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viernes, 30 de diciembre de 2011

UNIVERSIDAD DE CHILE 3 – COBRELOA 0

Universidad de Chile ha concretado el mejor año de su historia y de paso ha batido toda clase de récords: es el único equipo chileno en ganar tres títulos en una temporada, es el único equipo chileno en ganar la primera final internacional que disputa y es el mejor campeón sudamericano que ha habido alguna vez.
Es un momento de ensueño para quienes vivimos los días más amargos de la U: cuando la dictadura desvalijó su patrimonio y los buitres de turno la hundieron en el descenso. El tiempo pasó lentamente y la mediocridad parecía asentarse en el club. Mientras tanto, quienes sacaban provecho de las zarpas pinochetistas le enrostraban a los azules los hediondos títulos cosechados gracias a la subvención criminal. Aunque putos albinos como Guarello lo nieguen. Así, las ratas blancas emulaban la peor faceta de los psicópatas militares: el engreimiento perpetuo y el alarde mentecato de los que creen que el dominio mal habido dura para siempre. Sin embargo, el sueño opiáceo del eterno ladrón se ha esfumado y sólo quedan tristes rebuznos que constatan la envidia indecente de la escoria nacional.   
Vamos al partido final. Los primeros 15 minutos fueron trabados, con un rival que esperaba en campo propio y que pretendía acelerar cuando recuperaba el balón. Cobreloa cometió muchas faltas que se concentraban en la salida por el ala derecha de la U y sólo logró hilvanar jugadas interesantes en tres cuartos de cancha. Llamó la atención el celo de Enrique Osses por cobrar infracciones inverosímiles: un empellón de Lorenzetti a Roco en el que este último se lanzó como si fuese embestido por un camión. Luego del mentado lapso, la U se adueñó del encuentro y desplegó los ataques masivos que le dieron fama en toda Sudamérica. El primer tanto fue producto de los incesantes ensayos efectuados por Sampaoli: el pelotazo de Marcelo Díaz a Charles Aránguiz ya había sido ejecutado en el minuto 5, cuando la jugada fue muy mal anulada por el guardalíneas. En el gol de Canales, Aránguiz realizó un centro perfecto que debiera formar parte de un video aleccionador: el balón transitó sobre la línea del área chica como si el trazo hubiese sido dibujado por Guido Vallejos, el creador de Barrabases. Después llegaron los dos golazos que condensaron 10 minutos infernales para el contrincante. El segundo tiempo estuvo de más.
La rústica prensa deportiva se había dedicado a apestar en los días previos a este encuentro, utilizando las argucias dolosas que perpetró durante todo el año: dijo que la U estaba reventada y que se notaba el desgaste, que Nelson Acosta era imbatible en las finales, que los jugadores azules estaban molestos con tanta concentración y distraídos por sus ganas de emigrar, que había problemas graves en la directiva, que el gol anulado a Cobreloa en Calama había sido legítimo; en fin, reflejó la preocupación fúnebre de un medio periodístico cada vez más “arbo”: el color de las finadas vedettes de Sodoma. No les queda más remedio que rumiar su grosera mala clase.
Ahora la Universidad de Chile debe ser más inteligente que nunca: se fue Eduardo Vargas y es probable que también lo hagan Marcelo Díaz y José Rojas. Y la verdad es que tienen derecho a hacerlo porque ahora es su oportunidad, siempre y cuando el destino sea Brasil y no el macilento torneo argentino. El asunto es que sus reemplazantes deben ser superiores, sólo así semejante operación tendría sentido. Suena en estos momentos una oferta por Marcos González, pero este es un jugador imprescindible si se pretenden pelear con seriedad las Copas del 2012. Lo mismo ocurre con Johnny Herrera, Osvaldo González y Charles Aránguiz: son demasiado relevantes. Al parecer Gustavo Canales se queda y lo de Eugenio Mena está en duda porque Sampaoli lo quiere retener. En fin, hay ofertas por todo el plantel pero el DT quiere vender como máximo a 3 de sus figuras. Esperemos que sea su voz la que prevalezca y que los deportistas tengan conciencia de que ahora pertenecen al campeón de Sudamérica, título del que además fueron artífices.
Se acaba un 2011 teñido de azul, emocionante y esperanzador. Da la impresión de que la U al fin encontró su destino: el de convertirse en un grande del continente. Todo está bien encaminado para lograrlo e incluso el retiro de Rivarola parece tener un objetivo interesante: que se convierta en el aprendiz de un entrenador que se ha ganado el respeto en todo el orbe.
Feliz año nuevo a todos los hinchas y en especial a quienes siguieron este blog durante el segundo semestre. Un abrazo fraterno y que la estrellas azules los amparen. ¡Viva la U mierda!
   

UNIVERSIDAD DE CHILE 3 / COBRELOA 0


El género cinematográfico que permite crear una realidad ficticia a la medida del guionista es la “ciencia ficción”. Si tuviera que describir el año azul de alguna manera, he sido espectador de un perfecto guión cinematográfico de ciencia ficción, en el que aún no se si estoy soñando o es realidad. Habiendo quedado a la deriva con la posibilidad de asistir a la final de la Sudamericana, esta vez cobré mi revancha y pude hacerme presente en la coronación de una temporada perfecta. Cuando el pequeño sector del estadio asignado a los visitantes comenzó a colorearse de naranja, la sensación era la de enfrentar a un rival con prestancia debido a su historia. Y en efecto, Cobreloa es un club que en su breve existencia ha conseguido instalarse entre los destacados del fútbol chileno. Poco a poco mi sensación de respeto hacia la tienda naranja fue dando paso a la razón más lúcida que un cerebro mínimamente bien dotado puede aplicar. El cuadro de don Nelson sólo vestía los colores, pero no encarnaba la otrora brava estirpe de Calama. Primero porque se trataba de un equipo discreto, pero segundo, porque en frente tenía al mejor equipo de todos los tiempos del fútbol chileno. Si señores, lo digo sin ninguna clase de tapujo. Ya en el duelo de ida en el norte, comenté que la U estaba guardando sus energías para demoler a Cobreloa en la final junto a su público mayor. Y no sólo eso, administrando de manera inteligente las condiciones indignas de jugar en un horario inapropiado para la salud de cualquier deportista y público apostado en las graderías. Desde allí partieron las arterías baratas y desesperadas por intentar amagar la evidente superioridad azul. La mayoría de la prensa y comentaristas de baratija osó opinar que el conjunto salmón había sido superior a la U. Francamente no se qué partido de fútbol habrán visto o qué clase de capacidad tienen para largar al aire tanta prueba de incompetencia. El local era el que tenía la obligación de ganar; a la U le bastaban dos empates para ser campeón. Y más, la mayoría de estos inhabilitados técnicos, concluyó tajantemente que la jugada en que el cobarde, discreto y malintencionado Roco se lanza con ambos pies en plancha sobre Herrera, había terminado en un gol legítimo. Alguno por allí aventuró que quedaría para la posteridad el hecho de que a Cobreloa le habían anulado un legítimo tanto frente a la U, conjeturando algún tipo de corrupción que la misma prensa se encarga de desmentir constantemente. Incoherencia absoluta o filfa descomedida producto de la envidia. Todo lo anterior proyectando entonces que en la vuelta se repetiría tal situación de “fuerzas parejas” en la cancha y seguramente el título quedaría en manos de la U. Lo que no calcularon estos payasitos fue lo que yo si pude reflexionar: la U arrasaría con Cobreloa y esa ficticia creación del gol mal anulado y lo determinante que sería para definir la llave, simplemente era una idiotez del tamaño del Everest. Si los azules le encajaban 8 goles a Cobreloa, nadie podría haberse extrañado. La superioridad quedó de manifiesto y de no mediar por la ineficacia e infortunio en gran cantidad de jugadas, éstas perfectamente pudieron terminar en gol para Universidad de Chile.
El ambiente en el Nacional era precioso, como acostumbra la familia azul acompañando al club de sus amores. La fiesta no pudo haber sido coronada de forma más espléndida, salvo por la anécdota del marcador que aunque rotundo, fue exiguo a la vez en relación al despliegue futbolístico azul. Cada uno de los tres goles fue gritado y vivido en la tribuna con fuerza inconmensurable por los románticos viajeros, como habiendo recibido un disparo de energía infinito para el alma. Esta vez no quiero detenerme a analizar el partido desde lo técnico, siento que no hace falta pues el desparpajo futbolístico azul habla por si solo. Esperemos que los dirigentes sepan hacer el esfuerzo que corresponde para que no se desmantele este equipo. Se ve muy difícil pero creo que no es imposible. Es ahora cuando la U tiene el deber de consolidarse arriba, en lo más alto del fútbol mundial. Están todas las condiciones para trascender de esa manera: una hinchada maravillosa, una mística única, una filosofía riquísima, una esencia que sólo los azules tenemos y podemos comprender. Cierro dedicando un homenaje al último gran ídolo azul, Diego Gabriel Rivarola Popón. Sin temor a atribuirme la representación de todos los hinchas azules, te damos las gracias por tu entrega, pasión, talento y amor por nuestra institución. Ya eres parte del firmamento azul y estamos seguros que tu magia continuará manifestándose desde fuera de la cancha pero siempre adentro de nuestros corazones. Grande Diego, te queremos. ¡Viva la U!  


lunes, 26 de diciembre de 2011

COBRELOA 0 – UNIVERSIDAD DE CHILE 0

Suponíamos que el partido en Calama iba a ser difícil y que los azules sentirían el esfuerzo desplegado durante el año, más aún si el pleito había sido programado para las 16 horas. Sin embargo, pese a las artimañas, Cobreloa no pudo imponerse y la llave quedó abierta para la revancha del jueves en el Estadio Nacional.
Cabe señalar que las mentadas intrigas naranjas incluyeron el desmesurado largo del césped en el mediocampo, zona que utiliza la Universidad de Chile para rotar el balón y generar velocidad: a ratos la pelota apenas se deslizaba y eso daba tiempo para que los locales compusieran su desorden y recuperaran las posiciones.
La táctica de Acosta fue simple: agrupar zagueros y volantes, tratar de salir en velocidad y enviar centros a la espalda de los defensores. Cobreloa esperó atrás todo el partido y sólo en los 15 minutos finales se atrevió a atacar, aprovechando el cansancio de algunos azules, en especial de Eugenio Mena. Por tal razón, es patético oír las declaraciones desvergonzadas y pedestres de los locales: “estuvimos más cerca”, “nos quedamos con gusto a poco”, “si no hubiera sido por el árbitro”… Pero bueno, el folklore futbolístico chileno es pusilánime, cobardón y embustero.
La U estuvo imprecisa en el último pase, de lo contrario se hubiera puesto en ventaja en el primer tiempo o en el comienzo del segundo. Tal vez el ingreso de Guillermo Marino hubiese sido útil para solucionar aquello, pues es un especialista en habilitaciones al espacio.
La prensa de las ratas blancas, por su parte, ha hecho hincapié en el gol anulado a Barrios, tildándolo de “polémico”, como si un tackle deslizante en contra del arquero no fuera motivo para cobrar foul. Debemos conjeturar que estos disparates son los últimos estertores de indecencia de un periodismo “arbino” que basureó a la U todo el año y al que no le quedó más remedio que rendirse a sus pies. ¡Cómo les deben doler las muelas a estas basuras! ¡Cuántas noches de insomnio! ¡Cuántas noches de bruxismo sembradas por una arrogancia que se iba al carajo!
Si comparamos a los líderes de las respectivas zagas lograremos ilustrar lo que estará en juego para la revancha y los caminos disímiles que emplearán ambos estrategas: Sebastián Roco es un jugador malintencionado que siempre golpea por la espalda y que se da ínfulas de matón, pero cuando recibe la brusquedad de vuelta llora como gallina clueca. Hoy jugó gratis todo el segundo tiempo, pues debió haber sido expulsado por doble amarilla. Marcos González, en cambio, es un jugador fuerte pero leal; además, es un caballero dentro y fuera de la cancha. Fue la figura del partido y en la actualidad es el mejor defensa chileno, incluyendo a las estrellitas que se desempeñan en el extranjero.
Seguramente, Sampaoli saldrá a buscar el partido y Acosta nos encantará con su acostumbrada especulación. Será muy importante abrir la cuenta en el primer tiempo y luego rematar el encuentro cuanto antes, pues Cobreloa es peligroso tan sólo por su contragolpe: jamás asumirá su obligación de ganar.
De esta forma, es altamente probable que la revancha del jueves se convierta en una oda a la incoherencia: el equipo que debe imponerse por necesidad saldrá a esperar y el que campeona tan sólo empatando se esmerará por atacar y atacar… Esta última certeza revela el romanticismo manifestado en nuestro himno, por eso el cuadro de Sampaoli merece cerrar el año de la mejor manera: un equipo decente, valiente y que ha debido luchar contra la vileza que genera la envidia de los patanes de siempre.
Un abrazo a todos los azules y que esta hermosa campaña se corone a favor de la escuadra que ha trabajado más que nadie. ¡Viva la U, mierda!    

jueves, 22 de diciembre de 2011

UNIVERSIDAD DE CHILE 1 – UNIVERSIDAD CATÓLICA 2

La Universidad de Chile enfrentaba esta segunda semifinal con una ventaja deportiva luego de derrotar al equipo de la oligarquía en el principado de San Carlos, superioridad que finalmente hizo jugar a favor en un partido extraño.
En el primer tiempo el cuadro se vio largo e impreciso, incluso daba la impresión de que la marca estaba un poco floja. Se sintió la salida de Matías Rodríguez y la Universidad Espiritual ABC1 ocupó precisamente su franja izquierda para generar riesgo. El segundo lapso fue distinto, la U apretó más en el mediocampo y, pese a la absurda expulsión de Vargas, logró emparejar el juego y empatar con aquel golazo de Osvaldo González. De hecho, los azules debieron haber marcado un par de goles más, pero el equívoco y la falta de finura en la decisión final evitaron una victoria merecida. Desgraciadamente, Marcelo Díaz quiso hacer un lujo innecesario rodeado de contrincantes y terminó obsequiándole el triunfo a una oncena cobarde que incluso ganando y con un hombre más retozaba en el contragolpe, pese a tener la obligación de ganar por dos goles. Este obsequio generó una serie de declaraciones demenciales por parte de sor Lepe y sus novicias: “estuvimos a un gol de la clasificación”… “Estamos felices porque nos habían dado por muertos”…
¡A un gol de la clasificación: como si hubieran estado ganando todo el tiempo, si el gol lo hicieron al final y mediante una dádiva estúpida! ¡Nos habían dado por muertos: si ya están más muertos que Drácula, fueron eliminados! ¡Basta de payasadas! ¡Es vergonzoso oír a los entrenadores y jugadores nacionales!
Como decía el misántropo de Nietzsche: la cobardía del ser humano consiste en no querer saber ni asumir la verdad.
Y es aquél precisamente el defecto más abominable de todos los gusanos del ambiente futbolístico que hemos tolerado desde niños: no responsabilizarse del fracaso y disfrazarlo de heroísmo farsante. En una película de monstruos serían los primeros indeseables en morir zampados.         
La Universidad de Chile jugará su tercera final de la temporada y deberíamos estar satisfechos y tranquilos. Pero molesta haber regalado una victoria que estaba a la mano, pues la farra se debió a cierta opulencia que este cuadro parecía haber superado: recuerden el empate 2 a 2 con Iquique en Santiago.
Se preveía, obviamente, que la tremenda y extenuante campaña les iba a pasar la cuenta a los deportistas. Y es más, que los abyectos rivales pretenderían sacar ventaja de ese cansancio: las gallinas cruzadas programaron su pleito de local a mediodía y los ladinos del desierto quieren jugar el lunes a las 16 horas en Calama.
Sin embargo, tal como lo expresó Jorge Desio al finalizar el partido: “este cachetazo llega en el momento justo”. Es un imprevisto que causará la reacción del plantel. Este equipo logró prevalecer de manera histórica en el continente empleando el sacrificio, la solidaridad y la concentración, elementos indispensables si se quiere derrotar a los dirigidos del mañoso Nelson Acosta. Esperemos que este revés sirva para poner en sintonía a un conjunto que ha demostrado ser superior al resto. Sampaoli merece toda nuestra confianza y si hay algo que le sobra es la capacidad inspiradora.
¡Vamos la U, mierda! ¡Los de afuera son de palo!     

lunes, 19 de diciembre de 2011

UNIVERSIDAD CATÓLICA 1 – UNIVERSIDAD DE CHILE 2

Advirtiendo las altas temperaturas registradas en Santiago por estas fechas, los oligarcas cruzados programaron el clásico a mediodía sólo para fastidiar el estado físico de los jugadores de Universidad de Chile, quienes se habían titulado campeones de Sudamérica sólo 4 días antes. Sin embargo, la mala intención de estos supuestos caballeros se transformó en una paradoja extravagante, pues fueron los jugadores de la UC quienes sufrieron de manera más dramática los efectos de semejante bajeza: dos lesiones musculares en el primer tiempo.
Esta payasada tiene una explicación elemental: Lepe quiso jugar al ritmo de la U y su plantel sólo aguantó media hora. Esta afirmación no es reflejo de la arrogancia, sólo se limita a consignar un hecho rotundo: para jugar como lo hace la Universidad de Chile debe contarse con un conjunto de deportistas capacitados durante un año entero para resistir la exigencia que aquello implica. Lepe quiso hacerlo de la noche a la mañana y más encima con una lupa en el cráneo: sólo cosechó el desfallecimiento y luego pretendió endosarle la derrota a la mala suerte y al árbitro Gamboa. Nos detendremos aquí…
Las lesiones de este tipo no son producto de una fortuna aciaga, sino más bien de un pésimo trabajo de los preparadores físicos, el que incluyó veinteañeros acalambrados en el segundo tiempo. Además, al no poder equilibrar las aptitudes atléticas del rival, la oncena cruzada siempre llegó tarde a la marca y en lugar de anticipar sólo golpeaba. ¿Qué Gamboa fue responsable del fracaso de la UC? La verdad es que el llanto soez de estos bocones se está volviendo demasiado frecuente e irritante. En primer lugar, Gamboa se comió un penal en contra de Rodríguez que dejaba a la U arriba muy temprano y después le anuló el gol del empate a Marcos González. Por otra parte, las expulsiones de Mirosevic y Ormeño sólo fueron la secuela lógica de la estupidez. Algo extraño les ocurre a los muchachos de la franja aristocrática cuando enfrentan a la Universidad de Chile. Les sucede lo mismo que a Juana I de Castilla: se vuelven locas. ¿Por qué los entrenadores de este equipo ABC1 no pueden controlar la imbecilidad de sus dirigidos? ¿O es que acaso este comportamiento subnormal es producto de un propósito? ¿Ablandar al contrincante, por ejemplo? Las ratas blancas intentaron hacer lo mismo y no lo consiguieron, ni siquiera jugando con dos peleles más.          
Si algo demostró la hazaña de la U en la Copa Sudamericana es que un club de fútbol profesional es un todo que conlleva relevancia en cada una de sus fracciones: capacidad aeróbica, habilidad técnica y táctica, planificación al mediano y largo plazo, acondicionamiento motivacional e intelectual, solidez institucional e hinchas fieles y tolerantes ante eventuales derrotas. El resto es lloriqueo retorcido y mediocridad encubierta. Esto que sirva para amordazar a todas las hienas que ven en el éxito de la Universidad de Chile tan sólo el producto de una maquinación arbitral. Ya esta bueno de mariconeos y que cada cual se haga responsable de su revés.
La U ganó un partido complejo: los jugadores estaban afectados por el calor, se encontraron perdiendo tras un error poco habitual y el equipo de la oligarquía golpeó demasiado. Pese a ello, volvió a ganar sin hablar de más, ni antes ni después del pleito.
Sampaoli sabe que la llave no está cerrada y que el jueves deberá extremar recursos para liquidar a los antagonistas. Pero también está consciente de que tiene jugadores valientes que quieren cerrar el año de la mejor manera. Uno de ellos es Eugenio Mena, quien soportó un golpe y un corte en la cabeza bajo una temperatura insufrible. Y no sólo eso, pues marcó el golazo con el que se venció a los peritos en fanfarronería y petulancia. En pormenores como estos debieran fijarse todos los pailones que desvalorizan los éxitos azules: periodistas y jugadores e hinchas rivales… Tal vez así aprendan a detectar el coraje y a comportarse como hombres, colisones de mierda.      

viernes, 16 de diciembre de 2011

LOS PEQUEÑOS AZULES

Hoy el cielo y el mar son profundamente azules. ¡Mucho más azules que antes!
¡Qué jornadas compañeros! ¡Qué campeonato sudamericano hemos presenciado juntos! Quedará grabado en nuestros corazones por siempre, de la misma manera en que quedaron esculpidos los peores momentos que sufrimos con la U, en los que sin embargo supimos mantener la frente en alto y robustecer nuestro fuerte compromiso y amor por el club.
Ahora de igual forma lloramos, pero de alegría al ver el éxito alcanzado y la forma en que se logró. Simplemente de manera exquisita, valiente y elegante.
¡Qué alegría indescriptible produce ver a los pequeños azules gritar y cantar con sus mejillas rojas abarrotadas de sudor y emoción gracias a esta estrella internacional!
Ayer en la mañana, una vez pasada la noche de celebración y justo después de haber revisado los noticiarios que se tiñeron merecidamente de azul por largo rato, mi hijo Tomás me preguntó si era cierto que alguna vez la U había estado sumida en la oscuridad. Inmediatamente le expliqué de la mejor manera posible la historia de la Universidad de Chile. Me miraba incrédulo y no podía creer que la misma U que él ha visto y seguido desde hace unos pocos años, esta U que venía de obtener grandes resultados nacionales e internacionales (la final de antología del Apertura 2011, los cuartos de la Sudamericana 2009, la semifinal de la Libertadores 2010 y este soberbio campeonato de la Sudamericana), era el mismo equipo del que yo le relataba su pasado más sombrío. Sus ojitos mostraron mucha emoción y sólo bastó que le diera un gran abrazo para lograr manifestarle la increíble felicidad que siento al vivir con él este glorioso momento y el verdadero nivel de la U, el que siempre mereció…
¡Qué Grande es la U!  ¡Gracias Bulla!  ¡¡¡Vamo la U!!!

Por Juan Pablo Truyol 

UNIVERSIDAD DE CHILE 3 – LDU DE QUITO 0

En estos momentos la Universidad de Chile es el mejor equipo de Sudamérica. Un sueño imposible para quienes convivimos con la etapa más miserable de esta institución: cuando las administraciones de la dictadura esquilmaron su patrimonio y la convirtieron en un club de segundo orden.
La noche del miércoles la U acabó con todos los demonios que rondaban su historia. Y no sólo eso, también salió airosa tras vencer la envidia y la hostilidad de un medio que sólo anhelaba su fracaso: hinchas y jugadores rivales que enarbolaron su mala clase hasta el cansancio y un periodismo que se comportó como el alférez leproso de las ratas blancas: menospreció el triunfo ante el difícil y malintencionado Fénix, tildó de improbable el paso de la llave con Nacional de Montevideo, ensalzó con furor al Flamengo de Ronaldinho antes de la goleada en Río, pronosticó la extenuación definitiva del plantel ante Arsenal, presagió la maldición azul en las semifinales con Vasco da Gama, se cansó de halagar la invulnerabilidad de Liga en Quito y hasta el último minuto intentó endosarle a la U la supuesta condenación del Estadio Nacional. Un periodismo comandado por los cabrones de siempre y que ahora debe revolcarse en su propia basura.
Por momentos dio la impresión de que la Universidad de Chile no sólo debía vencer a las potencias de Sudamérica, sino también a muchos chilenos desclasados que pretendían encubrir su propia mediocridad con la caída de quien disputaba instancias superiores e inalcanzables. Triste rasgo de un pueblo que se deleita hace décadas en el fango del consumismo, la ignorancia y la ordinariez. Indigencia espiritual de quienes se acostumbraron a la subvención del gorila militar.
La tarea de Sampaoli no era sencilla, pues era el caudillo de un equipo que no sólo debía vencer a Liga Deportiva de Quito, sino que también debía ejecutar un acto de exorcismo: eclipsar las frustraciones y las insolencias históricas e imponerse en un recinto funesto en el que habían sido asesinados y torturados muchos compatriotas. Este DT fuera de serie y estos jugadores magníficos prevalecieron sobre potencias continentales y sobre árbitros indignos que trataron de fastidiar los resultados. Han ganado el primer campeonato internacional con las manos limpias: sin el subsidio de un asesino como Pinochet y sin que la Copa fuese paseada por un CNI abominable como Vergara. Un detalle como éste no hace más que confirmar la distancia moral que existe entre la U y sus indecentes archi rivales: esos que lanzaron bolsas con orina a deportistas que realizaban el calentamiento previo y esos que permitieron la invasión del lumpen al camarín de los visitantes.
Escucharemos muchas estupideces en lo que queda del año: que la Copa Sudamericana no vale nada en comparación a la Libertadores, que no la disputan los mejores del continente, que la U es un equipo chico y que sigue mendigando estadios, que un título internacional en 84 años es una vergüenza; en fin, las más inimaginables idioteces resentidas. Sin embargo, no se debe responder con vanagloria, pues quienes la utilizaron como estandarte cayeron diligentemente en una andrajosa inferioridad y ahora el rencor los corroe porque el cielo está más azul que nunca.
El mundo gira muy rápido y la vida debe encararse con valentía y clase: ser optimistas y fuertes durante la penuria y ser gentiles y modestos en la victoria. Tal como lo expresó el excelente Marcos González: “los hinchas de la U no deben ser altivos, deben mantener la humildad que los ha caracterizado siempre”. Y claro, la enorme felicidad que se está experimentando no debe aliarse con la pedantería, pues se corrompe y se convierte en rata blanca.

lunes, 12 de diciembre de 2011

UNIVERSIDAD DE CHILE 3 / UNIÓN ESPAÑOLA 0

Superioridad, el concepto más potente para definir lo mostrado por la U frente a Unión Española. Salvo Herrera, Castro y pocos minutos de Lorenzetti entrado el segundo tiempo, no hubo participación de aquellos jugadores que vienen actuando en Copa Sudamericana. Esto habla de un plantel generoso, que comienza a confirmar que el manoseado concepto de “equipo b” o “reservas” no es más que una lamentable sinonimia palurda de supuestos periodistas deportivos. Es más, constituye una falta de respeto a los jugadores aludidos. Lo anterior se enmarca en la tradición de un país carente de éxitos a nivel internacional. Cuando un plantel de fútbol consigue alternar constantemente en varios torneos, es normal que su dotación soporte esa realidad. Basta con mirar hacia el viejo continente y revisar que, incluso las máximas potencias del balompié mundial, operan de esta manera. Es una falacia aquello de los once mismos jugadores actuando cada tres o cuatro días sin descanso, independiente de que en ocasiones pueda ocurrir aquello. En suma, los clubes que consiguen conformar planteles exuberantes en dotación y calidad, son los que en definitiva se posicionan arriba tanto a nivel local como universal.
Gratifica observar la virtuosa evolución que está teniendo la Universidad de Chile, rescatando desde su propia esencia valores que se encontraban extraviados: un estilo de juego definido, jugadores formados en el club, jugadores identificados con el alma de la institución, instalaciones de primer nivel, etc. Aunque absolutamente todos los protagonistas del categórico triunfo ante Unión Española contribuyeron en sus particulares méritos, quiero destacar al joven Igor Lichnovsky. Estamos frente a un adolescente de tan sólo diecisiete años de edad, cuya actitud en la cancha representa la de un adulto maduro. Deja la sensación de que viniera jugando desde siempre a nivel profesional y más aun, está profusamente dotado de virtuosismo técnico. Merece aplausos como sus mentores también ameritan. Menciones además para Gabriel Vargas que logró “destaparse” y convertir dos preciosos goles; Diego Rivarola que pisó fuerte nuevamente los pastos del Nacional ratificando su calidad y Sebastián Martínez, quien en la misma línea de lo expresado sobre Lichnovsky demostró estar a la altura de las circunstancias.
Al pueblo azul sólo le queda disfrutar el momento por el que atraviesa el club de sus amores, a la vez que soñar con que sea esta la realidad que se perpetúe en adelante. Un miércoles catorce de diciembre de dos mil once, podría transformarse en un hito de tal envergadura, que mucha gente sentirá haber tocado el cielo. Y como esta maravillosa familia tiene la virtud de saber asimilar la pena y la alegría como parte natural de la vida, el empíreo se habrá alcanzado sea cual sea el desenlace, por el solo hecho de formar parte de este linaje. Con humildad y algarabía asistiremos este miércoles al estadio Nacional, para vivir uno de los momentos más hermosos de nuestras vidas junto a la U.

viernes, 9 de diciembre de 2011

LIGA UNIVERSITARIA DE QUITO 0 / UNIVERSIDAD DE CHILE 1

A estas alturas, cuesta bastante abstraerse de las emociones para comentar de manera objetiva la primera final disputada en Quito. A pocos minutos de iniciada la brega, la U consiguió el dominio de las acciones y generó la primera ocasión clara de gol. Esta fue anulada por la cobardía del juez del partido Diego Abal, quien se comió un penal a Gustavo Canales que todo el mundo, salvo los necios, han reconocido. A pesar de que esta y otras situaciones similares refrendaron un arbitraje localista, el equipo de Sampaoli está provisto de una fortaleza mental tan extraordinaria que se sobrepone a cualquier tipo de adversidad. Charles Aránguiz sufrió idéntica suerte y nuevamente a Abal le tembló el pito para sancionar la pena máxima. El resumen del partido no lo vamos a exponer acá pues nuestro sagaz DT se encarga de hacerlo magistralmente. Sólo enfatizar que la U mereció el triunfo, impuso sus términos en la altura de Quito y consiguió mantener el imponente tranco que trae en esta Copa. Prueba irrefutable de esto es que derrotó a un equipo indomable en su recinto. Detengámonos un momento a dedicar algunas palabras a dos personajes que rayaron en lo patético: Marcelo Barticciotto y Aldo Schiappacasse. El primero se lució en el programa “En el nombre del fútbol” del canal CDF. Elaborando un irrisorio prólogo en el que explicó que es objetivo en sus análisis y que no representa a la camiseta que lo identifica, pretendió desestimar el triunfo azul indicando que la U no mereció ganar. Frente a tal declaración, no nos queda más que elucubrar las siguientes teorías: se trata de un “show” del programa, el ex team de Pinochet es un tardo ilustre o simplemente la ojeriza hacia la U le resulta incontenible. Tanto es así que todos, absolutamente todos los panelistas del programa estaban abrumados con sus declaraciones. Señor Barticciotto, preferimos la tortura de oírlo cantar. Para colmo de males, el espectro radial debió soportar las insolencias del Sr. Aldo Schiappacasse, quien en un acto francamente irreconocible se abanderó con el equipo extranjero denostando al club de su país. Ininteligible actitud la del periodista chileno. O su afán de querer ser protagonista traicionó su intelecto o simplemente quedó en tela de juicio luego de semejantes arranques de objetividad mal entendida. Patético y condenable tanta contaminación ambiental improcedente.
La U ha brindado al mundo una verdadera clase magistral de fútbol, cimentada en valores tan importantes como el compañerismo, trabajo, humildad y nobleza. Sólo quiénes llevamos en la sangre el sentimiento azul podemos dimensionar la magnitud de lo que se está haciendo. Más allá del desenlace del próximo día miércoles 14 de diciembre de 2011, el pueblo azul está en estado de gracia y atesora con pasión infinita la consecución de un título merecido. Sea cual sea el resultado de esta bella historia, el nombre de la Universidad de Chile vuelve a consolidarse a nivel internacional con el peso específico que se merece. No me cabe duda que los más eruditos estudiosos de grandes fenómenos sociales se maravillan con el fenómeno azul. Desde el más estudioso sociólogo hasta el más sensible poeta, disponen con la U de un tesoro incalculable en el valor de su espectacularidad. Gracias titán azul por brindarnos tanta emoción, tanta energía, tanto amor, tanta vida.

lunes, 5 de diciembre de 2011

LA FINAL

La Universidad de Chile jugará su primera final continental. Luego de pasar por administraciones deplorables que incluso la enviaron a segunda división, hoy en día la U tiene la gran posibilidad de asentarse como potencia sudamericana. Se trata de una oportunidad histórica que no se puede desperdiciar. Y ojo, esta crucial ocasión ni siquiera tiene que ver con el resultado de los dos partidos ante Liga: sabemos que Sampaoli saldrá a ganarlos, que el conjunto tiene la capacidad para hacerlo y tenemos la esperanza de que aquello se concrete; sin embargo, el futuro del club dependerá de que estas instancias se reiteren año tras año. ¿De qué sirve ganar un trofeo si luego se cae en el anonimato o en la mediocridad perenne? Muchos clubes obtuvieron un título internacional y luego desaparecieron del circuito cosmopolita de manera patética.
Este presente azul debe valorarse porque, precisamente, da la impresión de que se trata de un gran comienzo. Y de hecho, este peregrinaje se inició hace tres temporadas con el gran Sergio Markarián, un DT magnífico que fue injustamente criticado por nuestros imbéciles periodistas. Markarián hizo mucho con muy poco. Recordemos el escaso plantel que tenía la U y las dilatadas lesiones de Montillo, la figura del equipo. Además, para entrar a la fase de grupos de la Libertadores 2009 los azules debieron eliminar a los superhéroes del Pachuca, ni más ni menos. Markarián logró avanzar a segunda fase relegando al difícil Boyacá Chicó y venciendo en la última fecha a Aurora en Bolivia. Fue la gran Copa de Miguel Pinto. Al semestre siguiente, tras las abrupta y desgraciada partida del DT uruguayo, la directiva de Azul Azul cometió un error macabro: contratar al farsante de Basualdo, un patán descarado que abandonaba al plantel dos veces a la semana para ir a Argentina. Corolario: el Clausura del 2009 fue el único campeonato en el que la U no clasificó a los play-off. Paradójicamente, hubo un rendimiento internacional provechoso que dejó a la Universidad de Chile en cuartos de final de la Copa Sudamericana: eliminó al Deportivo Cali y al Inter de Porto Alegre, cuadros de primer orden. El 2010 llegó Pelusso y la semifinal de la Libertadores, en la que el estratega falló en lo que hoy brilla Sampaoli: intrepidez y convicción.
La primera tarea de esta administración es asegurar la continuidad del cuerpo técnico. Será difícil, pero el DT está muy identificado con el equipo y dada la bonanza económica causada por el rendimiento internacional bien puede asegurarse su permanencia mejorando su contrato cada vez que finalice la temporada. Estamos hablando de un profesional a toda prueba que es admirado por el universo futbolístico en general. Antípoda de frescos como Basualdo.
En cuanto al plantel, la faena debe ser similar: algunos partirán porque tienen derecho a asegurar su futuro, pero aquello implica el arribo de reemplazantes idóneos y el constante enriquecimiento del equipo. En este caso, la llegada de Junior Fernandes es óptima, pues es un jugador desequilibrante que además no ocupa plaza de extranjero. Es la voz de Sampaoli la que debe primar a la hora de contratar refuerzos.
Ahora se viene Liga, un escollo complicado que se enfrentará con la certidumbre que posee la U: un cuadro que sabe dar espectáculo y conseguir resultados, incluso cuando los pronósticos son funestos. Debe primar la esperanza y la humildad. Sampaoli conoce al rival y es un sujeto estudioso.
Lo más hermoso de todo es el propicio horizonte que se vislumbra en el futuro inmediato: una Universidad de Chile respetada en Sudamérica y calificada para disputar instancias avanzadas en las Copas continentales. Una institución que por fin parece dejar atrás un segundo plano totalmente antagónico al amor que le profesan sus hinchas.

domingo, 4 de diciembre de 2011

UNIÓN ESPAÑOLA 0 / UNIVERSIDAD DE CHILE 1


Se preveía un partido complicado frente a un rival que cuenta con buenos jugadores, aunque insípido en todo sentido. Más adelante explayaré esta sentencia. No cabe duda alguna de que la U tiene la mente en la final de la Copa Sudamericana: el juego desplegado hoy no tuvo siquiera asomos de lo que el mundo ha visto en el ámbito internacional. Sampaoli apostó a mantener en cancha buena parte de la plantilla titular y puso a descansar a otros cuantos. Definitivamente hay jugadores imprescindibles en el armado futbolístico, del que tantos se han maravillado, y cuya ausencia repercute en un despliegue que difiere bastante del óptimo conocido. Sin perjuicio de lo anterior, el plantel consigue imponer sus términos incluso jugando mal. En auxilio de esta falencia, aparecen el compromiso, la bravura, la supremacía física y el sello de la institución.
Retomo la idea que dejé pendiente. Unión Española lleva un largo tiempo con el mismo cuerpo técnico comandado por José Luis Sierra, invirtió en buenos jugadores y aun así clasificó a duras penas a la fase de eliminación. Los rojos perdieron los últimos 5 partidos jugados contra la U. Hoy tuvieron en frente a un equipo que se está jugando algo grande a nivel internacional, que probablemente está con un desgaste mayor que su rival de turno y cuyo énfasis está sin duda en el torneo sudamericano. Con todo, los colorados nuevamente sucumbieron ante la Universidad de Chile. Y para más remate, los perlas fijaron precios exorbitantes para ingresar al estadio, pretendiendo acaudalar sus arcas a costa del inmenso arrastre azul. Ni siquiera fueron capaces de llenar su recinto con su propio escaso público, sencillamente patético. ¿Por qué hago todo este preámbulo? Para intentar explicarme el llanto amariconado luego de perder por quinta vez consecutiva con la U. Mezcla de impotencia y frustración así como una tremenda incapacidad de autocrítica. No es primera vez que Sierra termina gimoteando como primitivo enjaulado, en vez de asumir su falta de capacidad para ganar en instancias importantes (además pierde siempre con la UC y el equipo de Pinochet). A esto debemos sumar el circo pulgoso del periodismo albino, que ha desatado tremendo escándalo pretendiendo endosar la responsabilidad de la derrota panadera al árbitro Bascuñán. Seguí este partido por el CDF y en ningún momento Rodrigo Goldberg, hombre respetado, decente e inteligente, emitió tal tipo de comentarios envidiosos y sacados de un retrete maloliente. Los genios de radio ADN se encargaron de exacerbar tal postulado, basados en su propia ignorancia futbolística. Insoportable el pedante de Rodrigo Sepúlveda, que intenta proyectar sabiduría y genialidad consiguiendo sólo graduarse de payaso perteneciente al ya citado circo. Veamos lo que tanto alegan y descompone a estos descarados: gol anulado a Sebastián Jaime. Había que revisar si lo que entró al arco era la pelota o la cabeza de Sebastián Martínez. Jugada peligrosa y cobro totalmente ajustado a reglamento. Recuerdo perfectamente un gol anulado al “Bombero” Ibáñez frente a la UC por idéntica jugada. Pero claro, como el margen para los rojos era nulo, cualquier situación de esta naturaleza los enfervorizaría para tratar de validar un vicio. Esa misma jugada en mitad de cancha se cobra tal como se cobró y pasa inadvertida. La jugada del gol azul es también profundamente resistida por los miembros del circo elevándola a categoría de saqueo. Eugenio Mena disputa un balón y lo gana limpiamente para luego enviar el centro que termina en el fondo del arco hispano. Si se reclama como falta el momento en que las piernas de Mena y el jugador que lo marcaba se enredan, es sólo por la tirria incontenible de personas que no toleran ver a la U ejerciendo supremacía. No saben nada de fútbol. Mena fue más fuerte que su marcador y punto. Invitamos a toda esta legión de ignaros insolentes a dignificar su profesión o a morderse la lengua para que dejen de vociferar tanta idiotez.
El hecho es que la U sigue dominando el plano local y se encuentra ad portas de un hito extraordinario no tan sólo por la posibilidad de ganar, sino también por la impecable forma en que llegó a la final. Desde esta tribuna le enviamos al plantel nuestro respeto, admiración, agradecimiento y confianza en lo que se puede concretar el miércoles 14 de diciembre.