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viernes, 2 de octubre de 2015

Supercopa 2015: Universidad de Chile 2 – Universidad de Concepción 1

El pronóstico no era bueno: la U venía jugando muy mal y el rendimiento individual en su gran mayoría era bajo; sin embargo, los azules se impusieron de manera justa a un rival complejo y se quedó con una Copa que tiene un valor estadístico muy relevante: la U lleva 5 años ganando trofeos consecutivamente y en ese lapso ya suma 7, incluyendo un galardón internacional.
Lasarte insistió en relegar a Rodríguez, Benegas, Ureña, Renato González y Farfán, así como también persistió en una zona media compuesta por tres volantes. Ya hemos planteado que en estos momentos la U debiese jugar con un mediocampo en el que Martínez se viera más asistido y también hemos dicho que su compañero tiene que ser Corujo o Ureña (Pereira aún está lesionado y el nivel de Espinoza es paupérrimo). Por suerte, Lorenzetti y Valencia fueron capaces de sostener el balón por más tiempo y de darle profundidad a una delantera que estuvo flojísima: Ubilla perdió un gol vergonzoso en los primeros minutos y no aguantó la marca en todo el partido; de Canales no se sabe si está lesionado, si el DT no se atreve a sacarlo o si los dirigentes se lo imponen; y Castro sólo corrió y desperdició un gol cantado. Si se desea jugar con tres delanteros, éstos son Farfán, Canales y Benegas, no hay más. Aunque suene majadero, asimismo hemos señalado que, coexistiendo Corujo y Rodríguez, con dos delanteros basta, pues el ala derecha ofensiva queda absolutamente cubierta y aquello permitiría instalar al mentado tapón sin perder volumen de ataque. Es irritante que el cuerpo técnico insista con Ubilla y que Rubio sea opción de cambio, pues no aportan nada.
Si bien la defensa se vio mejor, Herrera realizó dos tapadas notables cuando el marcador estaba en blanco y luego evitó el empate. La zaga se vio débil por el lado de Rojas y, para variar, a Corujo le ganaron la espalda porque no es lateral. Osvaldo González y Suárez mejoraron respecto de los pleitos anteriores, pero siguen las zozobras aéreas y ciertos desajustes que agudizan la dependencia hacia el excelente arquero que tiene la U.
Los ignorantes de siempre escogieron a Suárez como la figura del partido, encandilados por el buen gol que anotó; sin embargo, además de perder la marca tras el clásico uno-dos en el que se fue tras el balón y dejó suelto al delantero rival, los 90 minutos desplegados por Lorenzetti fueron extraordinarios y sólo un ignorante perpetuo sería incapaz de notarlo: es un jugador valiente, incansable, no se lesiona, es inteligente, asiste a sus compañeros todo el tiempo y posee una capacidad técnica única en el medio local. Menos mal que se quedó en la U, de lo contrario todo sería aún más difícil.
Debido a la sombra de inestabilidad que transmitía el equipo, fue clave abrir la cuenta temprano; de hecho, de no haber sido así, hubiésemos visto otro partido. Por tal razón, es cada vez más indignante que se insista con delanteros de goma que exhiben farras inconcebibles. Sin ir más lejos, debió entrar Rodríguez para liquidar el pleito. ¿Liquidar? No, señores, pues faltaba el show de Polic…
Este árbitro descarado ya había ofrecido pinceladas de su turbia manipulación tras dejar sin castigo un planchazo contra Valencia a la entrada del área y tras cazar a Corujo con una amarilla absurda y tempranera. Cuando el partido estaba completamente controlado y la U distribuía el balón a su antojo, esta rata blanca inventó un penal indecente que bien pudo complicar el merecido triunfo. Este patán conforma junto al chancho Gamboa y al pelele Osorio un trío anti-azul de cuidado. La única forma de zafarse de estos caraduras es aprovechando todas las ocasiones de gol, pues así se quedan sin margen para el cohecho. Esa fue la lección que dejó la Copa Sudamericana del 2011: anotar goles espanta a las lauchas. Tal vez la mejor señal del partido fue la recuperación de la pierna fuerte, pues es un emblema de la U y, como tal, siempre debiera relucir.
En fin, la era Lasarte concluirá una vez que finalice este campeonato y entonces acontecerá una gran paradoja: un DT que terminó su período enseñando confusión y flaquezas se irá de la U ganando, hasta ahora, dos Copas en un año y medio. Y decimos “hasta ahora” porque aún están en juego la Copa Chile y una probable liguilla. Ojalá el uruguayo engrose esta contradicción antes de partir.    

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Universidad de Chile 2 - Cobresal 1

La Universidad de Chile está en manos de un inepto y habrá que tolerarlo hasta que termine el torneo. Cobresal dio todas las facilidades para ser goleado: no se metió atrás, salió jugando mal y arriesgó mucho; sin embargo, la U no fue capaz de aprovecharlo porque vive un instante nauseabundo y porque tiene al único delantero chileno que no sabe hacer nada: Ubilla no aguanta la marca, no cabecea, no define, no habilita a sus compañeros y queda siempre en off side. Ya es hora de que vuelva a Wanderers. El juvenil Pinilla, en tanto, conoció la leche y los huevos a los 18 años: su debilidad es impresionante y pasa más en el suelo que con la pelota en los pies. Una vergüenza. De no mediar la ineficacia de ambos, la U hubiera ganado el primer tiempo por dos goles de diferencia.
Ya hemos señalado que el problema de este DT sofista es la conformación del mediocampo: insiste en utilizar tan sólo tres hombres ante equipos que le oponen al menos cuatro o cinco. Eso es una idiotez, pues es sabido que la zona media se gana con quite, posesión y profundidad, tareas imposibles de ejecutar en inferioridad numérica. Este burro queda en desventaja deliberadamente y sacrifica a Martínez, quien se lleva una amarilla por partido. En tanto, Lorenzetti y Valencia también lucen aislados porque nadie rota: en esta U los delanteros esperan el balón detrás de la marca.
Lasarte debe instalar en el medio a Ureña, Corujo o Rodríguez y sacar al puntero derecho, banda por la que pueden subir estos dos últimos. Como por la izquierda nadie tiene esa capacidad, la presencia de un delantero zurdo es un deber. A estas alturas, lo más coherente sería probar un dúo con Canales y Benegas (los otros son Castro y Farfán) asistidos por Lorenzetti y Valencia o Lorenzetti y Renato González.
En cuanto a la obligación de tener un juvenil en cancha, ya sabemos que la cantera no tiene delanteros, así que no es opción válida comprometer esa zona. Lo lógico era incluir un volante de quite que ayudara a Martínez; además, no se trata de un área tan delicada como la zaga o la ofensiva, pero al DT no se le ocurrió y ahora está con la soga al cuello porque los juveniles tienen un déficit de minutos jugados: otra estupidez, pues vienen los partidos más trascendentales y lo lógico sería haber salido del cacho cuanto antes. Ya lo hemos dicho: Lasarte es lento como un caracol.
La defensa, por su parte, tuvo otro capítulo de terror. Si bien Osvaldo González jugó bastante mejor, en el segundo tiempo perdió la marca de Cantero y el empate no llegó de pura suerte. Horrible partido de Suárez y su gol no lo alcanza a redimir. José Rojas estuvo inseguro como siempre y a Corujo le ganaron la espalda porque en realidad no es un lateral.
Veamos esta alineación:
Herrera
Rodríguez, O. González, Rojas, Magalhaes
Corujo (Ureña), Valencia (R. González), Martínez, Lorenzetti,
Canales (Farfán), Benegas (Castro)

Como podemos notar, se supone que la U tiene un plantel generoso, pero si analizamos la maldita verdad nos daremos cuenta de que aquello es una patraña, pues hay varios jugadores que no aportan nada: Suárez, Vidal, Espinoza, Rubio y Ubilla, por ejemplo. Lo más horrible es que el técnico charrúa parece relegar a quienes sí poseen al menos alguna gracia: Benegas, R. González, Ortiz y Farfán.
En fin, este campeonato será una triste reproducción del torneo anterior. Otro semestre comiendo vidrio. Gracias, Lasarte, nos encantan los equipos largos y llenos de fisuras por las que fluye la incompetencia.   

              

jueves, 17 de septiembre de 2015

El arte de tocar fondo

El nivel mostrado por la U es tan bajo que la discusión pasa por dilucidar si Lasarte está cometiendo idioteces adrede para así ser despedido y cobrar una indemnización o si en realidad se trata tan sólo de un incompetente: continúa naufragando defensivamente, insiste con un mediocampo de tres hombres que no puede cumplir ninguna de sus dos obligaciones (crear y contener), se equivoca con los nombres que debieran desplegarse en la ofensiva y, para más remate, concreta los cambios tardíamente y de mala manera. Es repugnante que cualquier entrenador pelele sea capaz de complicarlo.
Resulta inconcebible que estando Alberto Quintano en el directorio no se haya detectado la necesidad de robustecer la zaga con dos especialistas de peso. Al asqueroso nivel de José Rojas y de Osvaldo González se suma la inoperancia de dos supuestos refuerzos que sólo vienen a adornar la banca: Vidal y Suárez. No se entiende por qué se peleó tanto por este último si se había enfrascado en un escándalo pueblerino que le debió haber costado la salida del club. ¿Alguno de estos dos jugadores es más que Lichnovsky, Huerta, Santander o Cerezo? Por ningún motivo. Azul  Azul perdió valores jóvenes formados en casa y en su lugar trajo maceteros insufribles. En este momento, la defensa es una enfermedad, se pierden todos los mano a mano, los cabezazos y se sale a destiempo. El último gol de Audax lo demostró: horrible descoordinación entre Rojas y Suárez. Osvaldo González, por su parte, fue el responsable del dos a cero al soltar la marca. Surge entonces otra clase de dudas: ¿es la flojera de Lasarte la que pudrió al equipo o es el nivel vergonzoso de algunos jugadores lo que tiene a la U haciendo el loco? La única manera de solucionar semejante descalabro es enviando a la suplencia a quienes se desempeñan mal, así de simple. Para el próximo pleito, Rojas y Suárez debieran ser reemplazados por Paulo Magalhaes y Vidal, respectivamente. De hecho, sólo Magalhaes aparece como un elemento apto para cubrir la engorrosa banda izquierda. Rodríguez, Osvaldo González, Vidal y Magalhaes tendrían que conformar la zaga ante Cobresal.
Ahora bien, si el DT establece un mediocampo de tres volantes, al menos se espera que el jugador más creativo tenga con quien dialogar. Lasarte hace todo lo contrario: aísla a Lorenzetti, a pesar de que tiene a Renato González y a Valencia. Además, el charrúa cambia hombre por hombre y, por tanto, su viciada táctica no varía: la oncena sigue sin jugar a nada. El cambio de Lorenzetti por Valencia fue grotesco, pues precisamente era el momento en que debían jugar juntos.
Cuando un equipo luce desequilibrado y los resultados tampoco lo acompañan, lo lógico es poblar la zona media para que al menos el volumen de juego sea más amplio y no tan monocorde, de ahí que el 4-4-2 sea un esquema tan popular. En el caso de la U, debieran figurar Martínez, Corujo, Lorenzetti y Valencia o Renato González. Cuando se recupere Guzmán Pereira también será una opción. Quien la perdió para siempre es Espinoza, otro gladiador rústico que se entretiene en peleas callejeras.
En cuanto a la ofensiva, los delanteros a considerar son Canales, Benegas, Castro y Farfán. Ubilla y Rubio han tenido demasiadas oportunidades y su fragilidad ya da asco. Ahora bien, si la U sale a la cancha con dos delanteros lo lógico es cargar la banda izquierda, pues por la derecha irrumpen Rodríguez y Corujo, esto causa que Ubilla sea aún más inútil. Si Canales está lesionado no puede jugar y esta es otra idiotez de Lasarte: no es primera vez que lo incluye a pesar de estar a media máquina. En una oncena deben jugar los que estén al 100% y se acabó. Por otra parte, no se entiende por qué relegó tanto a Farfán si venía haciendo goles. 
En resumidas cuentas, el desastre es total y los grandes responsables son las gallinas de Azul Azul, una tropa de incapaces e ignorantes que tuvieron la gloria en sus manos y que la trocaron por un baúl de escoria. ¿Qué podemos esperar? Simple: que el maldito torneo se acabe pronto. Además, jugando de esta ridícula forma es muy difícil seguir avanzando en Copa Chile y más aún ganarle la Súper Copa a la Universidad de Concepción. El naufragio es absoluto y, para variar, se tendrá que empezar de cero. 
Y pensar que hace 4 años la U era el mejor equipo de Sudamérica.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Copa Chile: San Luis 3 – Universidad de Chile 1

La U tocó fondo, pues ya es imposible jugar peor. Lasarte no da muestras de reacción e insiste en cometer errores tácticos y selectivos. La línea de 4 sólo ofrece garantías por el lado derecho, dado que el puesto está cubierto por Corujo o Rodríguez. En el centro de la zaga reina el caos: muy mal momento individual de Osvaldo González y ni hablar de Suárez, un jugador del montón al que se le esperó sin motivo y que en su período de recuperación visitaba discotecas y se enfrascaba en peleas a botellazos. Vidal, por su parte, es el clásico fiasco rancagüino: con él no pasará nada. José Rojas, en tanto, tampoco ha rendido como se espera y las convocatorias a la selección parecen confundirlo aún más. Los periodistas de cuarta categoría criticaron duramente a Ortiz y efectivamente jugó muy mal, pero la pregunta es: ¿y es que acaso es lateral izquierdo? Ortiz es un muy buen jugador, pero es mediocampista y en esa posición brilló en Palestino. ¿Por qué no jugó Magalhaes en esa zona si ya se recuperó? Otras interrogantes: ¿por qué hay juveniles especialistas en esos puestos desempeñándose en equipos rivales o de segunda división[1]? John Santander está en Huachipato y fue formado desde niño como lateral izquierdo, Bernardo Cerezo es un central alto y fuerte que está jugando en Santa Cruz, Valber Huerta se aburrió de ser la sombra de los paquetes trasandinos y ahora está en el Granada de España e Igor Lichnovsky debiera ser hace un año el líder de la zaga azul, ahora es titular en el Porto y también se fue tras no tener espacio en la oncena. Esta es la política de los imbéciles de Azul Azul: dejar ir valores propios y de gran proyección para traer fardos nacionales o, peor aún, rioplatenses. Un desastre propio de ignorantes en el tema.
Más allá de los nombres, Lasarte jamás ha sabido parar la defensa, ni siquiera en el campeonato ganado el 2014, pues Herrera debía salvar al menos 3 o 4 mano a mano por partido. Ahora bien, que un uruguayo no sepa parar una zaga es como que a Bugs Bunny no le gusten las zanahorias o que el Chavo del 8 rechace una torta de jamón: algo inconcebible. ¿Tan difícil es entender que una línea de 4 debe estar conformada principalmente por un líbero y un stopper más dos especialistas por las bandas? ¿Hay que ser un genio para concebir algo así?
La línea de contención es otro problema. Tácticamente, Lasarte comete una aberración: los dos volantes que emplea se aíslan de los zagueros y se produce un espacio que es explotado por los rivales en cada pleito, pues como el DT uruguayo es perezoso, sigue jugando a lo mismo hace ya más de un año y cualquier patán es capaz de leer la falencia. No en vano todos lo complican. En estricto rigor, la U debiera jugar con un solo volante de quite y éste es Sebastián Martínez. Pereira venía muy bien, pero está lesionado. Al incluir dos tapones, surge otro desacierto: el arrinconamiento del volante creativo, que usualmente es Lorenzetti. Basta que el rival disponga de una marca personal sobre él y la U queda desconectada. La solución es armar un mediocampo con el mentado tapón de quite más dos volantes de salida: Lorenzetti y Valencia o Lorenzetti y Renato González. Incluso podrían jugar los 3 juntos, pero aquello le provocaría una recarga intelectual al vago de Lasarte. Para más remate, ante San Luis ni siquiera citó al ex Rosario Central y la oncena lució fracturada: el pequeño Gustavo es el único que los socorre a todos y que está en cada recoveco de la cancha. Y pensar que hay ciegos de mierda idiotas que lo critican.
Ayer Lasarte insistió una vez más con un jugador que está muerto: el zombie Espinoza, que se equivocó en todo, que se gana amarillas absurdas, que tiene la mala costumbre de palabrear al árbitro, que -al contrario de Lorenzetti- no ayuda a nadie y que, por si fuera poco, también se involucró en rencillas de poca monta. Espinoza tiene un escaso nivel intelectual y, por lo tanto, ya no puede jugar más en la U. Es hora de que Azul Azul asuma el nombre del club: esta es la Universidad de Chile, denominación de una de las casas de estudio más prestigiosas de Sudamérica y, por lo tanto, no puede traerse a cualquier holgazán. De esta institución salió gente como Pellegrini, Salah, Socías, Bigorra, Hoffens y llegaron otros como Johnny Ashwell, ese es el perfil de jugador que debe representar al club. No más haraganes descerebrados. Si Lasarte es tan miedoso como para seguir ratoneando con dos tapones, el acompañante de Martínez debe ser Ureña.
La ofensiva, en tanto, también enseña la desorientación del DT, quien insiste en incluir a Rubio. Este pastel no está ni para la banca. El puesto es de Benegas, quien se lo ha ganado con creces y a punta de coraje. Aunque pierda goles, al menos mete el hombro, pega y es valiente. Por otra parte, si Ubilla cae en sus clásicas lagunas, la punta derecha es de Farfán. No se entiende su relegación si venía haciendo goles. Canales es puesto fijo porque tiene una técnica superior al resto.
¿Por qué ayer el uruguayo cambió delantero por delantero si estaba perdiendo el partido? Porque no sabe qué hacer con un plantel tan numeroso. Mientras más recursos tiene, más se perturba. Al mando de una selección nacional sería una calamidad.
En suma, la U está en serios aprietos: la dirigencia yace en un eterno naufragio, es cobarde y, seguramente, presiona al pusilánime de Lasarte para que incluya como titulares a quienes poseen los sueldos más copiosos o a quienes desea vender. De otra manera no se entiende la actitud del DT, que en cada partido cava una tumba más y más profunda. Al parecer, quiere enterrase con la cama y el velador. Otra de las teorías es que los relajantes musculares que ha consumido terminaron por secarle el cerebro. Ayer debió presentar su renuncia; en lugar de eso, lloró su mala suerte debido a la lesión de Carmona que lo dejó con 10 hombres. Patético.




[1] Terminemos con la basura de denominar la Segunda División como Primera B y la Tercera División como Segunda, de lo contrario acabaremos hablando estupideces.

martes, 1 de septiembre de 2015

La era Lasarte, herencia todavía


Muchas veces y recientemente, he comprobado que hay personas que miran con recelo la revisión del pasado. Argumentan con frases hechas como “hay que dar vuelta la página”, “hay que mirar hacia adelante” o “eso ya pasó, para qué seguir llorando”. Cursilerías como estas, sólo reflejan un nivel de flojera intelectual preocupante. La manera correcta de avanzar hacia el futuro consiste precisamente en conocer la historia, registrarla, analizarla y hacerse cargo de ella. La experiencia origina el conocimiento y, es en base a éste que se pueden establecer bases progresivamente más sólidas para forjar un mejor futuro. Ciertamente los sucesos contienen efectos cuyo origen está en el raciocinio y también, en las circunstancias y el azar. Y cuando el desarrollo de la historia ha generado escenarios positivos, es una obligación hasta moral el capturar aquellos elementos que provocaron tal virtuosismo de tal manera de saber interpretarlos y extraer conclusiones acertadas para evolucionar. Lo mismo debe ocurrir frente a escenarios negativos, sin embargo, parece ser que es en aquellos que detonaron beneficios en los que más nos cuesta tomar lecciones y aplicarlas para el desarrollo del futuro. No voy a desgastarme en explicar la filosofía que interpreta a nuestro club, todo verdadero hincha de la Universidad de Chile conoce bien su historia y su ontología.
Pues bien, lo que hoy nos toca vivir son los efectos del despilfarro que se produjo en la fase más exitosa de la U. Negar el deseo profundo de que nuestro club alcance nivel internacional competitivo, una identidad de juego clara y una administración fundada en bases sólidas y respetadas, sería una estupidez mayúscula. Frecuentemente oigo a hinchas profesando el discurso del “aguante”, de la auto-flagelación como parte inherente a la existencia de la U. Son los mismos que definen a la U como un grande, si no el más grande. Y claro, su grandeza no radica sólo en los triunfos deportivos, eso está claro. No obstante, un club que se precia de grande debe sin espacio a dudas convivir con el éxito, con la competitividad para amagar constantemente las aspiraciones deportivas del resto. Y para ello, se requiere de esa estructura sólida, fundada en las bases de una hinchada empoderada y de una administración competente y representativa de los valores del club. Es así como llegamos al gran problema de fondo, que no sólo afecta a nuestra amada U sino que se ha convertido en un fenómeno global: el dinero como centro de la actividad. Dejaré este tema para más adelante pues amerita un libro completo.
¿Qué pasó durante y después de Sampaoli? Simple, la embriaguez del éxito calentó las cabezas de personajes nefastos, ineptos y corruptos. Jamás hubo un verdadero líder, capaz de capitalizar al menos en parte los réditos obtenidos. Cuando se requirió visión, pragmatismo, liderazgo y astucia, el club pasó a manos de gente indigna. Era una oportunidad histórica para posicionar a la U a nivel internacional y conseguir una hegemonía importante a nivel local. El efecto dominó de los horrores cometidos desde las contrataciones estúpidas de jugadores - que han generado hasta el día de hoy una burbuja en el mercado de pases interno - , de técnicos ineptos y más gastos aberrantes en paquetes de proporciones mayestáticas, aún tienen a la U sacudiéndose de una administración depravada.
Sin detenerme en el planteo sobre qué debió hacerse a cambio, revisemos la era de Martín Lasarte. Habiendo circulado el agua putrefacta hasta ese momento, la idea de Lasarte no era mala: un tipo educado, servicial, con experiencia y origen futbolístico importante (uruguayo). Tanto así, que consigue un título en su primer torneo disputado. Y aunque parezca una suerte de pesimismo fastidioso, aun habiendo logrado ese hito, siempre fui muy crítico con el funcionamiento de juego del equipo y con las decisiones técnicas del entrenador. En síntesis, ese torneo pasó más por las actuaciones de Herrera y Canales que por la del propio DT. Si consideramos la irrisoria extensión de los torneos chilenos, la gran racha que tuvo la U no tenía mayor sustento y ello fue quedando al desnudo hacia la última parte del campeonato (derrota incluida en el hoyo de Macul). Para qué vamos a analizar lo sucedido en el siguiente torneo y en la peor presentación internacional de los últimos años. El asunto de la hernia que aquejó al uruguayo se utilizó como vendaje de ojos y ya a estas alturas, va quedando claro que el fondo es otro. ¿Por qué Lasarte insiste en darle tantas oportunidades a jugadores que no rinden? ¿Por qué relega al destierro a otros jugadores que sí rinden? ¿Por qué demora una eternidad en realizar cambios y cuando los hace, generalmente son intrascendentes? ¿Por qué se ha convertido en un especialista para dar conferencias de prensa en las que nos explica los errores del equipo? Si lo tiene tan claro, ¿por qué no los corrige? Como vemos, son más interrogantes que certezas. Es cierto, increíblemente el equipo está invicto, pero todos sabemos que aquello sirve de poco desde que los triunfos suman de a tres. Y más aún, el nivel de juego exhibido es francamente un desastre, sin excusas atendibles pues justamente se le dio continuidad al proceso, ha tenido tiempo suficiente y para más “recachas”, dispone del mismo plantel que consiguió el título. ¿No será entonces que en efecto, lo que todo el mundo ve es tan evidente que no resiste análisis? Un técnico que se marea porque tiene muchos jugadores en su plantilla simplemente no está al nivel requerido para un club grande, ese es el sueño de todo buen DT. Por otra parte, ¿cómo es posible que no haya reparado en la falencia horrorosa que tiene en defensa? Con todo, ni siquiera es capaz de alinear a los que corresponde, algo básico para partir. Cuando los hinchas están entregando sus formaciones cada fin de semana, es un síntoma irrefutable de la incompetencia del técnico. No entiendo a quienes se conforman con Lasarte porque es lo menos malo entre las opciones plausibles, queda la sensación de que ese manoseado concepto del aguante nubla un poco el sentido común de algunos. Entre un técnico mediocre, que “salve la plata” y nos haga jugar como equipo chico y otro audaz, agresivo e innovador, me quedo con el último. En un plantel con tantas alternativas y con jugadores que se presume están sobre la media, sin duda que vale la pena correr el riesgo. Puede incluso que Lasarte sea una especie de Arturo Salah (aunque me quedo con el chileno si se trata de comparar nivel de juego), es decir, una buena transición para que otro tome a este equipo y utilice al máximo el potencial que posee. Nuevamente, los dirigentes deben ser capaces de liderar una administración inteligente, resuelta y ¡capacitada! Lo anterior implica también, saber manejar situaciones como el retiro paulatino de jugadores que por mucho que hayan contribuido enormemente al club, de manera natural tendrán que dar espacio a los que vienen de atrás, ¡es más que obvio! Y ya que Diego Rivarola es un buen ejemplo de esto, me pregunto además: ¿por qué Diego no fue enviado al extranjero a estudiar y prepararse como técnico? ¿No es su deseo, no tiene aptitudes? Más bien lo vemos en relaciones públicas y uno desde afuera tiende a pensar que un tipo tan vinculado al club desde la cancha, debería contribuir volcando toda su experiencia y siendo preparado para ello por el club. En fin, me he desviado algo del tema coyuntural que es Martín Lasarte. Para mi, ha dado muestras suficientes de incapacidad para seguir al mando de la U. Anticipadamente o no, creo que terminará su vínculo al final de este torneo.   

lunes, 31 de agosto de 2015

Universidad de Chile 4 - Palestino 4

Universidad de Chile venía de nefastas presentaciones y sólo se podía rescatar la obtención de los tres puntos ante Arica. Palestino, con un entrenador arriesgado, nuevamente demostró que la U es un equipo desorientado y sin liderazgo.
Es momento de hacer síntesis de estas fechas y el equipo azul está en una crisis profunda, en lo deportivo y táctico. Lasarte se equivoca semana a semana e insiste en darles titularidad a jugadores que tienen un nivel paupérrimo. El caso más significativo son los ingresos de Rubio y Espinoza, quienes nuevamente se muestran como jugadores que deben ser relegados a la banca por un buen tiempo.
Como se ha venido dando en los últimos partidos, la U no estaba haciendo un buen juego y al minuto 23, tras centro de Espinoza, apareció Gustavo Canales para clavar un excelente cabezazo cruzado. Es un hecho concreto que Canales y sus goles han salvado a Lasarte de estar fuera del club.
El momento azul se refleja en el empate de Palestino, ya que tan sólo diez minutos duró la ventaja: un segundo balón, posterior a un córner, ve como O. González,  Suárez y Espinoza mantienen una pasividad preocupante y dejan que el rival empate el partido.
Es preciso mencionar la estúpida expulsión de Espinoza, quien además de dejar al equipo expuesto con un jugador menos, demuestra el bajo nivel intelectual que posee: en todos los partidos es amonestado y roza la expulsión.
Luego la U fue vapuleada y demostró su real nivel futbolístico: un “caos estructural”, malas decisiones y dos jugadores que no hacen ningún aporte dentro de la cancha, los mentados Rubio y Espinoza. No es posible tener fuera del equipo a Matías Rodriguez y a Renato González, este tipo de decisiones pone a Lasarte como el primer responsable de este mal momento.
A un paso del 5-2 y, por lo tanto, de una catástrofe, el equipo “disfrazó” un partido horrendo con un empate. En este sentido no se entiende que Farfán no aparezca en las citaciones. Sólo con coraje no se ganan los torneos.
Lasarte salvó de fortuna su cabeza y este proceso está desgastado. No hay identidad de juego. Una pena para la fiel hinchada azul.

EL UNO A UNO DE LA U:

Jhonny Herrera: gran partido, dos grandes atajadas en el primer tiempo. No puede hacer mucho ante un equipo desorientado y al que le llegan por todas partes.
Mathías Corujo: tuvo un participativo primer tiempo. Es un jugador que demuestra rebeldía ante un mediocre rendimiento colectivo. Titular fijo.
Osvaldo González: regular partido, por momentos parece frustrado por el bajo rendimiento de sus compañeros.
José Rojas: sinceramente con nivel de banca, se vio lento, perdió todos los mano a mano y fue una nefasta tarde en lo defensivo y ofensivo. Joao Ortiz pide a gritos más minutos.
Cristián Suarez: se evidencia su largo período sin jugar, llega tarde a los cruces y se ve falto de futbol. Cometió un penal infantil.
Gonzalo Espinoza: se condiciona en todos los partidos con faltas innecesarias, amarilla al minuto 22 y luego expulsado. Malas decisiones y deja al equipo aún mas expuesto. Cada partido juega peor.
Sebastián Martínez: correcto partido del “Chino”, ha mejorado notablemente en la entrega de balón, tiene excelente capacidad aeróbica y recupera muchos balones. Otorga entrega física y fue el único que demostró vergüenza deportiva cuando se estaba 2-4 en el marcador.
Gustavo Lorenzetti: está en una posición en la que se encuentra desolado, lejos de sus compañeros y Lasarte insiste en aislarlo y hacerle las cosas difíciles. Es un jugador inteligente y de buen pie. Requiere de un compañero en la creación.
Luis Felipe Pinilla: el juvenil anotó y demostró movilidad, hace más méritos que Rubio para ser alternativa.
Gustavo Canales: el mejor de la mitad hacia adelante, cada partido muestra su categoría y jerarquía. Sobresaliente definición en el gol. Entregar inteligencia y gran capacidad técnica en la entrega del balón. Si no fuera por Canales, Lasarte ya estaría desempleado y de vacaciones en Uruguay.
Patricio Rubio: lento, rezongón y mal físicamente. Es quien tiene el peor rendimiento del equipo, ningún aporte en los últimos 3 partidos y Lasarte insiste con su titularidad.

Cambios:
Renato González: entró por Rubio. En el tiempo que estuvo en cancha fue lejos mejor aporte que éste, encara y tiene movilidad. Bien en las pelotas paradas.
Francisco Castro: entró por Pinilla. Corrió, pero no fue mucho aporte. Tuvo el gol de la victoria y decidió mal: no entregó el pase que exigía la jugada.
Benegas: entró por Lorenzetti. Lasarte le da 10 minutos por partido, lo que no tiene sentido ante el mal desempeño de Rubio. Anotó a los 40 segundos de estar en cancha.

Por Cristóbal Cornejo Sánchez

martes, 14 de abril de 2015

Universidad de Chile 4 – Cobreloa 0

Universidad de Chile deseaba mantener la racha victoriosa que había hilado en los últimos dos partidos y enfrentaba al equipo de Marco Antonio Figueroa, un nefasto personaje que pasó por el cuadro azul dejando un mal recuerdo por su ridículo afán de protagonismo y por las paupérrimas presentaciones en el ámbito internacional.
La U fue superior durante todo el encuentro y demostró orden defensivo: la pareja de centrales O. González y J. Rojas han logrado gran conexión y ganaron todos los mano a mano que tuvieron con los delanteros loínos. Por su parte, Magalhaes y Corujo aportaron rapidez y potencia.
En el mediocampo, Sebastián Martínez tuvo un notable desempeño y en el minuto 27 recuperó un balón y desbordó para dar un pase medido a Gustavo Canales, quien estropeó al defensa de Cobreloa con un enorme enganche y definió al ángulo de un zurdazo.
Guzmán Pereira, Martínez y Lorenzetti manejaron los tiempos del partido realizando triangulaciones y apertura de la cancha cuando era necesario. Este trío de jugadores está en un altísimo nivel y cada partido reafirma la necesidad de retenerlos el mayor tiempo posible en el plantel.
En el minuto 37 de la primera parte, tras un centro de la banda izquierda realizado por M. Rodríguez, se elevó Paulo Magalhaes y conectó un cabezazo que sentencio el 2-0.
En la delantera, Gustavo Canales demostró su vuelta al nivel conocido: jugador inteligente, de gran técnica y con una capacidad goleadora por sobre la media del torneo chileno.  En el minuto 49 realizó una tremenda jugada por la derecha -con “caño” incluido- y habilitó a Rodríguez, quien definió de borde interno para clavar la pelota en el segundo palo. Era el 3-0 de Universidad de Chile.
El 4-0 fue obra de Gustavo Lorenzetti, quien coronó otra excelente jornada con una perfecta definición de primera que no era fácil. El “22” azul es un jugadorazo, con una capacidad aeróbica tremenda y cualidades técnicas en velocidad que lo hacen pieza inamovible en el andamiaje estudiantil.
El uno a uno:
Jhonny Herrera: Muy buen partido de Herrera, no tuvo mucho trabajo pero cada vez que fue requerido respondió de excelente manera. Buen nivel del referente azul en los últimos partidos.

Mathias Corujo: el uruguayo está siendo más regular luego de un bajón en las primeras fechas, retomó despliegue por la banda y ha mejorado la faceta defensiva.

Osvaldo González: buen partido de Osvaldo, controló a los delanteros loínos, se vio rápido y con gran sentido para cortar pelotazos y defender contragolpes. Jugador difícil de reemplazar si no se sella su continuidad.

José Rojas: buen partido del capitán, es su puesto y se nota: rápido en los cruces e hizo desaparecer a los delanteros de Cobreloa. Además, dio buena salida por la banda izquierda.

Paulo Magalhaes: Tuvo un muy buen partido, desbordó y aportó rapidez en la transición. Aporta potencia física. Además, aporto con un gol en su mejor faceta: el juego aéreo.

Sebastian Martínez: es definitivamente el acompañante de Pereira, tiene un despliegue físico tremendo, solidario y ha logrado un mayor desarrollo muscular que va de la mano con su mejor rendimiento. De sus pies nació el golazo de Gustavo Canales para el 1-0.

Guzmán Pereira: inamovible, quita un sinnúmero de balones, aporta seguridad defensiva y cada partido mejora la entrega en la salida. Muy buen nivel el que ha mostrado el uruguayo.

M. Rodriguez: si bien ha mejorado sus actuaciones, aun está en deuda. Por momentos carece de movilidad. Aporta, eso sí, un buen manejo de los contragolpes y definió de gran manera para el 3-0.

Gustavo Lorenzetti: jugadorazo, maneja el mediocampo y se muestra como opción de pase en cada jugada que participa. Es un “todo campista”. Anotó un golazo definiendo de primera. Es necesario que Azul Azul haga todo por retener al “duende”.

Sebastian Ubilla: Abre espacios y se mueve por el frente de ataque. Aporta rapidez y profundidad. Sigue ineficaz frente al arco y no resuelve las posibilidades que se genera. A grandes rasgos, buen partido.

Gustavo Canales: El mejor de la cancha. Anotó un golazo para abrir el marcador. Aguantó los balones largos y realizó una genial maniobra que termino con el 3-0 de Rodríguez. Aporta jerarquía y buena pegada en pelotas paradas.

Joao Ortiz: Entró por Corujo. Buen ingreso, pues mostró ganas y rapidez.



Por Cristóbal Cornejo Sánchez



viernes, 6 de marzo de 2015

Universidad de Chile 3 – The Strongest 1

Si la U perdía este partido se olvidaba de la Copa y caía en un pozo sin fondo. Lo ganó y eso se valora, aunque aquello no disipó las tremendas dudas que deja este equipo. Para empezar, hemos señalado hasta el hartazgo que Lasarte debe variar la táctica porque todos los rivales la leyeron y lo esperan con dos líneas de cuatro o de cinco, contragolpeándolo con éxito. Creemos que un pressing en mediocampo sería lo más indicado. Luego, hay rendimientos paupérrimos que ya no resisten discusión: en el gol del cuadro boliviano, Rojas se convirtió en principiante y González se dio vuelta por enésima vez en el torneo. A ello debemos sumar las horrendas presentaciones de Espinoza, Suárez y Canales. Este último es un gran jugador, pero aún no está listo para volver a la cancha. Por si fuera poco, en el segundo tiempo hubo que soportar a Fernández, un sujeto que saca de quicio a cualquiera porque hace todo mal. No se entiende la testarudez del DT, quien lo debería relegar para siempre. César Cortés es igualmente patético, pero al menos desbordó un par de veces. Como sea, también debe largarse junto a su compadre Gutiérrez. ¿Qué pasa con los supuestos refuerzos? Ocurre que Benegas debiera ser el titular en la Copa mientras Canales adquiere ritmo en el campeonato nacional. El uruguayo Rodríguez, en tanto, tiene condiciones pero no aguanta los 90 minutos. Conclusión: no es un refuerzo.
¿Cómo tiene que formar la U? Si Herrera no ha jugado bien en el torneo local, debiera alternar con Jiménez, al menos en aquellos partidos menos riesgosos. La línea de zagueros debe ser la siguiente: Magalhaes, discreto y todo, al menos corre y es valiente. Es suyo el puesto de lateral derecho porque no hay otro jugador en esa zona y los goles que se pierde aportan al humor criollo; además, Corujo debe sumarse a la zona de volantes. La otra opción es utilizar a Suárez o a Bryan Cortés, pero a este último Lasarte no lo considera ni en broma. Si González está jugando mal, tiene que ingresar Vidal. Rojas debe volver a la zaga central y como lateral izquierdo sólo puede desempeñarse Joao Ortiz. En algún momento se pensó que Cuevas podría encargarse de esa banda, pero su espantosa presentación ante Audax lo hizo perder terreno. El mediocampo debe armarse con el mentado Corujo por derecha, Martínez, Pereira y Lorenzetti. Los únicos delanteros disponibles al 100% son Ubilla y Benegas. Esto sería lo más decente:

Herrera (Jiménez).
Magalhaes (Suárez o Bryan Cortés), Vidal (González), Rojas y Ortiz.
Corujo (Bryan Cortés), Martínez (Espinoza), Pereira.
Lorenzetti (Rodríguez).
Ubilla y Benegas (Canales).

Hasta ahora sólo podemos alabar las presentaciones de Lorenzetti, Corujo y Pereira.
¿Qué ocurrirá de aquí en adelante? Sólo el diablo lo sabe. Esperemos, eso sí, que Lasarte deje de consumir los relajantes musculares que le nublan la razón y que lo hacen incluir a pasteles rancios que ya no rendirán. Para qué nombrarlos otra vez.


sábado, 28 de febrero de 2015

Internacional de Porto Alegre 3 / Universidad de Chile 1


Aunque aún no es set y partido, la U está match point en contra. La del jueves fue una presentación correcta, a pesar de las ya indignantes decisiones de Lasarte.
Un asunto no menor es el peso de la dirigencia tanto a nivel local como sudamericano. Puede aparecer como una estupidez, sin embargo sabemos perfectamente que no lo es. Un árbitro de nacionalidad peruana siempre debe ser resistido pues no nos vengan a contar el cuento del profesionalismo y la imparcialidad. Si bien es cierto el resultado del encuentro no lo determinó este pelafustán,  facilitó bastante las cosas al mediocre equipo brasileño inventando un penal en el último minuto del primer tiempo. Esto acontecía justo cuando la U comenzaba a consolidar la estrategia escogida por Lasarte. Cristian Suárez comete falta penal a pocos minutos de iniciado el lance, desestimada por el saquero peruano. Es en ese evento en el que se origina la inmundicia que presenciaríamos después; el infame no quedó conforme con su anterior resolución y decidió pitar penal al más mínimo atisbo de alharaca. En este sentido, la conducta de Suárez fue bastante poco inteligente pues había sido él mismo quien se había visto involucrado en el penal no sancionado. No es primera vez que comete tales actos de imprudencia, coadyuvados ciertamente por el descaro del peruano y la hedionda estratagema del gallina D’Alessandro.
Con todo, el uno a cero era a la luz del desarrollo del encuentro un resultado perfectamente remontable. Y es allí donde radica el fondo de los problemas de esta U, un cuadro desequilibrado, desgastado, sin delanteros y con decisiones técnicas sencillamente irritantes. Una de las ocasiones más claras para los azules fue propiciada por Maximiliano Rodríguez, quien remató un disparo al horizontal del arco brazuca. Acto seguido, asistimos nuevamente a la teleserie de hace más de tres años. Sebastián Ubilla desperdicia una ocasión de gol en inmejorables condiciones. Sumemos a lo anterior la prolongada ausencia de Gustavo Canales al nivel que se le debe exigir. Irónicamente, el único gol azul provino desde la combinación entre estos dos jugadores, tras preciso pase del hombre más rescatable del equipo en el tiempo: Gustavo Lorenzetti. Ciertamente este gol de adorno no es suficiente, se requiere que la mayor parte de los tantos sean convertidos en circunstancias muy distintas, vale decir, para abrir rumbo a la victoria o consolidarla. Hemos sido majaderos en señalar que no hay delanteros de jerarquía mientras Canales se mantenga al nivel que le venimos observando desde mediados del torneo pasado, mientras no ingrese desde el inicio Benegas y nos confirme, producto de la continuidad, si posee los atributos suficientes para estar en la U y, mientras se insista en utilizar a jugadores que simplemente no dan el ancho. ¿Cómo es posible que ingrese César Cortés en desmedro de Benegas? ¿Vieron el gol que se farreó a minutos de haber ingresado al campo de juego? Patético es poco calificativo, se hizo caca. ¿Qué pretende Lasarte realizando cambios cuando ya no queda tiempo? ¿Qué busca enviando a la cancha a Benegas cuando restan tan solo tres minutos? No nos parece tan descabellado que el uruguayo haga todo esto para disponer de pretextos y renunciar debido a su impedimento físico.
Los rendimientos de Osvaldo González y José Rojas están dejando mucho que desear. Nos embobamos con aquel brillante golazo de Mathias Corujo a la Católica, previa intervención atípica del Pepe. Sin embargo, el tiempo ha confirmado algo que ya sabíamos hace rato: José Rojas no es lateral, presenta demasiadas dificultades técnicas y tácticas. González está cometiendo errores que antes no cometía, al extremo de costos tan altos como un gol en contra. En el mediocampo, resulta incomprensible la ausencia de Sebastián Martínez y la presencia de Gonzalo Espinoza. El último acarrea presentaciones para el olvido y sin embargo, no ha sido relegado a la banca como corresponde. No estamos hablando de jugadores extraordinarios sino de peones comunes y corrientes, que deben recibir señales claras desde la jefatura cuando no están cumpliendo con sus funciones. ¿Vieron el ejemplo que nos dio Pablo Guede? Ya basta de elevar a categoría de dioses a los jugadores, que bastante dinero reciben por su trabajo como para tolerar malos desempeños sin que éstos sean castigados.
Nos vamos a quedar con la actitud de Guzmán Pereira, un jugador que en ocasiones presenta errores técnicos pero que con su entrega y valentía, nos enorgullece. Lo mismo ocurre con Gustavo Lorenzetti, que a pesar de las críticas estúpidas de muchos forofos ignorantes, posee una técnica superior y una entrega total.  
Esperemos que a lo menos se consiga sortear el torneo nacional con decoro. La oportunidad que se tuvo para consolidarse a nivel internacional, gozando de un prestigio deportivo sin precedentes, ha sido farreada por una manga de dirigentes ignorantes cuyo principal mérito para comandar el destino de nuestro club ha sido el dinero. Como es gratis, soñemos con nuestra U nuevamente instalada al nivel que se merece.  

martes, 17 de febrero de 2015

Universidad de Chile 0 / Emelec 1

Lasarte y derrota azul: "El equipo está frágil mentalmente" - RedGol

Parafraseando el título de la novela de Gabriel García Márquez, hoy concurrimos al estadio Nacional a la historia de un deceso declarado. La sola formación que presentó Lasarte era tesis suficiente para advertir el desenlace. No nos detendremos a analizar el desarrollo de este partido pues creemos que la raíz del embrollo en el que se encuentra sumergida la U, amerita realizar una reflexión global y sistémica.
El reciente título conseguido por el uruguayo, echó una cortina de humo sobre la realidad del plantel actual y la herencia aún existente de la nefasta administración post Sampaoli. El arribo de Heller y Awad, consiguió reparar tan sólo en parte el fárrago generado por las grotescas decisiones de un hampón como José Yuraszeck: contratos estúpidamente extensos, sobreprecios extravagantes y nombres íntimamente vinculados a paquetes. Vanidoso e inútil afán por tan sólo ganarle la pulseada al Eterno Cafiche. Pues bien, aquel inmundo lastre aún tara bastante en este plantel. La segunda derivada de este antecedente, supone un incierto futuro puesto que el modelo que prima por sobre las decisiones basadas en lo técnico y deportivo, genuino afán de la nueva gerencia técnica, están constantemente amenazadas por la lógica de los negocios lucrativos de una empresa. Una clara consecuencia de lo anterior, es la ausencia de jóvenes formados en las divisiones inferiores protagonizando en el primer equipo, así como la presencia de una gran cantidad de foráneos inútiles y muchos de ellos extranjeros. ¿Qué evalúan los directores cuando contratan jugadores? Sin temor a equivocarnos, simplemente el cálculo de una futura transacción. Incluso más, aquel vicio conduce a tomar pésimas decisiones ya que los argumentos utilizados para concretar tales contrataciones, son débiles y técnicamente acéfalas. ¿Evalúan realmente con rigor las condiciones físicas y mentales? ¿Se evalúan aspectos tan básicos como habilidades mínimas exigibles para un futbolista profesional? Probablemente no ocurra, pues no comprendemos cómo es posible por ejemplo, que los actuales delanteros punta del plantel no tengan la más mínima capacidad de desbordar y lanzar centros decentes. ¿Cómo es posible que se deba exigir el cambio de perfil a jugadores cuyas características no contienen exuberancia técnica? ¿No entendemos nada o el fútbol a veces no es tan complejo como se lo plantean algunos técnicos? Detengámonos aquí a evaluar las decisiones de Lasarte. No hay mucho que descubrir, el uruguayo insiste, por razones francamente misteriosas, en brindar figuración a jugadores simplemente inútiles. Producto de esto, la flexibilidad táctica prácticamente no existe y no se asume la realidad. Ésta, clama sincerar el cuadro para conformar una escuadra nutrida en lo defensivo, obviando el sollozo de muchos ignorantes que rotulan una buena disposición de resguardo con el nombre del roedor más común. Si no tienes delanteros, o flaqueas en esa línea, más vale asumir y organizar la estrategia desde el orden posterior.  ¿Qué sentido tiene persistir en la idea frenética del ataque permanente como consigna, si no dispones de las piezas adecuadas? Basta de traicionar la inteligencia, esta U no dispone de los actores para pretender avasallar a cualquier rival.
Nuestro análisis sobre el plantel actual, considerando lo que se tiene y lo que se dejó escapar de manera absurda es el siguiente:
Formación (bancas idóneas entre paréntesis. Asterisco posible titular)
 
Herrera (Jiménez)
Magalhaes (Suárez*)   González (Suárez)  Rojas (Vidal*)  Cuevas
    Corujo   Martínez (Bryan Cortés, Pereira)  Ortiz
                 Rodríguez   Lorenzetti (Espinoza)
                    Benegas (Canales*, juveniles)    
Preguntas: ¿Debió irse Duma? ¿Por qué sigue Gutiérrez en la U? ¿Es Farfán menos que Ubilla? ¿Es César Cortés más que Zúñiga? ¿Por qué no juegan Cuevas, Ortiz  y poco y nada hasta ahora Rodríguez?
No existen y deben ser excluidos incluso del banco de suplentes:
Gutiérrez, Fernández, C. Cortés, Ubilla, Carmona, Cereceda.
Cerramos comentando que la dolencia de Lasarte ciertamente ha sido tema. Es probable que la ausencia del técnico haya dejado espacio para laxitudes inaceptables, así como a la ausencia de trabajos específicos de fútbol mecanizado y jugadas “de laboratorio”. Desde hoy Lasarte comienza a convivir con la tensión, la urgencia y la presión de revertir de una buena vez esta horrible tendencia. No nos queda más que desearle éxito.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Desafío Libertadores: un obligatorio cambio de rumbo.

El actual momento de la U no es el que esperábamos, si bien fuimos cautos en señalar que Lasarte había hecho un extraordinario trabajo con un plantel muy limitado. Y es que, pese a ello, sí tenía el plus de contar con gente como Herrera, Corujo, González, Martínez, Espinoza, Canales e incluso podríamos considerar a Rubio.
La alarma radicaba en que, precisamente, el título del 2014 fue conseguido gracias a estas piezas claves, lo que podría generar inestabilidad si alguna de ellas bajaba su rendimiento o sufría alguna lesión de cuidado. Y esto fue lo que efectivamente sucedió: Herrera, González, Rojas y Espinoza han tenido bajísimas presentaciones y con ello se perdió la solidez defensiva que se mostrara anteriormente. A ello deben sumarse las contusiones de Martínez y Canales, más la partida de Rubio.
En el bajón de la U también influyen algunos aspectos externos, como la horrenda planificación del “Sucio” Jadue, lo que causó estrés, imposibilidad de recuperar el físico e inviabilidad de planificar los dos frentes. Para más remate, se impuso la regla absurda de permitir sólo tres incorporaciones, lo que deja a los azules en notoria desventaja respecto de los planteles foráneos que sí pudieron potenciarse.
Por otra parte, no es coincidencia que este escenario de baja productividad tenga como protagonistas a quienes acumulan más de 540 minutos jugados; es decir, a titulares inamovibles. Pero aún más preocupante es el hecho de que se siga citando a elementos que no tienen nivel: Cortés, Gutiérrez y Fernández.
La sanción que arrastra Corujo desde su paso por Cerro Porteño obliga a cambiar y rediseñar un puesto que es crucial en el certamen continental. Paulo Magalhaes es un jugador que tiene condiciones físicas, pero su desempeño es siempre un misterio: en ocasiones realiza partidos aceptables y a veces ejecuta actuaciones para el olvido. Esperemos que Paulo dé con la cara positiva de la moneda.
En el mediocampo “la pólvora, ya esta inventada”: la dupla de contención compuesta por Martínez y Espinoza debe ser la oficial. Martínez ha demostrado explosión, rapidez y gran identificación con la camiseta. Lasarte no puede excluirlo porque tiene mayor nivel que Pereira y en los partidos de Copa es fundamental la buena entrega de balón en la salida. En la función creativa, Lorenzetti y Rodríguez deben tener la responsabilidad de dirigir el ataque, pues Fernández carece de la profundidad y del peso que debe tener un 10: se desenvuelve como un jugador de baby fútbol, toca siempre para el lado y abusa del pelotazo sin intención.
Lorenzetti no ha tenido un acompañante cabal. Gustavo es un “jugador copero”, incansable, siempre se muestra como opción de pase, entrega el balón de primera y le otorga dinámica al juego. Rodríguez debiese jugar a lo menos 45 minutos ante Unión Española para que entre en ritmo antes del cotejo contra Emelec.
Analizando los últimos rendimientos de la línea ofensiva,  la opción de insistir con tres delanteros debe ser desechada, ya que aquello conlleva incluir a Gutiérrez, C. Cortés o Ubilla, lo que sería un despropósito dadas las numerosas y estériles oportunidades que han tenido: siempre realizan actuaciones deplorables, física y futbolísticamente.
Leandro Benegas y Gustavo Canales deben ser los artífices ofensivos, pues se caracterizan por su valentía, valor que en la Copa Libertadores se convierte en un requisito sine qua non.
Pese a todo lo anterior, Martín Lasarte aún puede corregir la productividad individual y colectiva. Una buena actuación en la Copa puede provocar un punto de inflexión para el resto del semestre. Hay que confiar en las condiciones y en la sabiduría del cuerpo técnico, así como también en la entrega y en la mística copera de los referentes del plantel, quienes pueden ser capaces de generar “un obligatorio cambio de rumbo”.
En síntesis, la formación que debiese presentar la U ante Emelec es: Herrera; Magalhaes, González, Suárez, Rojas; Espinoza, Martínez, Rodríguez, Lorenzetti; Benegas y Gustavo Canales.
Fixture:
Universidad de Chile v/s Emelec
Martes 17 de febrero
19:15 horas
Internacional v/s Universidad de Chile
Jueves 26 de febrero
20:15 horas
Universidad de Chile v/s The Strongest
Jueves 5 de marzo
21:30 horas
The Strongest v/s Universidad de Chile
Miércoles 18 de marzo
Por definir
Universidad de Chile v/s Internacional
Jueves 16 de abril
20:00 horas
Emelec v/s Universidad de Chile
Miércoles 22 de abril
15:30 horas

Por Cristóbal Cornejo.