Seguir
insistiendo en las causas de esta crisis sería reiterativo; por tal razón, de
ahora en adelante sólo nos remitiremos a comentar cada uno de los tristes
partidos que se avecinan, si es que aquello es posible.
El
pleito ante la UC puede ser muy útil para el cuerpo técnico, pues dejó muchas
enseñanzas que, de ser asimiladas, disminuirán los malos ratos que hasta ahora
parecen ineludibles. Por lo pronto, elementos como Jara, Reyes, Zacaría, Fernández
y Mora deben perder la titularidad de forma definitiva.
El
partido estaba controlado, la U agilizaba el juego y la UC sólo se replegaba en
campo propio. La táctica del local consistió en esperar el error y salir
rápido, lo que en definitiva aconteció… En una exhibición de carencia técnica
realmente patética, Zacaría sirvió mal el corner y, pese a que el balón le
quedó nuevamente servido, reiteró su error generando un asco sin precedentes.
De esta ordinariez surgió el contragolpe que terminó con la “faltita” estúpida
de Jara, celosamente cobrada por el indio Polic. Aquí hay que aclarar dos
cosas:
- Efectivamente, Jara
fue a chocar a Fuenzalida, pero éste aprovechó de exagerar y de desmayarse
como yegua.
- Polic pudo haber
cobrado cualquiera de las dos cosas: el empellón o el piscinazo;
obviamente -acorde a su naturaleza yanacona- optó por lo primero,
aduciendo un agarrón al cuello que jamás existió.
Gonzalo
Jara, por su parte, enseñó una falta de tino propia de principiantes, pues
bastaba cruzar el brazo por delante del adversario para así ahogarlo contra la
línea de fondo. El zaguero anduvo mal desde el principio, sobrándose en la
salida y lanzando pelotazos sin destino; de hecho, coronó su hediondez con una
expulsión estúpida en la que Polic otra vez mostró todo su entusiasmo: en un
clásico, es ridículo condicionar con una amarilla por reclamos a un jugador y más
aún en el primer tiempo. En definitiva, el incidente que afectó el resultado es
una conjugación entre la necedad del defensa y la sospechosa meticulosidad de
Polic, el indio vaca. Como sea, la deplorable actuación del seleccionado
nacional reveló que debe partir de la U al finalizar el torneo. Tal como dijo
un gran amigo: “mientras más importante
es el partido, más la caga Jara”. Por ahora, tendrá que adornar la banca
junto a los otros paquetes que trajo el cabrón ignorante de Heller.
De
todo lo anterior surgen las primeras dos lecciones para Castañeda y Musrri:
Zacaría y Jara deben estar en la banca y quienes tienen que ocupar sus puestos
son Lorenzetti y Nicolás Ramírez, respectivamente.
Otro
asunto que viene rondando a la U desde hace mucho tiempo es la fétida conformación
de la delantera: si en un momento Rubio y Ubilla daban náuseas, el desempeño de
Fernández y Mora causa arcadas, indigestión y pediculosis. No es posible hallar
en Chile dos jugadores más cobardes, flojos y poco comprometidos que este par
de patanes. Es preferible acudir a Briceño y Taiva, quienes tienen más
envergadura física y ambición. ¿Se atreverá el cuerpo técnico? Más le vale,
pues de lo contrario la U no marcará un gol nunca más.
Otro
jugador que debe abandonar la oncena titular con urgencia es el funesto y
perezoso Lorenzo Reyes, un mediocampista mediocre que no corre, no marca, no
habilita, no cabecea, no sabe tirar al arco, no pega, etc., etc., etc. Fue el
responsable directo del segundo gol que, prácticamente, ha definido la serie.
Al parecer, nadie le enseñó que jamás se despeja hacia el medio y menos
pegándole con el diario. Su aporte ha sido nulo. Castañeda y Musrri tendrán que
jugar con dos volantes de quite si no quieren terminar últimos en la tabla y
esos hombres son Shultz y Ureña, quienes al menos tienen pierna fuerte y corren
durante los 90 minutos.
Este
es el momento en que la U debe reorganizarse: contra la UC sólo estaba presente
un jugador formado en el club (Nicolás Ramírez) y eso no puede ser. La dirigencia
tiene que recuperar a todos los muchachos que ha mandado torpemente a préstamo,
pues aportarían más que los simios que han llegado desde otros clubes y que
sólo opacan la identidad. Los extranjeros también deben limitarse y, además,
tienen que provenir principalmente de Uruguay o Paraguay, tierras en las que se
juega con sangre en las venas y no con aserrín. En
fin, para vencer a la UC se necesitará un milagro, pues se cuenta con uno de
los peores planteles del último tiempo. Curiosamente, también es uno de los más
costosos.