Para
regocijo de muchos chilenos apátridas, hijos de las mil perras, la U no pudo derrotar a los
bosteros y no llegó a la final de la Copa Libertadores. Quedan atrás
las hermosas presentaciones como local ante Godoy Cruz, Peñarol, Nacional de
Medellín, Deportivo Quito y la emocionante definición a penales ganada a
Libertad de Paraguay. Si bien como visita no se repitió el rendimiento enseñado
en la Copa Sudamericana
del 2011, al menos se derrotó a los argentinos en Mendoza y se consiguieron dos
luchados empates en Montevideo y Asunción. Además, los azules marcaron 20 goles
en el torneo, cifra bastante considerable. A partir de estos datos no podemos
desestimar la campaña de este semestre: la Universidad de Chile
está entre los 4 mejores equipos de Sudamérica y, aunque existía la ilusión de
avanzar a la finalísima, este no es un logro menor para un club que recién el
año pasado ganó su primer título internacional.
A
pesar de los rebuznos de algunos rotos chuchas de su madre, no hay ningún
equipo chileno que merezca ser catalogado como un “grande” del continente y esa es la puta verdad. La U aún tiene una deuda histórica:
convertirse, precisamente, en una institución importante a nivel regional. Debemos
reconocer que bajo esta administración se ha avanzado en ese sentido, pues
desde el año 2009 la
Universidad de Chile ha estado representando al país de
manera muy digna y se ha convertido en un cuadro “EMERGENTE”, esa es la palabra adecuada:
1.
Primer semestre 2009: Markarián gana el Apertura y, después de dejar en el
camino al glorioso Pachuca, instala a la
U en octavos de final con un plantel ajustado y discreto.
2.
Segundo semestre 2009: el vagabundo y caradura de Basualdo, pese a tener un
Clausura para el olvido, logró llevar a los azules a cuartos de final de la Copa Sudamericana.
3.
Primer semestre 2010: Pelusso juega con la
U su tercera semifinal de Copa Libertadores y la pierde
debido a su mezquindad. En el segundo semestre, con un conjunto diezmado, es
eliminado en la primera ronda de la Copa Sudamericana, el único
hito negativo de estos últimos 4 años.
4.
Segundo semestre 2011: Jorge Sampaoli no disputó ningún trofeo internacional
durante la primera parte del año, aunque ganó el Apertura de forma épica. Luego
se queda con el bicampeonato nacional y con la Copa Sudamericana, convirtiendo
a la U en el mejor
campeón continental de la historia.
5.
Primer semestre 2012: Jorge Sampaoli sitúa a la Universidad de Chile
en las semifinales de la Copa Libertadores.
En
suma, la U lleva 3 años
seguidos situándose entre los 4 mejores de Sudamérica y aquello es espectacular,
sobre todo si consideramos que no es una potencia en cuanto a recursos económicos.
Ahora
bien, este desglose corresponde a un examen macro de lo que ha hecho la actual
directiva azul y no nos queda más remedio que reconocer sus méritos: la U posee una presencia
competitiva que hasta hace poco resultaba inconcebible. Sin embargo, pese a la
buena campaña, en este semestre los dirigentes cumplieron un rol nefasto y
aquello merece un análisis más minucioso:
- La partida de Marco
González ameritaba la contratación de dos zagueros de primer nivel, no
sólo de uno. Eduardo Morante es un excelente jugador, pero se lesionó y la U jugó 6 meses con un
plantel de 4 defensas, y sólo gracias a la aparición de Igor Lichnovsky.
Esto resultaba impensado para un club que debía jugar 2 torneos. CAMBIAR HOMBRE POR HOMBRE NO ES
REFORZARSE, ESO SÓLO ES REEMPLAZAR. El equipo requiere una banca tan
competitiva como el conjunto estelar, más aún en la zaga de una oncena que
juega al riesgo.
- Lo mismo acontece
en el caso de Eduardo Vargas, Diego Rivarola, Gabriel Vargas y Gustavo
Canales. ¡SE FUERON 4 DELANTEROS QUE YA MANEJABAN A LA PERFECCIÓN EL
SISTEMA DE JORGE SAMPAOLI! En su lugar arribaron Junior Fernandes, Raúl
Ruidíaz y Emilio Hernández. El ascenso de Ángelo Henríquez fue casi un
milagro. En rigor, se debieron haber contratado al menos 2 atacantes más.
Francisco Castro y Felipe Gallegos aún están en proceso de crecimiento y
sólo fueron una alternativa válida para el campeonato local.
- El mediocampo
tampoco fue reforzado como correspondía. Sólo se destaca el surgimiento de
Sebastián Martínez, pero ni Marcelo Díaz, ni Charles Aránguiz, ni Gustavo
Lorenzetti, ni Guillermo Marino tuvieron sustitutos idóneos: arribó Pedro
Morales, quien hasta el día de hoy es un suplente eternamente inadaptado
al modelo táctico. Las llegadas de Roberto Cereceda y de Paulo Magalhaes,
aunque tibias, parecen ser más apropiadas. En el centro del campo al menos
faltaron 2 contrataciones.
- Resumiendo los
puntos anteriores, y a la vez asumiendo que todo refuerzo es una lotería,
Azul Azul falló y se quedó corto con el arribo de ¡6 JUGADORES! ¡2 POR
ZONA! Un disparate del que deben hacerse responsables. Le cargaron la mano
de forma insensata al cuerpo técnico y éste no puede hacer magia.
- El último aspecto a
revisar es el más delicado de todos: el bajón futbolístico de la Universidad de
Chile está estrechamente ligado a la participación de 6 de sus figuras en
la selección nacional, justo cuando debía jugarse en terrenos
especialmente extenuantes: Bolivia y Venezuela. Los ineptos de Azul Azul
debieron exigirle a la ANFP
la inmediata modificación de las fechas del Campeonato de Apertura si
quería contar con la presencia de azules en las eliminatorias. Si bien
existe un acuerdo oficial que estipula la obligatoriedad de todos los clubes
respecto de facilitar a sus deportistas para el proceso clasificatorio, la U estaba en todo su derecho
de reclamar la igualdad de condiciones competitivas para la fase de play-offs.
En última instancia, si la
ANFP no ofrecía tales garantías, simplemente se pagaba
la multa correspondiente y los valores azules se limitaban a jugar la Copa y el torneo local. Los
dirigentes no hicieron ni lo uno ni lo otro, le entregaron en bandeja sus
mejores hombres a un DT que el año pasado los había ninguneado por su supuesto
nivel inferior y que, además,
comete la desfachatez de excluir al mejor arquero de Sudamérica. José
Rojas regresó lesionado, ayer se resintió Osvaldo González, ni Eugenio
Mena, ni Marcelo Díaz, ni Junior Fernandes volvieron a ser los mismos y
sólo Charles Aránguiz, por lejos el mejor jugador de la U junto a Johnny Herrera,
mantuvo su regularidad. Las palabras de Sergio Markarián siguen retumbando
en el Estadio Nacional: ¡LA
U DEBE CRECER! Pues bien, el elemento esencial de este
crecimiento es tener una dirigencia capaz de luchar exclusivamente por los
intereses de la institución. Resulta patético que debamos exigirle esto a
empresarios de ultraderecha, cuando se supone que llevan el individualismo
en la sangre.
- La gravedad de esta
aparatosa desidia posee un sustento trascendental: históricamente la Universidad de
Chile jamás ha recibido beneficios ni del Estado ni de la ANFP, los únicos equipos
que han gozado de tales subvenciones son las ratas blancas de Coco Loco (el
asqueroso subsidio pinochetista y el invento de una ley que evitó su
descenso en 1945), Unión Española (Abel Alonso, presidente del fútbol
chileno durante la dictadura, eludió su descenso por decreto), Santiago
Wanderers (el alcalde Francisco Bartolucci, también durante el gobierno
militar, gestionó su permanencia en primera división luego de que perdiera
la categoría) y la UC
(que mediante subterfugios legales esquivó el descenso y condenó en su
lugar a San Luis de Quillota, que perdió 10 puntos por la supuesta mala
inscripción de un jugador). Así las cosas, ¿por qué cresta la U debe estar haciéndole
favores a alimañas repugnantes y relegar sus propios objetivos? La Universidad de
Chile fue esquilmada durante el imperio del pinochetismo y su descenso fue
producto de un pacto despreciable entre Unión Española y la UC, la que se presentó con
juveniles en la última fecha y se dejó golear 4 a 0 para que los
franquistas superaran a los azules por diferencia de goles. ¿Entonces a
quién chucha le debemos tantos favores? ¿Por qué hay que ser tan generoso
con quienes sólo se dedican a fastidiarnos? ¡No sean tan huevones,
dirigentes sacos de huevas!
Así
como la estética idealista propagó la expresión “el arte por el arte”, llegó el momento de que la directiva azul juramente
los intereses de la U
bajo una declaración homóloga: “la Universidad de Chile
por la Universidad
de Chile” y se acabó el hueveo. ¡Es hora de hacerse hombres, viejas de
mierda!
Siguiendo
con esta ola de análisis y demandas, llegó el turno del cuerpo técnico:
- Después del
frustrante y extraño proceso encabezado por Gerardo Pelusso -a quien la ANFP y los clubes
rivales le hicieron la vida imposible condenando a la U a vivir sobre los aviones
y a jugar en provincias-, la llegada de Jorge Sampaoli significó un
entusiasmo desatado que comenzó a configurarse a partir de la obtención
del campeonato de apertura del 2011. Hoy en día hay un reconocimiento
mundial hacia el fútbol desplegado por la Universidad de
Chile, lo que ya de por sí parece un sueño: del juego valiente y ofensivo
de los azules se habla en todas partes y esto es fácilmente comprobable en
las redes de comunicación. Este cuerpo técnico debe arraigarse en la
institución y ojalá formar parte de un largo e histórico proceso. No en
vano se cuenta al fin con una copa internacional.
- Pese a ello,
también es posible expresar una crítica a sus últimos planteamientos: la
ausencia de un jugador como Marco González debilitó en demasía la línea de
3 zagueros y Sampaoli debió haber optado por una línea de 4, al menos para
jugar como visitante. Si existía el antecedente del pleito ganado en Quito
contra Liga Deportiva, en el que Ezequiel González había sufrido una marca
personal e impecable por parte de Albert Acevedo, no se comprende por qué
no se jugó igual contra Boca Juniors en Argentina. Aquello no tiene
explicación, más aún si los partidos anteriores como forastero ya habían
sido complicados para la zaga. El chivo expiatorio fue Osvaldo González, a
quien la ignorante y despreciable prensa nacional atacó injustamente,
cuando debió ser stopper y lateral derecho al mismo tiempo: ¿quién es
capaz de soportar 90 minutos desempeñándose en esas condiciones? La
respuesta es su lesión de ayer.
- El bajón en el
rendimiento de algunas piezas claves debió significar la inmediata
relegación al banco de suplentes: los últimos partidos de Matías Rodríguez
fueron impresentables, lo mismo ocurrió con Junior Fernandes, Eugenio Mena
y Marcelo Díaz. Cuando ocurren estos decaimientos, un primer tiempo como
sustituto provoca reacciones más enérgicas. Nadie puede jugar sólo con el
apellido, hay que estar al 100%.
Vamos
al partido con los bosteros.
La
cosa era difícil y nadie mintió al respecto: la U venía cansada y el rival sabía replegarse y
salir con potencia. Jorge Sampaoli optó por un esquema suicida que a ratos
implicaba la permanencia de sólo dos hombres en la zaga, Osvaldo González y
José Rojas, quienes para más remate hacían la línea del off side prácticamente
en la mitad de cancha. Muchas veces el mediocampo se tornó errático y, producto
de los contraataques que aquello causaba, Johnny Herrera debió enfrentar mano a
mano a los delanteros en más de una ocasión. Guillermo Marino y Charles
Aránguiz se vieron bien, pero la merma en el juego de Marcelo Díaz, Eugenio
Mena y Matías Rodríguez, originó que a ratos naufragaran entre los volantes de
contención rivales. La inclusión de 3 delanteros tenía por objeto sacar del
fondo a los zagueros y generar desbordes constantes, pero eso no dio resultado
y se extrañó a alguien que cumpliera un rol similar al de Gustavo Lorenzetti.
Muy bien Sebastián Ubilla y Raúl Ruidíaz: con ellos la U ganó movilidad y se generó
ocasiones que, por desgracia, no fueron concretadas. Valeroso esfuerzo, una vez
más, de Ángelo Henríquez, quien los socorrió a todos durante los 90 minutos.
Después
del empate abrieron su hocico las chanchas argentinas:
- Los medios
aseguraron que “Boca se impuso a un
conjunto azul sin coraje” y que los xeneizes habían clasificado “caminando”. Preguntamos: ¿fue
realmente así? ¡Por ningún motivo! Los azules se mataron en la cancha ante
un equipo que se metió atrás, que salió al pelotazo y que hacía tiempo de
manera odiosa con la repugnante asistencia del ladrón Darío Ubriaco, un árbitro
de mierda. ¿Pero qué vamos a esperar de los periodistas trasandinos? Siempre
han sido unos arrogantes hijos de perra que aún se masturban con un
Mundial ganado gracias a los delitos del dictador Jorge Videla, asesino de
su propio pueblo.
- Riquelme, a su vez,
dijo: “esta fue la semifinal más
fácil que me tocó jugar, en cuanto hacíamos 3 toques seguidos era medio
gol”. Volvemos a preguntar: ¿y por qué estaba con la lengua afuera
pidiendo el tiempo cuando quedaban 10 minutos? ¿Y por qué estaban todos
metidos atrás muertos de miedo mientras la pelota se paseaba por el área
chica o pegaba en los palos? Demasiado hocicón, compadre, por algo en
Argentina no se lo traga nadie, por algo Manuel Pellegrini lo echó a
escobazos del Villarreal, a él y a toda su pandilla de indeseables.
Por ahora, muchos infelices se están haciendo una
fiesta con la eliminación de la
Universidad de Chile, pero esto no termina aquí, sigue el
domingo contra las ratas blancas. El equipo debe sacudirse la tristeza y
avanzar a la final del torneo de apertura, pues lo menos que se merece es
quedarse con un campeonato en el que, dando ventajas y soportando boicoteos, le
sacó 5 puntos al más cercano perseguidor. El estadio estará lleno y la gente le
brindará los honores a una oncena que, nuevamente, ha sido capaz de situarse
entre los 4 mejores cuadros del continente. Por ahora la Copa Libertadores seguirá
esperando, pero se ve cada vez más cerca.