Parafraseando el título de la novela
de Gabriel García Márquez, hoy concurrimos al estadio Nacional a la historia de
un deceso declarado. La sola formación que presentó Lasarte era tesis
suficiente para advertir el desenlace. No nos detendremos a analizar el
desarrollo de este partido pues creemos que la raíz del embrollo en el que se
encuentra sumergida la U, amerita realizar una reflexión global y sistémica.
El reciente título conseguido por el
uruguayo, echó una cortina de humo sobre la realidad del plantel actual y la
herencia aún existente de la nefasta administración post Sampaoli. El arribo de
Heller y Awad, consiguió reparar tan sólo en parte el fárrago generado por las grotescas
decisiones de un hampón como José Yuraszeck: contratos estúpidamente extensos,
sobreprecios extravagantes y nombres íntimamente vinculados a paquetes.
Vanidoso e inútil afán por tan sólo ganarle la pulseada al Eterno Cafiche. Pues
bien, aquel inmundo lastre aún tara bastante en este plantel. La segunda derivada
de este antecedente, supone un incierto futuro puesto que el modelo que prima
por sobre las decisiones basadas en lo técnico y deportivo, genuino afán de la
nueva gerencia técnica, están constantemente amenazadas por la lógica de los
negocios lucrativos de una empresa. Una clara consecuencia de lo anterior, es
la ausencia de jóvenes formados en las divisiones inferiores protagonizando en
el primer equipo, así como la presencia de una gran cantidad de foráneos
inútiles y muchos de ellos extranjeros. ¿Qué evalúan los directores cuando
contratan jugadores? Sin temor a equivocarnos, simplemente el cálculo de una
futura transacción. Incluso más, aquel vicio conduce a tomar pésimas decisiones
ya que los argumentos utilizados para concretar tales contrataciones, son
débiles y técnicamente acéfalas. ¿Evalúan realmente con rigor las condiciones
físicas y mentales? ¿Se evalúan aspectos tan básicos como habilidades mínimas
exigibles para un futbolista profesional? Probablemente no ocurra, pues no
comprendemos cómo es posible por ejemplo, que los actuales delanteros punta del
plantel no tengan la más mínima capacidad de desbordar y lanzar centros
decentes. ¿Cómo es posible que se deba exigir el cambio de perfil a jugadores
cuyas características no contienen exuberancia técnica? ¿No entendemos nada o
el fútbol a veces no es tan complejo como se lo plantean algunos técnicos? Detengámonos
aquí a evaluar las decisiones de Lasarte. No hay mucho que descubrir, el
uruguayo insiste, por razones francamente misteriosas, en brindar figuración a
jugadores simplemente inútiles. Producto de esto, la flexibilidad táctica prácticamente
no existe y no se asume la realidad. Ésta, clama sincerar el cuadro para
conformar una escuadra nutrida en lo defensivo, obviando el sollozo de muchos
ignorantes que rotulan una buena disposición de resguardo con el nombre del
roedor más común. Si no tienes delanteros, o flaqueas en esa línea, más vale
asumir y organizar la estrategia desde el orden posterior. ¿Qué sentido tiene persistir en la idea
frenética del ataque permanente como consigna, si no dispones de las piezas
adecuadas? Basta de traicionar la inteligencia, esta U no dispone de los
actores para pretender avasallar a cualquier rival.
Nuestro análisis sobre el plantel
actual, considerando lo que se tiene y lo que se dejó escapar de manera absurda
es el siguiente:
Formación (bancas idóneas entre
paréntesis. Asterisco posible titular)
Herrera (Jiménez)
Magalhaes (Suárez*) González (Suárez) Rojas (Vidal*) Cuevas
Rodríguez Lorenzetti (Espinoza)
Preguntas: ¿Debió irse Duma? ¿Por qué
sigue Gutiérrez en la U? ¿Es Farfán menos que Ubilla? ¿Es César Cortés más que
Zúñiga? ¿Por qué no juegan Cuevas, Ortiz y poco y nada hasta ahora Rodríguez?
No existen y deben ser excluidos
incluso del banco de suplentes:
Gutiérrez, Fernández, C. Cortés,
Ubilla, Carmona, Cereceda.
Cerramos comentando que la dolencia de
Lasarte ciertamente ha sido tema. Es probable que la ausencia del técnico haya
dejado espacio para laxitudes inaceptables, así como a la ausencia de trabajos
específicos de fútbol mecanizado y jugadas “de laboratorio”. Desde hoy Lasarte
comienza a convivir con la tensión, la urgencia y la presión de revertir de una
buena vez esta horrible tendencia. No nos queda más que desearle éxito.
Lo ocurrido ayer en el Estadio Nacional, tal como lo describe Rodrigo fue un rotundo papelón.
ResponderEliminarLa cuenta de ahorro de Lasarte llego a su fin, el poner en cancha al equipo equivocado nuevamente tuvo como consecuencia caer ante un discreto rival.
No se genero ningún circuito futbolistico, se abuso de pelotazos de Herrera que no tenían ningún destino. Las llegadas solo se generaban producto del azar, ante rebotes o malos despejes. Guzman Pereira se le ve motivado y con ganas, pero con una carencia llamativa y hasta alarmante de poca capacidad técnica. Entrego pases errados, no tiene un concepto básico de un futbolista, saber girar teniendo en cuenta donde se encuentra su rival.
Jose Rojas no es lateral izquierdo ayer se vio lento y desconectado, no desbordo en ninguna ocasión.
Magalhaes pone ganas, pero es muy limitado tuvo dos cabezazos sin marca alguna, y fallo. Ademas es un jugador sin capacidad individual de generar una jugada de peligro verdadera.
Lo peor de la derrota es el fondo futbolistico de la U, sin ideas, desorden total, malas decisiones tecnicas, nos deja solo con dudas, ya que no se observa en la actualidad capacidad del equipo para revertir las cosas.
Hablo desde la rabia de darme cuenta en el estadio, como el pueblo azul, llega en masa, hace esfuerzos económicos y hasta de otra insole, para estar ahi apoyar, alentar y el equipo no brindar ninguna reciprocidad y carece de actitud para enfrentar un pleito continental.
Rabia y desilucion de lo mal que puede llegar a jugar esta U. Siempre tendremos la esperanza de salir de este mal momento, pero debiese tener en cuenta que todos los domingos se cambia el equipo y asi no se puede dar regularidad.
Saludos Azules y espero salgamos de este pésimo momento.