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jueves, 27 de septiembre de 2012

Santos 2 – Universidad de Chile 0


Santos es una fuerza millonaria que alberga en sus filas al jugador más codiciado del momento; sin embargo, ante la U se replegó en el fondo y apostó al contragolpe. Y en Sao Paulo. Esta circunstancia evidencia el respeto que se ha ganado la Universidad de Chile en el continente y explica lo que para muchos imbéciles sólo es déficit en el finiquito: a la U le juegan con miedo y prefieren esperarla poblando el centro de la cancha con mediocampistas de contención y metiendo 5 o 7 jugadores al área, táctica indigente que incluso ha complicado a potencias europeas como el Barcelona y el Bayern Munich. La tarea para el cuerpo técnico es, por tanto, hallar el modo de salvar esta propuesta tan conservadora. Creemos que la solución pasa por simplificar los ataques rematando al arco de manera más frecuente y apenas se tenga la oportunidad. De hecho, en el primer tiempo contra los paulistas tanto Gustavo Lorenzetti como Sebastián Ubilla tuvieron la ocasión de hacerlo y optaron por habilitar a un compañero, facilitando la reacción de la poblada y veloz defensa local.
La única verdad es que la Universidad de Chile jugó un partidazo, que perdió por dos errores puntuales y que, de mantener el nivel exhibido ayer, tiene grandes posibilidades de avanzar en la Copa Sudamericana. Por lo demás, da la sensación de que los goles ya están en el horno y de que podremos disfrutar muy pronto de la prodigalidad de los delanteros azules. Recordemos que el de ayer es sólo el segundo partido consecutivo de Ubilla, que Francisco Castro -quien falló el tanto del empate por no definir de primera- parece estar retomando su nivel, que Luciano Civelli también se está integrando a la oncena y que en la Copa Chile se han asomado valores jóvenes muy interesantes.
Para quienes vivimos los años de miseria del cuadro azul, en plena dictadura, el presente del club es un sueño hecho realidad: el rendimiento internacional era la deuda histórica y ya se está saldando. Podemos afirmar, a mucha honra, que la Universidad de Chile es uno de los mejores equipos de Sudamérica, resultado de un trabajo que comenzó el año 2009 con la Copa Libertadores del respetable Sergio Markarián y que Jorge Sampaoli elevó a dimensiones insospechadas: la U evolucionó de tal manera que, en lugar de replegarse en la zaga, ahora se adueña de los partidos en el mismísimo Brasil. Quien esté disconforme con esta actualidad sólo es un cretino intolerante y enclenque incapaz de sobrellevar un revés: el fútbol es un juego, se puede ganar o perder y nadie se salva de esta máxima, ni siquiera el Barrabases de Guido Vallejos. El asunto es cómo abordar los encuentros: como una laucha pusilánime o con la valentía que Sampaoli enseña a diario.
Ya insinuamos que la U había caído por causa de dos errores puntuales:
  1. En el primer gol, Osvaldo González se frenó en lugar de barrerse y eso permitió el desborde. Luego, José Rojas -de gran partido- cometió un error infantil: soltó la marca de Neymar y siguió el balón, dejando que aquél recibiera la pared y rematara con libertad. Si fuéramos estrictos, en este tanto hubo falta contra Sebastián Martínez, quien no pudo bloquear antes porque fue agarrado del cuello y tomado de la camiseta.
  2. El segundo gol llegó a través de una pelota parada, lo que nos permite realizar el único reproche posible al cuerpo técnico: la inclusión de Igor Lichnovsky es urgente, pues se necesita envergadura física en la zaga. Es más, si Matías Rodríguez aún no está del todo recuperado, el ingreso de Paulo Magalhaes también es perentorio, pues además aporta cabezazo.
El arbitraje del hampón uruguayo Martín Vásquez merece un capítulo aparte. Empleando viejas tretas rioplatenses redujo el poderío azul con algunos cobros antojadizos y otros abiertamente descarados: soslayó manos deliberadas dentro y fuera del área por parte de los voleibolistas brasileños, pero no tuvo pudor en cobrarle el penalcito a José Rojas, aunque aquello, una vez más, permitió el lucimiento de Johnny Herrera; en cuanto a las reiteradas faltas contra Enzo Gutiérrez en el primer tiempo, o bien no fueron sancionadas con tarjeta o simplemente no se cobraron; igual suerte corrió Albert Acevedo cuando se aprestaba a centrar con peligro desde la derecha: fue barrido con un tackle y no se cobró nada; este réferi cuatrero cortó contragolpes claros de la U señalando infracciones añejas que ya habían sido sorteadas por el propio andamiaje azul; y, finalmente, indicó faltitas inexistentes a favor del local para otorgarle jugadas de riesgo. En suma, debió tolerarse a un manipulador de mierda y este es un aviso para lo que se viene: no olvidemos jamás los arbitrajes que debió esquivar la Universidad de Chile en la Copa Sudamericana del año pasado para poder consagrarse campeón: robos descarados en Uruguay, Argentina y Brasil.
Una vez más y para vergüenza de todos, Yáñez y Solabarrieta dieron un concierto inmundo de superfluidad y charlatanería marginal dignas de una paliza. Abusaron de las frases estereotipadas, de la deslealtad hacia un cuadro chileno y de la lisonja sodomita. Solabarrieta cometió la desfachatez de narrar melodramas personales que no le interesan a nadie y de piropear de manera asquerosa a la vedette brasileña de turno. Luego, el dúo de subnormales cerró su circo abyecto masturbándose con la celebración paulista. Es una verdadera lástima que piojos como estos estén a cargo de los relatos y de los comentarios cuando juega un cuadro nacional. ¡Cuánto se extraña a los periodistas de antaño que ya abandonaron este mundo! Al parecer, sólo nos quedaremos con la basura que arrojan las olas.
En fin, ver a la U el día de ayer fue reconfortante y demostró que este semestre es posible ganar alguno de los trofeos que están en juego. También reveló que el plantel se motiva enérgicamente cuando se desempeña en algún campeonato internacional: la Universidad de Chile al fin es un equipo copero. Sólo existe una inquietud: ¿qué pasará cuando Sampaoli deje la U? ¿Volveremos a sufrir con ordinarios como Basualdo o con conservadores extremos como Pelusso? Sólo nos resta esperar que los dirigentes sepan valorar este reconocimiento internacional y cuiden a uno de los cuerpos técnicos más admirables del orbe futbolístico.

martes, 25 de septiembre de 2012

Mucha agua bajo el puente


Luego de un silencio forzoso, volvemos a la carga con la actualidad de la Universidad de Chile. Es necesario un breve resumen que luego pasaremos a desglosar: en medio de las disputas rascas promovidas por Borghi, la ANFP y un titubeante directorio azul, la U debía vencer a Cobreloa en Calama para alcanzar a Rangers y así lo hizo. Luego, Jorge Sampaoli optó por rotar el equipo para disputar la excéntrica Copa Chile y eso propició el debut de muchachos que ni en sueños imaginaron un estreno tan prematuro. Luciano Civelli anotó el empate en Talca en los últimos minutos y mantuvo a la U en el primer lugar. Finalmente, el sábado, y otra vez en el epílogo, un resucitado Francisco Castro le dio la igualdad a los azules en Valparaíso, ciudad en la que fueron apedreados por hordas de pungas. Vamos por parte:
  1. El escándalo con el cabeza de chancho: este altercado fue rasca y gratuito, pues el genial DT de la selección no pudo razonar de manera funcional. ¿Era realmente tan complicado recibir a los jugadores de la U un día después? Hizo declaraciones prepotentes al respecto y, en suma, fue intolerante con una situación netamente deportiva cuando en otras ocasiones ha sido condescendiente con las francachelas. De hecho, las autorizó teniendo un partido eliminatorio por delante. El pleito con los colombianos fue un desastre, ni siquiera fue capaz de armar un bloque defensivo cuerdo y utilizó a cumas que se hacen expulsar en el primer tiempo como si fueran primerizos imbéciles. Para más remate, desde que perdió ante los cafeteros no ha tenido las agallas para hablar con la prensa. Borghi es un farsante insolente que se está haciendo millonario en un país cuyo sueldo mínimo ni siquiera alcanza los 200 mil pesos. No en vano es ídolo del eterno ladrón.
  2. El encuentro en Calama fue muy trabado y la U no sólo ganó, sino que además recuperó el terreno perdido tras la caída ante Unión Española y el empate ante O’Higgins. Lo más destacado de esta victoria fue el hecho de que Jorge Sampaoli se llevó los tres puntos pese a no poder contar con José Rojas, Eugenio Mena, Matías Rodríguez, Igor Lichnovsky, Sebastián Martínez, Luciano Civelli, Sebastián Ubilla y Waldo Ponce. Obviamente, el periodismo omitió esta información y se limitó a asegurar que el triunfo azul había sido injusto.
  3. Copa Chile: el cuerpo técnico por fin decidió darle descanso a los titulares y rotar la oncena para no extenuarla antes de tiempo. En el empate ante Wanderers debutaron Juan Ignacio Duma y Fabián Carmona. También se destacaron Sebastián Leyton, Bernardo Cerezo y John Santander. Los porteños dominaron el balón pero fueron los azules quienes siempre estuvieron arriba en el marcador. Jorge Sampaoli utilizó la misma lógica ante Santiago Morning e igualó 3 a 3. La U caía 2 a 0, jugó Waldo Ponce y el gol del empate final lo marcó Eduardo Morante. Parece que, definitivamente, este campeonato sólo será disputado por suplentes y juveniles. Nos parece sensato.
  4. Rangers 2 – Universidad de Chile 2: el partido estaba controlado y la U ganaba con un golazo que idearon Gustavo Lorenzetti y Guillermo Marino. Sin embargo, a Albert Acevedo le ganaron la posición en una jugada básica y los talquinos lograron la paridad. En el segundo tiempo, el pésimo árbitro Eduardo Gamboa inventó un penal para los locales y los azules quedaron abajo en el marcador. Cuando el partido se iba y gracias al enésimo desborde de Eugenio Mena, Luciano Civelli consiguió el empate tras anticipar a Peric.
  5. Wanderers 2 – Universidad de Chile 2: la U naufragó en defensa durante gran parte del encuentro. Los azules se exponen demasiado ante rivales que se juegan la vida y que ya conocen la intrepidez casi irreflexiva de su esquema táctico. Esta vez los porteños ganaban 2 a 0 quedando 7 minutos, pero la U logró reaccionar gracias a dos jugadas puntuales que tuvieron a Francisco Castro como protagonista. Ojalá el delantero recupere el nivel que exhibió el 2011.
Mucho patán iluminado de la prensa asegura que la U ya no es la misma de antes, creyendo que con semejante comentario están realizando un descubrimiento majestuoso. Pero, para su pesar, sólo se trata de una obviedad cretina: de la Universidad de Chile se han marchado Felipe Seymour, Edson Puch, Eduardo Vargas, Gustavo Canales, Marcos González, Diego Rivarola, Gabriel Vargas, Esteban Conde, Junior Fernandes, Raúl Ruidíaz, Emilio Hernández, Marcelo Díaz, Felipe Gallegos y Ángelo Henríquez: ¡14 jugadores en un año! Así las cosas, es imposible que la U mantenga inalterable su manera de jugar. A esta acentuada emigración debemos sumar el hecho de que llegar a la Universidad de Chile implica un reto mayor: adecuarse a una disciplina de alto rendimiento. Muchos jugadores no logran este acondicionamiento y, por lo tanto, las piezas que se marcharon no pueden ser reemplazadas del todo, lo que a su vez genera desgaste en una oncena que no rota todo lo que debiera. Otro factor de disimilitud es el propio éxito del club durante el período de Jorge Sampaoli: como todos los futbolistas del medio nacional desean arribar al cuadro azul, se juegan la vida cada vez que lo enfrentan y eso es normal. Otro elemento a considerar es la participación constante en campeonatos continentales, lo que incide en cierta desmotivación cuando se trata de disputar la fase regular del torneo criollo: cuando la U empató con Santos en Santiago sólo tenía dos encuentros oficiales en el cuerpo y así y todo hizo un buen partido ante un rival de primer nivel, eso demuestra que los azules están enfocados en logros más ambiciosos y que son capaces de hacerles frente. En fin, son demasiadas las circunstancias que explican la presente irregularidad, pero creemos saber el principal motivo de este fenómeno: el natural proceso de adaptación ante el constante éxodo de sus figuras. La Universidad de Chile está en una fase de acomodación, evolución que debiera concretar a fines de octubre.


domingo, 2 de septiembre de 2012

UNIVERSIDAD DE CHILE 2 / UNIÓN SAN FELIPE 0

Si bien es cierto se mejoró mucho en defensa con los regresos de Osvaldo González y José Rojas, la zaga azul sigue sin entregar grandes garantías a Johnny Herrera. En todo caso, al frente estuvo un rival mezquino, pobre y pusilánime, a imagen y semejanza de su director técnico. Sólo cuando descaradamente jugaron algunos minutos con un hombre más, consiguieron aproximarse a los tumbos al área azul. Ya me referiré al insidioso arbitraje del sinvergüenza Claudio Aranda.
Refiriéndose sólo a lo futbolístico, la U mejoró bastante respecto de sus presentaciones anteriores, considerando que hace rato experimenta una importante baja en el poder de gol. A mi modo de ver los puntos altos del partido fueron Enzo Gutiérrez y Eugenio Mena. Ambos autores de uno de los dos goles que dejaron al equipo en el segundo lugar de la tabla y con un partido pendiente ante Cobreloa.  
La partida de jugadores claves desde la obtención de la Copa Sudamericana, ha obligado a Jorge Sampaoli a reinventar un esquema de juego y formación que obtenga los resultados de su filosofía: intensidad con una exuberante producción ofensiva. La partida de Marcelo Díaz obligó al DT a modificar el esquema y la formación, tanto así que hasta ahora aún no consolida una oncena estelar. Aguardan desde afuera jugadores que debieran estar llamados a proporcionarle contundencia a los propósitos de Sampaoli: Ubilla, Civelli, Ponce y, ¿debiera nombrar a Morante y Videla? Todavía no queda claro si en efecto estos jugadores no han conseguido adaptarse firmemente a lo pretendido por el técnico o, simplemente, no cuentan con el convencimiento del estratega.
Promisorio y resaltable el desempeño de Enzo Gutiérrez, un jugador laborioso, bien dotado técnicamente y amigo de las redes. Por cierto hasta ahora, el único refuerzo propiamente dicho.
Hablemos del arbitraje, es justo y necesario. Claro, porque cuando todo el mundo es testigo de la desfachatez, de lo insoslayable, de lo absurdo y manifiesto para el criterio universal, lo que arteramente archirivales llaman “llanto” en realidad se denomina denuncia. Se iniciaba el partido y Eugenio Mena es víctima de una alevosa falta penal en las barbas del “árbitro”. No sólo fue penal, sino una falta violenta que ameritaba a lo menos tarjeta amarilla. La insolencia de Aranda sólo comenzaba con aquella fétida omisión. El elenco del “Espectro Figueroa” continuó desarrollando un juego digno de aborígenes descerebrados, tanto o más que el propio Claudio Aranda. El chico Cristian Bravo, de muy buen cometido y auspicioso futuro, fue presa de verdaderos delincuentes al punto de dejarlo lesionado a los pocos minutos de haber ingresado a la cancha. Todo sucedía ante la procaz contemplación del supuesto árbitro del partido. Enzo Gutiérrez sufrió una patada a la altura de la rodilla, cuando la pelota corría a metros de distancia y cuando absolutamente nadie pudo negar lo aleve de la falta. Tan sólo tarjeta amarilla para Acuña, un jugador que pese a su problema de conocimiento público con el alcohol, continúa practicando fútbol en Chile de manera profesional. Ese tipo de recursos perversos son para él la única posibilidad de anular el rendimiento verdaderamente profesional de un compañero de trabajo, y más encima, queda impune gracias a uno de sus más probables secuaces. Para el comprado Claudio Aranda, el reclamo de José Rojas frente a tamaño acto de corrupción se juzga con su expulsión. Francamente una insolencia del porte del estadio. Este tipo de personajes debe ser erradicado del fútbol profesional, es un hecho que tales conductas desvergonzadas generan violencia en la masa enardecida. Uno puede comprender errores, pero cuando la evidencia es tan contundente, no hace falta gozar de intelecto superior para descubrir que existe intencionalidad. Basta de hacerse los gazmoños, las cosas por su nombre.
Para cerrar, esperamos que el esguince de tobillo sufrido por Matías Rodríguez (otro a quien le pegaron con impunidad), sea leve y pueda recuperarse pronto. Quizá sea adecuado que descanse pues hace tiempo suma gran cantidad de minutos. Martes cuatro de septiembre en Calama, siguiente compromiso azul frente a un debilitado cuadro de Cobreloa.
Un saludo a todos quienes leen este blog, ¡viva la U!

sábado, 1 de septiembre de 2012

Universidad de Chile 1 – O’Higgins 1


El actual conflicto entre la U y la ANFP tendrá su reflejo en los arbitrajes: en el pleito del miércoles, el juez Roberto Tobar tuvo un desempeño sospechoso que olió a recomendaciones por parte de la mafia rasca que se apoderó del fútbol nacional. Más allá de los dos supuestos penales que habrían quedado sin sanción, Tobar dejó que los rancagüinos golpearan a mansalva, incluso sin pelota, y cada vez que había un roce por parte de algún azul pitaba su silbato sin ninguna vergüenza. Eugenio Mena y Matías Rodríguez estaban vueltos locos con este imbécil y no pudieron jugar tranquilos. Los inducimos a que estén atentos con los arbitrajes de las próximas fechas. Ojo: Ramón Fernández y Rodrigo Rojas jugaron gratis un tiempo entero.
En cuanto a la Universidad de Chile, habrá que tener paciencia pues al parecer el cuerpo técnico está pasando por el típico bache de la fase regular, fenómeno que acontece cada semestre y que, por supuesto, tiene causas bien claras:
  1. Apertura 2011: los azules caen de local ante Santiago Morning el 24 de febrero y ante San Felipe el 5 de marzo. El motivo: adaptación a la estrategia y búsqueda de los intérpretes más adecuados.
  2. Clausura 2011: la U empata con Wanderers en Valparaíso el 28 de septiembre, luego con Iquique en Santiago el 1 de octubre y con Palestino el 22 del mismo mes. Causa: participación en la Copa Sudamericana y el natural desgaste que aquello implica.  
  3. Apertura 2012: los azules empatan con Iquique como local el 10 de febrero y pierden con O’Higgins en Rancagua el 25 del mismo mes. Razón: acomodo de las nuevas incorporaciones al esquema táctico y actuación en la Copa Libertadores. Más tarde, el 6 y el 13 de mayo, caen con la Universidad de Concepción y con la UC, aunque utilizando una oncena alternativa debido a las nominaciones a la selección y al avance en la Copa Libertadores.

Ahora bien, ¿a qué se debe el actual declive? Hay, como siempre, muchas razones:
  1. Jorge Sampaoli aún no da con la escuadra titular y está experimentando la multifuncionalidad de algunos jugadores; sin embargo, está abusando al respecto porque relega a la banca a especialistas como Eduardo Morante e Igor Lichnovsky, a quienes seguramente no les hubiesen marcado el gol del empate y menos con un balón detenido. No es posible que haya preocupación cada vez que algún rival mete un centro al área. El DT ya cometió este error cuando postergó a Marcos González casi todo el torneo de apertura 2011. Así las cosas, hoy en día la oncena titular de la U debiera formarse con Johnny Herrera, Osvaldo González (Paulo Magalhaes), Igor Lichnovsky (Eduardo Morante) y José Rojas; Matías Rodríguez, Charles Aránguiz, Roberto Cereceda, Eugenio Mena y Guillermo Marino (Gustavo Lorenzetti); Enzo Gutiérrez y Cristian Bravo.  
  2. Hay jugadores que necesitan descansar porque prácticamente no han tenido vacaciones. Es el caso de José Rojas, Osvaldo González, Charles Aránguiz y Eugenio Mena, quienes para más remate juegan por la selección. En suma, Sampaoli debe rotar el plantel en esta fase regular pero valiéndose de expertos puesto por puesto. Así fue como eliminó a Unión Española en los play off del clausura 2011.
  3. El éxodo de jugadores también es un tema, más aún si quienes se han marchado en su mayoría son delanteros: en primer lugar Eduardo Vargas, Gustavo Canales, Junior Fernández, Gabriel Vargas, Felipe Gallegos y Ángelo Henríquez, quienes firmaron en otros clubes; luego está el retiro de  Diego Rivarola y, finalmente, el descarte de Raúl Ruidíaz y Emilio Hernández. Si a ellos les sumamos a Edson Puch, Felipe Seymour y Marcos González tenemos como resultado que en un año y medio se han ido 12 elementos. Cabe señalar, para ser justos, que quienes se han marchado como figuras han sido motivados por sus propias ambiciones deportivas y no por una política mercachifle por parte de Azul Azul. Esto contradice el espíritu amateur que pregona Jorge Sampaoli, quien está en todo su derecho a criticar aquella actitud porque es un sujeto que predica con el ejemplo: el DT ha rechazado millonarias ofertas debido a su compromiso con el proyecto del club.
  4. Las incorporaciones también son cuestionadas: la mentada emigración se vuelve molesta porque da la impresión de que quienes llegan o bien no están a la altura de los que se marcharon o se lesionan o se demoran mucho en adaptarse. Tal vez los únicos jugadores que se aclimataron de inmediato fueron Gustavo Lorenzetti, Junior Fernández y Osvaldo González, quien no estuvo en el primer semestre del 2011. Roberto Cereceda y Paulo Magalhaes han evolucionado muy bien en el esquema pero, paradójicamente, Jorge Sampaoli los relega o los reemplaza en el segundo tiempo. Otro que debiera sumar más minutos es Ezequiel Videla, quien al menos siempre le entrega el balón a un compañero.
  5. Como ya insinuamos, hoy en día el gran problema de la U son las lesiones: Osvaldo González y José Rojas son pilares de la zaga y de Sebastián Ubilla y Luciano Civelli se espera mucho, aunque cuesta imaginarse a este último en el diagrama del DT: ¿jugará como puntero izquierdo y eso implicará la salida del volante creativo y la inclusión de tres delanteros o jugará al lado de Charles Aránguiz? Otra opción es inconcebible. No consideramos a Waldo Ponce entre las bajas debido a que llegó contuso, aunque se asume que será un líder natural en la cancha y, por tanto, su ausencia también es importante. Ahora bien, seguramente Waldo Ponce se ubicará entre Osvaldo González y José Rojas; sin embargo, no es descabellado imaginarlo en el mediocampo junto a Charles Aránguiz, pues tiene buen remate de distancia y es capaz de dar un pase profundo. Esto, a su vez, permitiría mantener a Igor Lichnovsky en la defensa.
  6. La selección nacional es todo un tema, se ha convertido en el circo del momento y hay muchos factores que deben considerarse:
a)     Cuando la Universidad de Chile ya se estaba destacando en la Copa Sudamericana del 2011, el maleducado Borghi señaló que no nominaba a los azules debido a que carecían del nivel de quienes se desempeñaban en el extranjero. En ese mismo instante, Azul Azul debió marginarse del inmundo proceso porque aquella declaración fue una falta de respeto para un plantel y una institución que estaba siendo admirada en todo el mundo. Sin embargo, como los dirigentes de la U formaron parte de la peña de bucaneros que descabezaron la anterior ANFP, no pueden desconectarse demasiado; de lo contrario, serían boicoteados, perderían el Santa Laura y volverían a ser gitanos de aerolínea, realidad que debió tolerar el pobre Gerardo Pelusso todo el 2010. La flamante reconciliación entre Jadué y Yurazseck así lo demuestra: esta era la oportunidad para desprenderse de esa camarilla de ebrios y puteros que es la selección chilena y no se hizo.
b)     A propósito, muchos cretinos han insinuado que Yurazseck no se atrevió a desvincular a la U del proceso de Borghi debido a que los azules se valorizan más en el mercado cuando participan en las eliminatorias: FALSO, los jugadores de la Universidad de Chile se están valorizando desde el año 2009 a través de las competencias continentales. El período de Jorge Sampaoli ha incrementado este fenómeno de estimación gracias al fútbol ofensivo que pregona el DT y al protagonismo que alcanza el equipo cada vez que se disputa algún trofeo internacional. La U no necesita la selección chilena para cotizar jugadores en el mercado.
c)      El ordinario de Borghi sólo nominó a los azules cuando tenía el agua hasta el cuello, mientras sus regalones efectuaban declaraciones en su contra tildándolo de farsante. Hoy en día los reincorpora como si nada hubiera pasado. Ojo: a estos patanes les había dado permiso para que tuvieran una farra controlada, pero armó un escándalo de travesti porque los jugadores de la U se reintegrarían luego de jugar en Calama el mismo día de la concentración pero en la noche. Esto es más que un despropósito: es una incoherencia artera, más aún si los azules siempre se han conducido con disciplina y puntualidad.
d)     En definitiva, la Universidad de Chile se verá beneficiada por esta marginación, pues el proceso de la selección es poco serio, los azules regresan cansados o lesionados y ni siquiera se les agradece el esfuerzo. Recordemos que cuando se jugó contra Boca Juniors y contra las ratas blancas los convocados disputaron agobiantes pleitos en Bolivia y Venezuela. Luego de caer ante los xeneises fueron criticados sin compasión e incluso debieron tolerar burlas. Pese a ello, lograron el tricampeonato y golearon a coca-colo por segunda vez. Este semestre los deportistas de la U jugarán en varios frentes: dos torneos nacionales (clausura y Copa Chile) y dos internacionales (la Copa Sudamericana y la Recopa contra el Santos). No hay tiempo para la selección.

Considerando estos factores, la hinchada azul debe mantener la calma, pues este es un período de adaptación y, como ya se indicó, ocurre cada semestre. Hay que dejar aullar a las hienas de la prensa porque viven del lengüeteo de botas. Y ni hablar de las ratas blancas: símbolo de la indecencia nacional.
Se perdió contra Unión Española jugando con una oncena exhausta y se empató con O’Higgins, un cuadro mañoso y golpeador que está dirigido por representantes de la vieja escuela rioplatense que todo lo ensucia y pervierte.
Pese a la recomendada tranquilidad, las lecciones son claras:
  1. No buscar refuerzos en el extranjero: la Copa Sudamericana se ganó robusteciendo el plantel con figuras del torneo local: Eduardo Vargas llegó desde Cobreloa mucho antes, lo mismo ocurrió con Francisco Castro, Eugenio Mena surgió en Wanderers, Gustavo Canales venía de Unión Española, Gustavo Lorenzetti de la Universidad de Concepción y Marcos González siempre fue de la casa y arribó desde la UC. Las excepciones fueron Charles Aránguiz y Osvaldo González, quienes por lo demás son chilenazos. De los jugadores que recalaron directamente desde el exterior en el último tiempo sólo es posible destacar a Matías Rodríguez, Guillermo Marino, Raúl Ruidíaz, Mauricio Victorino, Juan Manuel Olivera y Walter Montillo.  
  2. Cuidar a los nuevos valores de las divisiones menores porque en el fondo es en quienes más se invierte: tienen que consolidarse primero en la U y luego partir. Jamás deben volverse a firmar contratos antes de tiempo con las potencias piratas del orbe: el Manchester United se llevó a precio de huevo a un centrodelantero capaz de definir con ambas piernas. Esto nos lleva a tratar el tema de la prevención: si Ángelo Henríquez podía irse en cualquier momento, debió contratarse otro 9 para equilibrar la situación. Un club sudamericano exitoso origina a su vez un gran éxodo de sus figuras y, en este sentido, la Universidad de Chile está obligada a poseer una carpeta con los nombres más interesantes del torneo criollo y a evitar buscar reemplazantes a última hora.
  3. Como siempre lo hemos recomendado, debe mantenerse por largo tiempo a este cuerpo técnico y no caer en el exitismo propio de las ratas blancas. Repetir la campaña del segundo semestre del 2011 es muy difícil y no faltarán los periodistas imbéciles que se refieran a la era Sampaoli como un proceso caduco si aquellos logros no se reiteran: pobres ignorantes de mierda. Este DT le ha brindado a la U una clase de orgullo que muy pocos equipos en la historia del fútbol han podido disfrutar: tener una oncena que sale a ganar en todas las canchas del mundo. Aunque de vez en cuando tengamos diferencias con este temerario casildense, no podemos negar que logró concretar el estilo que todos los hinchas azules deseaban y cuyos rasgos son la ambición deportiva, la velocidad, la valentía, la tenacidad, la disciplina y la solidaridad.

Un abrazo a todo el cuerpo técnico por este período heroico lleno de alegrías.
Un abrazo a un plantel que se desloma trabajando.
Un abrazo a todos los hinchas azules esparcidos por el mundo y que por fin pueden materializar sus sueños de gloria.
¡Viva la U mierda!