado por un imbécil, pero al menos se aguardaba cierta dignidad. En fin, la oncena está plagada de ganapanes indolentes que hoy quedaron al desnudo y es de esperar que este semestre pase rápido para así dejar de comer vidrio.
El cuerpo técnico planificó mal el encuentro, pues fracasó en el diseño del mediocampo: el cuarteto Martínez, Reyes, Beausejour y Lorenzetti no funcionó: el rosarino no puede estar a cargo de la creación de manera solitaria, pues basta que el rival disponga de dos agentes similares en esa zona para generar desequilibrio y cargar la balanza a su favor. Como el fútbol consiste en causar superioridad numérica en cada sector, este fue un error demasiado básico y da la impresión de que, para variar, se requerirá de un nuevo DT cuando finalice el semestre.
Ahora bien, ¿quién puede acompañar efectivamente a Lorenzetti? Esa área no se reforzó, sólo están disponibles Maturana y Carmona, y ya sabemos que el primero estaba lesionado y que al segundo le faltan dos litros de sangre. Para más remate, se decidió dejar en la banca a Juan Leiva, el único refuerzo que ha mostrado pierna fuerte y espíritu de lucha. Al no estar Maturana al 100%, era él quien debía asociarse con Lorenzetti. 
Otro de los jugadores que ha decepcionado profundamente es Lorenzo Reyes, de quien se esperaba un rendimiento similar al del gran Charles Aránguiz. Por desgracia, hay una enorme diferencia entre uno y otro: Reyes es un pecho frío que no se compromete con sus compañeros, que no le quita la pelota a nadie y que cuando la tiene, la entrega mal. Ni siquiera posee remate de distancia. Sebastián Martínez tampoco anda muy bien que digamos, aunque hoy día fue uno de los pocos que peleó de verdad. Bascuñán lo marcó con una tarjeta amarilla tempranera que condicionó su presencia en la cancha.
Cuando hay jugadores que llevan más de un semestre desempeñándose de manera mediocre, su porfiada inclusión ya es responsabilidad del cuerpo técnico: Matías Rodríguez y Fabián Monzón deben ser suplentes, la actuación de ambos dio vergüenza ajena y fueron culpables de la mayoría de las llegadas en contra. Ninguno de los dos marca, ninguno de los dos tiene capacidad de retornar rápido a su posición, ninguno de los dos termina bien la jugada y ambos insisten en lanzar pelotazos sin sentido que sólo causan contragolpes. Monzón no debe ser incluido jamás en la oncena titular: el primer gol surgió a partir de su estupidez (regaló un corner ridículo por tratar de hacer un lujo) y en el casi gol de Fierro se quedó parado en la mitad de cancha. Por otra parte, no tiene capacidad aeróbica, no sabe ejecutar las pelotas paradas y no tiene cabezazo. Por el lado de Rodríguez debe jugar Contreras y por el de Monzón debe hacerlo Beausejour. No hay más. Éste último, por cierto, pesó menos que un paquete de cabritas.   
En cuanto a la dupla de centrales, ya se vio a mediados de semana que funciona mucho mejor la que conforman Jara y Nicolás Ramírez; sin embargo, al seleccionado nacional habrá que enseñarle modales para que no lo suspendan cada vez que juega. Es inconcebible que un tonto viejo sea tan irresponsable. Vilches, en tanto, enseñó toda su pobreza técnica y estuvo a punto de ocasionar el tercer gol por reventar una pelota de manera ordinaria. Debe estar en la banca tomando mate con Rodríguez y Monzón.
En lo que concierne a los delanteros, Briceño es un joven que aún está en formación y lo de Fernández es un asco: no ayuda a nadie, no aguanta el balón, no corre y no traba la pelota. Tuvo el empate terminando el primer tiempo y definió mal. Este personaje debe dejar la U con urgencia porque es un flojo de mierda. Las otras alternativas en delantera son Ubilla, Mora y Taiva, vale decir que la ofensiva tampoco se reforzó cabalmente.
Castañeda y Musrri deben tomar medidas drásticas, descartar a quienes el día de hoy hicieron el loco e incluir a los que aún no han contado con una oportunidad concreta. Es hora de darle más minutos a Shultz y a Ureña, por ejemplo, pues al menos garantizan algo más de pierna fuerte.
Sabemos que los simpatizantes azules están molestos y que aquello no acontece por el hecho de haber perdido, sino por la forma en que esto ocurrió: indecentemente. Ya lo hemos afirmado hasta el cansancio, la responsabilidad de este instante mórbido recae en Azul Azul, una concesionaria que no supo administrar el triunfo y que en lugar de reforzar el plantel lo ha ido debilitando semestre a semestre. ¿Habrá alguien que hoy no haya extrañado a José Rojas, a Osvaldo González, a Corujo y a Pereira? Incluso jugadores discretos como Valencia, Ortiz y Benegas hubieran aportado más. Heller se dejó embaucar, no razonó, creyó en un imbécil y se deshizo de emblemas que al menos tenían vergüenza deportiva. Hoy en día, la Universidad de Chile es una legión moribunda compuesta por argentinos indolentes y chilenos anodinos, una caterva amorfa que personifica la incompetencia, la pereza y el desafecto. Este plantel no se merece a la hinchada la U. 
    


       

jueves, 29 de septiembre de 2016

COPA CHILE: UNIVERSIDAD DE CHILE vs IQUIQUE

El verdadero problema de la U se manifestó en el triunfo ante Palestino: el plantel está muy mal conformado porque tal tarea estuvo a cargo de un inepto al cual Heller le rindió pleitesía. Se fue gente que era un aporte concreto, hay un absurdo exceso de volantes de quite y faltan mediocampistas de creación y dos delanteros de peso. Con esto debe lidiar el nuevo cuerpo técnico y la tarea, obviamente, no es fácil. Además, hay jugadores cuyo nivel está muy bajo y otros que, sencillamente, ya no rendirán. En resumen, cuando finalice el semestre, el plantel deberá depurarse por enésima vez, lo que reflejará nuevamente el fracaso de la política de contrataciones de Azul Azul. A esta altura, debieran primar los jugadores formados en casa y, en lugar de ello, el equipo se ha convertido en una vitrina de costosas decepciones. Tal descalabro origina que se viva una constante transición, lo que a su vez impide la estructuración de una oncena estable que consolide un estilo de juego y que obtenga títulos de manera regular.
Así las cosas, se debía salvar la llave de octavos de final contra Iquique, un conjunto que sí tiene continuidad; de hecho, es el puntero del torneo oficial. El cuerpo técnico ejecutó varios cambios: entró Herrera; la dupla Vilches-Contreras cedió ante la de Jara y Ramírez; en el medio jugaron Martínez, Schultz, Leiva y Zacaría; y en delantera estuvieron Fernández y Taiva. De no mediar fallas puntuales, el pleito se hubiera ganado sin sobresaltos, pero en fin, se deberá tolerar cierta inestabilidad hasta fin de año.
La U comenzó muy bien y de inmediato hubo un cambio positivo respecto del atolondrado proceso anterior: se ve un equipo más seguro en el que nadie abandona sus posiciones; salvo en señor Monzón, quien en los dos goles de los nortinos enseñó todas sus falencias: en el primero se quedó parado en la mitad de cancha mientras le ganaban su zona y en el segundo ni siquiera saltó a cabecear. Por otra parte, desperdicia los balones detenidos, lo que supuestamente dominaba a la perfección: anoche dejó un tiro libre en la barrera y en ella sólo había dos jugadores. Desde que se fue Eugenio Mena, jamás se tuvo un lateral izquierdo importante.
Promediando el primer tiempo, los azules perdieron la pelota y eso ocurrió porque no estaba Lorenzetti: el equipo se desordena sin él y comienza el festival de sandías, melones y zapallos. No puede ser que el buen trato de balón dependa tan sólo de un jugador y aquello confirma el pésimo diseño del plantel. Con la ausencia de Maturana, la imprecisión creció aún más. Una lástima que no haya vuelto Marino, más aún si lo tuvieron a mano todo el año. Él hubiera colaborado mucho con la exactitud que se requiere en la zona media.
En el segundo tiempo, la U ganó agilidad con el ingreso de Carmona, quien debe aprovechar la llegada de este cuerpo técnico sí o sí. De sus pies salieron los dos goles que, aparentemente, cerraban el cotejo. Sin embargo, en la definición a penales exhibió toda la displicencia de la que se tiene que librar; de lo contrario, será un eterno reemplazante u otro de los tantos jóvenes que refuerzan a los rivales.
Como ya se indicó, las anotaciones de los iquiqueños se debieron a fallas ostensibles del costado izquierdo, aunque también debe señalarse el bajo rendimiento individual que obstaculiza la consecución de victorias más serenas:
  • Rodríguez está pasando un muy mal momento y tal vez tenga que ceder su puesto un par de semanas para que resucite; de hecho, el gran desempeño de Nicolás Ramírez puede posibilitar la incorporación de Contreras en su lugar.
  • Monzón no es un refuerzo y gasta un cupo extranjero gratuitamente.
  • Martínez debe recuperar el nivel de manera urgente, pues en su zona sobran las variantes y puede quedar condenado a la banca o a un eventual préstamo.
  • Leiva es un jugador que aporta fuerza y compromiso, pero tiende a desordenarse demasiado. La tarea de Castañeda y Musrri es darle funciones específicas para que no se disperse tanto.
  • Fernández es un jugador frío que no se compromete con sus compañeros, el gol del empate surge debido a que esta “estrella” no quiso trabar un balón. Su única salvación será tener actuaciones memorables en los clásicos que se vienen; de lo contrario, puede volver a Argentina tranquilamente.
Tal como se preveía, lo que queda de torneo sólo garantiza estrés y sufrimiento, todo gracias a Azul Azul. Al menos ya no hay farsantes en el cuerpo técnico.
Respecto del partido con el eterno cafiche, es de esperar que los llantos de rata que han entonado no pesen en el arbitraje; pues la treta, a pesar de ser muy vieja, ya les ha dado frutos podridos con anterioridad. Pierna fuerte, velocidad, concentración y remate al arco, con eso se puede derrotar a estos sinvergüenzas.       


domingo, 25 de septiembre de 2016

Universidad de Chile 1 - Palestino 0

Hasta la semana pasada, la realidad del equipo era muy compleja: no tenía ideas, sólo obtenía malos resultados y enseñaba un bajísimo nivel táctico. El cambio del cuerpo técnico ayudó a descomprimir el camarín. Se observó una energía renovada y continuó la tónica de cada año: la gente apoya y está presente en los buenos y en los malos momentos.
En lo futbolístico, se le ganó a un equipo difícil que en el primer semestre le había dado una lección de futbol a los azules. La U esta vez fue práctica e hizo lo que un cuadro en momentos arduos debe realizar: analizó al rival, eligió con buen criterio los jugadores y los ubicó en puestos en los que tienen experiencia. En otras palabras, no inventó nada y tampoco forzó decisiones extrañas. El cuerpo técnico mostró la experiencia necesaria para conseguir una victoria que estaba esquiva.
La U jugó ordenadamente, armándose de atrás para adelante, sin grandes discursos ultra ofensivos: entendió que primero se requiere la seguridad defensiva para posteriormente llegar al área adversaria.
Monzón y Matías Rodríguez subieron el nivel que venían mostrando; por otra parte, se alineó a Lorenzetti como el acompañante de Lorenzo Reyes, lo que generó un mejor manejo del balón cuando era recuperado.
Se sigue esperando más de Fernández y de Zacaría, quienes no tuvieron el protagonismo necesario y se diluyeron con el correr del partido. Muy buen encuentro de Mario Briceño.
En síntesis, se volvió a la victoria en un momento muy complejo y es muy importante darse cuenta de que una golondrina no hace la primavera: la última vez que se halló el triunfo, se pensó que ya había pasado la tempestad y, de pronto, retornaron las derrotas ridículas. El equipo debe aprender de este momento y trabajar con más fuerza para posicionar al club en el lugar que se merece.
Buen debut de los hermanos Castañeda y de Musrri, quienes al estar identificados con la institución adquieren más peso inmediatamente. Es de esperar que este sea un cambio de rumbo.

Los jugadores, uno a uno:

Fernando De Paul: debutar en la U es difícil, más aún si se debe reemplazar a Herrera. De Paul lo hizo de excelente forma, mostró tranquilidad y sólo dudó una vez, salvando la situación con un manotazo que no rifó. Además, también en el segundo tiempo, tapó un difícil tiro cruzado. Es un buen reemplazo para el arco azul.

Matías Rodríguez: era el encargado de abrir la cancha por la derecha y durante el primer tiempo no tuvo un buen rendimiento, en el segundo se vio más activo y tuvo una llegada en la que se apuró en rematar. Debe ser más protagonista, por ser un referente del plantel y porque se vienen dos desafíos que definirán el semestre.

Alejandro Contreras: de la pareja de centrales es el más eficiente. Había tenido altibajos en los últimos partidos, pero hoy fue más sólido y constante. Estuvo rápido y enseñó un buen juego aéreo. Tuvo un excelente cruce cuando Benegas estaba solo frente al arco. No se vio superado como en otros pleitos y cumplió.

Christian Vilches: de irregular partido, si bien se maneja de buena manera en el juego aéreo, persisten sus errores en la entrega y comete fallas groseras cuando debe medir los cruces y cuando hace retroceder el balón. Estos errores generaron las llegadas más peligrosas de Palestino. Cada vez suena con más fuerza la inclusión de Nicolás Ramírez en este puesto.

Fabián Monzón: en los últimos dos partidos ha mostrado mejorías ostensibles. Si bien en el primer tiempo estuvo dubitativo, en el segundo se vio más concentrado y mejor posicionado en la marca. No gravitó en ofensiva, pero fue capaz de detener varios ataques. Cumplió en esta ocasión, pero debe mejorar para adueñarse de la titularidad. Lanzó el tiro de esquina del que salió el gol de Briceño.

Lorenzo Reyes: tiene buen despliegue físico, hoy corrió y se mostró activo; sin embargo, ha bajado su nivel. Se vio con dificultades para administrar el balón y realizó faltas innecesarias. Me parece que el trabajo que pueda realizar el cuerpo técnico para una mayor conexión con Lorenzetti traerá buenos resultados. Aún así, es un titular indiscutido.

Gustavo Lorenzetti: buen partido del “duende”, capitaneó al equipo y se desempeñó como volante mixto, corrió toda la mitad de cancha y supo manejar de buena forma el juego cuando debía organizar los ataques. Aporta con salida limpia y al pie. Cometió varias faltas tácticas, algunas de las cuales fueron importantes para cortar la salida de Palestino. De lo mejor del equipo.

Jonathan Zacaría: de muy bajo rendimiento, no se mostró y le faltó acompañar los ataques. Está en deuda si quiere ser una real alternativa en esa posición. Hoy su banda no aportó y estuvo un poco más participativo defendiendo. El gol perdido después del pase de Fernández lo encasilla entre los de más bajo rendimiento. Beausejour debiese ser el titular indiscutido.

Nicolás Maturana: muy participativo en ataque y de buena movilidad. Creó las mejores opciones por la banda derecha. Demostró personalidad y corrió más que en otros partidos. Se retiró lesionado.

Gastón Fernández: está al debe en su rendimiento. Se nota su calidad técnica, pero le falta mayor compromiso con la explosión del ataque. Por momentos pierde balones con displicencia, lo que resulta inconcebible tras el delicado momento de la U. Tiene que mejorar mucho.

Mario Briceño: de lo mejor de la oncena. Se mostró muy activo, tuvo una entrega loable y gran despliegue físico. Corrió y pidió pelotas, se instaló entre los centrales y lo hizo de buena manera para inquietar a la defensa rival. Anotó su primer gol oficial por la U. Futuro promisorio para este joven valor. Felicitaciones.

Cambios:

Juan Leiva: entró por Maturana y trabajó fuertemente desde su ingreso. Siempre le aporta al equipo. Hoy no tuvo mucha injerencia ofensiva porque entró a defender.

Franz Schultz: entró por Lorenzetti y no lo hizo concentrado. Estuvo ausente, pero con el correr de los minutos adquirió más seguridad y quitó balones con propiedad. Al parecer, no se ve cómodo en el centro de la cancha.

Fabián Carmona: ingresó por Fernández. Estaba borrado del primer equipo. Un buen aporte por su capacidad de gol. Su inclusión es un punto a favor de Víctor Hugo Castañeda. Es un jugador que posee buenas características para ganarse un lugar en la ofensiva. Es de esperar que sume más minutos.

Por Cristóbal Cornejo Sánchez



viernes, 16 de septiembre de 2016

Supercopa: el fin de una era

La dirección autocrática de Heller fracasó y convirtió a la U en el peor equipo del fútbol chileno después de haber sido hace 5 años el mejor de Sudamérica. Y aquello es lógico: ningún club resiste dos años jugando a nada. ¡Dos años!
Obedeciendo a un razonamiento infantil, Azul Azul creyó que el logro del período 2011-2012 (un tricampeonato nacional más un trofeo continental) podía replicarse tan sólo con dinero. La mentada y exitosa fase fue producto de un trabajo que comenzó Salah, que impulsó Markarián y que sostuvo Pelusso: el equipo que recibió Sampaoli era semifinalista de Copa Libertadores y el casildense, al momento de partir, lo dejó en idéntica condición. El factor en común de aquellos años era la presencia de jugadores formados en casa y, por lo tanto, más identificados con la institución. Por otra parte, los refuerzos eran menos numerosos, pero de calidad: Montillo, Olivera, Villalobos, Matías Rodríguez, Osvaldo González, Estrada y Victorino, entre otros.
Después de aquel ciclo, comenzó el desfile de entrenadores ineptos, la contratación de refuerzos de pacotilla y los episodios de indisciplina que contaron con la subvención de los dirigentes; por ejemplo, se contrató a Suárez después de que se enfrascó en una pelea a botellazos a las 3 de la mañana, en un local nocturno y estando lesionado. En resumidas cuentas, Azul Azul se encargó de bajarle el pelo al plantel y de aceptar la inclusión de pungas retardados en lugar de contratar de manera cualitativa y de fomentar la promoción de los muchachos de divisiones menores. Tal vez esto último haya sido el único mérito de Darío Franco, junto con ganarle la Copa Chile a la UC. La dirigencia es responsable de poseer una generación perdida que, para más remate, refuerza a los adversarios, vaga en la suplencia de equipos foráneos o fueron vendidos atolondradamente: Duma, Santander, Christian Bravo, Valber Huerta, Cerezo, Grunwald, Solís, Velázquez, Cristóbal y Sergio Vergara, Leyton, Lichnovsky, Ángelo Henríquez, Nazareno Solís y un largo etcétera.
La nueva derrota ante la UC confirma un hecho que realmente entristece: la U ni siquiera es un equipo de primera división y sólo se mantiene en la categoría porque siempre hay un par de equipos aún peores. De lo contrario, ya se estaría en los potreros. ¡Y con un plantel millonario!
En cuanto al partido, Beccacece volvió a confirmar su ignorancia: la U es un equipo desordenado que improvisa absolutamente todo, que no aprende de sus errores, que regala goles inconcebibles y que saca de quicio, sobre todo por la maldita manía de salir jugando cuando no corresponde: los dos goles en contra son el resultado de perder la pelota en esa circunstancia. Los jugadores se ven incómodos, impotentes y confundidos. Hoy más que nunca se necesita la presencia de un DT experimentado que ponga orden en esta chacra vergonzosa. Vamos por parte:    
  1. Es increíble que la U no explote el ala derecha: para ello basta ubicar a Contreras como lateral y a Rodríguez como volante. Actualmente, el argentino debe recorrer una zona demasiado vasta y llega reventado, tanto a marcar como a finalizar la jugada. Otra alternativa es mantenerlo como lateral y delante de él ubicar a Schultz, para así dejar definitivamente a Contreras como zaguero central derecho.
  2. No se entiende la inclusión de Yerko Leiva en una final, si ni siquiera se lo ha considerado en la oncena que disputa el torneo cada fin de semana. ¿Cuál fue la idea? ¿Sorprender al rival? Esto fue una imbecilidad sin nombre; además, el muchacho aún no posee condiciones atléticas y, por lo mismo, necesita un trabajo de musculación serio.
  3. Si la dupla Vilches-Contreras no funcionó contra Cobresal, ¿por qué la reiteró contra la UC y más encima en una final? Lo lógico es que se incluya a Nicolás Ramírez, quien ya exhibió excelentes condiciones y, además, demostró la personalidad que muchos de los supuestos refuerzos no poseen. ¿Por qué hacer jugar a Contreras con el perfil cambiado? La consecuencia de esta estupidez es el primer gol de la UC: el ex Palestino esperó 4 botes antes de atacar el estúpido balón que le entregó Vilches. Beccacece aún no entiende que los zurdos deben jugar por la izquierda y los diestros por la derecha. Tiene caca en la cabeza. Por otra parte, insiste en adelantar a los zagueros centrales hasta la mitad de cancha. ¿Para qué? ¿Es el Viejo Pascuero de los rivales? Nuevamente, la UC ganó sin hacer nada, sólo se replegó y esperó el error. Tal cual lo hace cualquiera que enfrente a la U. Así de predecible es el esquema de este farsante.
  4. Sí Zacaría es un volante de marca con proyección, ¿para qué incluirlo de puntero izquierdo si, para más remate, jamás ha jugado en esa posición? ¿Y en una final? Este DT subnormal pretende estar innovando siempre en lugar de afianzar una oncena lógica que mecanice sus movimientos.
  5. Tampoco se entendió la exclusión de Maturana, pues es el acompañante natural de Lorenzetti en las funciones creativas. Para más remate, lo hace ingresar cuando quedan 20 minutos y lo incluye en la punta derecha. Un desastre.
  6. Lorenzo Reyes necesita un compañero en el mediocampo, debió ser Guzmán Pereira, pero ya sabemos lo que ocurrió con él. Por ahora, lo más lógico es que lo acompañen Zacaría o Juan Leiva.
  7. Gastón Fernández debe jugar en la entrada del área rival, pues es el único sector adonde pesa. Así y todo, es un jugador frío que no pelea ningún balón ni aguanta la marca. Mora es igualmente discreto. Las otras alternativas son los juveniles Briceño y Taiva.

Gracias a la ignorancia de Heller, a la indolencia de los dirigentes y a las estupideces de un argentino caradura, la U perderá la sana costumbre de ganar una Copa por temporada, logro que se concretaba continuamente desde el 2011. Es curioso que la racha se acabe justo el año en que se gastó más dinero. Flor de contradicción. Váyanse todos al infierno, viejos picantes.


lunes, 12 de septiembre de 2016

Cobresal 2 – Universidad de Chile 0

La U tiene un DT que no logra plasmar su supuesta idea en la cancha. De hecho, es probable que no sólo tenga una, sino varias y todas malas. Lo más llamativo es que el equipo carece de movilidad. Quien traslada la pelota no tiene opción de pase: nadie se acerca, al contrario, todos corren esperando el pelotazo o se quedan estáticos. Ni siquiera hay rotación ofensiva. Beausejour, por ejemplo, no tiene con quién hacer una pared, pues Beccacece inserta a Maturana por la derecha y excluye a Lorenzetti, los únicos capaces de devolver un balón decente y no una sandía. Y pensar que Marino estuvo entrenando con el primer equipo...
La gran oncena de la Copa Sudamericana del 2011 se caracterizaba por la gran cantidad de variantes que tenía el eventual conductor: los laterales se desmarcaban, pasaban jugadores por la espalda, los volantes se acercaban y los delanteros picaban creando diagonales profundas que arrastraban a la zaga rival. Todo eso se logra con entrenamientos que mecanizan el juego. Por lo mismo, nos preguntamos: ¿cómo cresta entrena esta U para que todo le salga mal? ¿Por qué deben gritarles lo que tienen que hacer durante todo el partido? ¿Acaso no lo saben? La verdad es que el estático esquema azul se asemeja más a las improvisadas estrategias del fútbol amateur que a un sistema táctico de un cuadro profesional. Esto da vergüenza, más aún si consideramos el dineral que se invirtió en este fracasado proyecto.    
Beccacece alineó a Monzón para soltar aún más a Beausejour, pero aquello no dio resultado porque el argentino no aporta nada y porque el seleccionado nacional, como ya dijimos, no tiene con quién asociarse; debido a eso, casi siempre retrocede. En cuanto al resto de la zaga, se insiste en achicar desde la mitad de cancha y el primer gol de Cobresal acontece debido a eso: la defensa de la U siempre está regalada y con un simple pelotazo la complican. A Vilches no se le puede criticar: es el DT quien lo expone. Como dijimos en el artículo anterior, este zaguero rinde en una línea de cuatro clásica. ¿Qué hacía en el segundo tiempo tirando centros desde la izquierda? Para más remate, la actuación de Herrera fue pobre y se vio muy pesado. De Matías Rodríguez sólo podemos decir esto: juegue bien o mal, al menos siempre pide la pelota, corre todo el partido, es valiente y llega con opciones de gol. Lo que hoy quiso hacer Beccacece por izquierda, debe hacerlo por derecha: soltar a Rodríguez de mitad hacia arriba e incluir a Contreras como lateral. Eso implica sumar a Nicolás Ramírez a la zaga. Seguramente, no se le ocurre.
En cuanto al centro del campo, al no estar Juan Leiva, resultó misteriosa la inserción de Martínez y la omisión de Zacaría, un volante con llegada y buen remate de distancia. A propósito: ¿por qué era Martínez quien sacaba los centros por la derecha? Eso comprueba el espantoso desorden que reina en la cancha. De hecho, quedaba 1 minuto para que terminara el primer tiempo y tocaban y tocaban la pelota en el medio en lugar de meterla al área contraria de una maldita vez. Martínez pasa por un momento espantoso que se ha prolongado desde el segundo período de Lasarte. Lo más cuerdo era juntar a Reyes y Zacaría, pues el ex Huachipato luce muy solitario y requiere a alguien con más potencia y despliegue a su lado. Respecto de los mediocampistas ofensivos, Beccacece aún no reacciona y sigue creyendo que Fernández es un volante de creación: el argentino es bueno en la entrada del área y sólo ahí. Los dos volantes creativos de la U son Maturana y Lorenzetti, no hay más. Hoy ingresó Yerko Leiva: es inconcebible que ningún jugador de la cantera sea capaz de rematar con peligro desde fuera del área. Continúa el misterio: ¿qué hacen en la semana? ¿Sólo juegan fútbol-tenis?           
Los delanteros son otro problema y confirman que la U se reforzó muy mal: hay una abundancia ridícula de mediocampistas de contención y en ofensiva sólo están Mora, el mentado Fernández y los juveniles Briceño y Taiba. ¿En qué estaban pensando estos brillantes dirigentes? Simple: nunca pensaron y la U no le hace un gol a nadie.
A esta ineficacia táctica deben sumarse los bajísimos rendimientos individuales: ya nos referimos a Herrera, Monzón y Martínez. Hay que sumar a Fernández y Mora: el trasandino es un indolente que evita el contacto y que no pelea ningún balón. Además del penal infantil que perdió, pudo arremeter en el gol no cobrado a la U y, en lugar de trabar, se dio vuelta. El ex Audax, en tanto, pierde goles impresionantes. Briceño le sigue los pasos.
En fin, estas dos derrotas consecutivas contra equipos que no hicieron nada constatan la crisis azul y la peligrosa tozudez de unos dirigentes que, al parecer, sólo son buenos vendiendo calzones chinos.


miércoles, 31 de agosto de 2016

LA DERROTA CON LA UC

Antes del partido con la UC, el periodismo deportivo criollo parodió a Jesús y revivió a la Universidad de Chile basándose en los dos triunfos anteriores: el mentiroso 4 a 2 sobre San Luis y el ilusorio 3 a 1 sobre la U de Concepción. En el artículo anterior indicamos, efectivamente, que estas victorias habían sido bastante accidentales. Por tal motivo, pese a este vano intento de resucitación, quienes hemos seguido la triste campaña de Beccacece no nos dejamos engañar y sabíamos que, probablemente, el DT no sería capaz de sacar la tarea adelante. Por desgracia, así sucedió y ahora nuestra antojadiza prensa deportiva resucita a otro muerto: Mario Salas. Al parecer, los paladines de las comunicaciones tienen una debilidad por las técnicas de reanimación y desean emular los insólitos milagros del Mesías. Sin embargo, en el universo del fútbol los muertos no resucitan jamás: las cosas se hacen bien o se hacen mal, así de simple, y la U las hecho mal hace más de cuatro años.
Vayamos al partido.
  • Desde el comienzo fue mal planteado, no en vano la UC casi anotó antes del minuto. Idéntica idiotez aconteció con Antofagasta. ¿Qué ocurre entre los dos zagueros de la U? Este maldito infierno acontece desde los tiempos de Lasarte y aún no hay una solución: defensa mal parada, desconcentrada y frágil que en cualquier momento puede ser batida. Con un pelotazo vaca basta y sobra. Azul Azul debe subirle el pelo a la dirección técnica, de lo contrario este circo continuará para siempre.
  • Vilches es un defensa tradicional y, por lo tanto, siempre rendirá más en una línea clásica de 4 zagueros. Sacarlo del área es asesinarlo y mandarlo a achicar hasta la mitad de cancha es una tremenda idiotez, pues para eso existen los volantes. Un técnico como Markarián jamás cometería ese error.
  • Otro yerro que un DT calificado no ejecutaría es hacer debutar a un tapón que quería desechar y justamente en un clásico: Ureña se vio muy incómodo, impreciso y, por lo mismo, se ganó una amarilla a los 5 minutos del primer tiempo.
  • Por si fuera poco, se insistió con Maturana por la derecha y con Fernández enganchado, en lugar de introducirlo al área contraria. Es muy fácil marcar al argentino cuando juega de media punta.
  • La presencia de Lorenzetti era una obligación, pues sólo él y el mentado Maturana son capaces de agilizar el juego con toques de primera y, por lo mismo, podrían enriquecer las subidas de Beausejour y Rodríguez.
  • Con un mediocampo mal parado es bien poco lo que se puede hacer. La U se vio lenta, predecible y daba la impresión de que sólo se dedicaba a improvisar. Fue una oncena tosca y desequilibrada que salía a pelotazos, sin generar juego. Quedó al desnudo la confusión de un DT que no ha logrado componer movimientos mecanizados, pese a que ya estuvo un semestre a cargo del equipo: la U sólo llega al arco rival debido a intentos individuales.
  • En cuanto a la UC, su comienzo fue más vivaz y ágil: salió a apretar arriba y de inmediato abría el juego hacia las puntas; sin embargo, a los 10 minutos del primer tiempo se replegó definitivamente para sólo dedicarse a contragolpear. Una vez en ventaja, hizo tiempo con descaro a través de Toselli y Álvarez. En suma, replicó el libreto de los equipos de provincia que enfrentan a la U en el Nacional: dos líneas de 4, molestar la salida y se acabó. Con eso basta para liquidar a Beccacece.
  • Los goles fueron una comedia: es inconcebible que no se haya protegido el primer palo y lo es aún más si, luego de recibir un gol ridículo debido a ese desliz, ¡se hace lo mismo en el siguiente corner en contra! ¿Qué cresta hace este DT en la semana? ¿Qué tienen en la cabeza los jugadores? Por otra parte, es cierto que Vilches se equivoca en el segundo tanto, pero Jara también: un defensa central nunca debe tirarse dentro del área si tiene al rival de frente, sólo puede hacerlo si es que debe cazarlo desde atrás. Además, un jugador de su experiencia no puede arriesgar una expulsión en un clásico por lanzar escupitajos y repartir charchazos sin sentido. Eso es de principiante. En cuanto al penal, pese a los rebuznos de Mauriziano, la falta se cobró al revés: es claro el foul de Castillo sobre Vilches. En esta jugada, el árbitro Tobar premió al tramposo. También fue claro el penal de Álvarez en contra de Matías Rodríguez, que quedó sin sanción.
  • En el segundo tiempo la UC ya reventaba la pelota desde el minuto 49 y prácticamente paró dos líneas de 5, estrategia lógica por cuanto la tarea ya estaba realizada y Salas no se quiso arriesgar. Mora perdió dos goles en 6 minutos y deberá estar en observación: si su especialidad son los tantos intrascendentes, no sirve para la U. Esta alza en ofensiva fue producto del ingreso de Lorenzetti por Ureña, tema que acabamos de abordar; sin embargo, demostrando su falta de jerarquía, Beccacece decidió sacar de la cancha a Maturana cuando se cumplía una hora de partido. Lo cuerdo hubiese sido abrirlo por la izquierda junto a Beausejour. Briceño ingresó sólo a chocar. Pero en fin, este DT no sabe nada de nada y se enreda y se enreda y se vuelve a enredar.
  • Corujo y Pereira estaban pintados para este partido, pues se requería pierna fuerte e intensidad. Otra burrada que la dirigencia le subvencionó a Beccacece.

Ahora nos referiremos a Mauriziano, quien se cansó de mentir durante la transmisión:
    1. Aseguró que la UC sobrepasó a la U “en todos los sectores del campo”: falso, la UC sólo se dedicó a contragolpear desde el minuto 10 del primer tiempo y sus goles fueron fortuitos. De hecho, la U tuvo dos ocasiones muy claras, una de Fernández y otra de Maturana.
    2. Luego, completamente ciego, indicó que “la U sólo emerge si aparece Gastón Fernández”: falso otra vez, hasta ahora el argentino sólo ha ofrecido chispazos. Lo poco bueno que ofrece la U corre por parte de Maturana, Lorenzetti, Rodríguez y Leiva.
    3. Después señaló que la UC había hecho “su mejor partido del semestre”: mentira, sólo aprovechó los errores de un equipo ridículo y luego, como ya dijimos, armó dos líneas de 5. En definitiva, como también ya aseguramos, la UC replicó el sistema de los equipos de provincia.
    4. Mauriziano se aburrió de florear a Buonanotte, cuando en realidad sólo hizo el gol, es un jugador débil y magnifica siempre. En poco tiempo los árbitros lo tendrán detectado y no le creerán nada. Mejor partido hicieron Castillo y Toselli, por ejemplo.
    5. Para finalizar, este sujeto dijo que “la U se entregó en el primer tiempo”. “Entregarse” es rendirse, así como lo hizo México contra Chile en la Copa Centenario. Pese a todo lo mal que estuvo la U, jamás se vio como un equipo cobarde. Fue atolondrada, pero no medrosa. Mauriziano no tiene juicio y sólo refleja la pobreza del periodismo deportivo nacional. Hay que ignorarlo.
Después de semejante actuación, no se puede esperar nada bueno: la U continuará siendo la oncena mediocre del semestre anterior y sólo la presencia de equipos aún más deplorables evitará que adorne la parte baja de la tabla de posiciones. Azul Azul volvió a invertir mal y en lugar de reforzarse se debilitó. En tanto, Corujo y Pereira son irreemplazables. Si, como dice el himno, vamos más allá del horizonte, sólo vislumbraremos un naufragio y un capitán con sombrero de bufón abandonando el barco.