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viernes, 2 de noviembre de 2012

Universidad de Chile 0 – Sao Paulo 2


Este partido confirmó un fenómeno inaudito: la U defiende con dos zagueros cuando está entregada en ataque. Esta excentricidad causa la inmolación de José Rojas y la persistente incomodidad de Osvaldo González, quien tiene muchos problemas cuando debe abrirse hacia el costado derecho para cazar a los punteros que vienen lanzados. 
La verdad es que resulta inconveniente ser tan intrépido cuando se enfrenta a equipos brasileños, pues suelen agruparse en el fondo, hacen tiempo sin ningún complejo, revientan la pelota cuando la urgencia así lo amerita y salen en velocidad cuando recuperan el balón. Además, con un gol arriba son muy difíciles de doblegar, pues poseen jugadores ágiles que tocan de primera.
Todos los rivales extranjeros que ha enfrentado la U este semestre le plantearon estrategias conservadoras y basaron su juego en el contragolpe. ¿Aquello es casualidad? Por supuesto que no, los azules alcanzaron su prestigio jugando al ataque y con espacios a favor son muy peligrosos; así, los antagonistas prefieren atrincherarse y utilizar el pelotazo profundo tras un bloque defensivo cada vez más desamparado.
Si consideramos que la Universidad de Chile ha sufrido un constante debilitamiento desde fines del año pasado -perdiendo hombres como Marcos González, Eduardo Vargas, Marcelo Díaz, Gustavo Canales, Junior Fernández y Ángelo Henríquez, entre otros- más nos cuesta entender la actual paradoja de Jorge Sampaoli: ¿por qué arriesga más si tiene menos? ¿Por qué su estrategia es cada vez más suicida?
Recordemos que en la Copa Sudamericana del 2011 siempre defendió con tres zagueros, jamás con dos, y que ante Liga Deportiva Universitaria en Ecuador empleó cuatro defensas más una marca personal de Albert Acevedo sobre Ezequiel González, el creador rival.
La actual desproporción que enseña el DT azul comenzó en la Copa Libertadores de este año -en el partido contra Deportivo Quito como visita- y llegó al paroxismo cuando enfrentó a Boca Juniors en Buenos Aires. ¿Por qué no replicó en ambos encuentros el sistema que tanto éxito le había dado contra Liga, más aún si el cerdo Borghi ya estaba fastidiando con nominaciones perjudiciales para los intereses de la U? En fin, eso sólo lo sabe el casildense y, al fin y al cabo, loco o no, es el mejor DT que ha tenido el club.
La Universidad de Chile hizo un buen partido contra los paulistas pero fue sorprendida con dos contragolpes que antes de los 20 minutos la dejaron abajo por 2 goles a 0. Después fue expulsado Eugenio Mena y todo se volvió más difícil, más aún si la U no concretó las pocas ocasiones que tuvo, como fue el gol desperdiciado por Roberto Cereceda. Contradictoriamente, la Universidad de Chile mejoró mucho en el segundo tiempo y jugando con 10 hombres acorraló a su contrincante hasta la extenuación, pero no fue suficiente: los azules necesitan delanteros más rápidos. En esta alza influyeron los cambios: Guillermo Marino y Matías Rodríguez siempre ingresan bien desde el banco y Juan Ignacio Duma ha relegado para siempre a Francisco Castro, pues es más técnico y frontal.
Brillante pleito de Albert Acevedo: ganó todos los anticipos y los cabezazos, se sumó al ataque denodadamente y cuando sufrió un fuerte golpe en su cara se levantó de inmediato para que la oncena no perdiera tiempo. Es un tipo valiente y decente.
¿Qué le queda a la U para la revancha? Su éxito dependerá de que logre ponerse en ventaja: si los azules hacen el primer gol cualquier cosa puede pasar.
A nosotros sólo nos queda mantener la esperanza de que una vez más este conjunto logre vencer los obstáculos. La cosa está muy difícil, casi imposible, pero el fútbol es un universo insondable y se han visto gestas que en un principio se consideraban más inasequibles que ésta. No en vano esta U es el equipo más heroico de la historia de Chile. 
¡Grande la U, mierda! ¡Y vamos con todo!


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