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martes, 24 de enero de 2012

ÉXODOS Y DESAFÍOS

Cuando la U obtuvo la Copa Sudamericana, los dirigentes se comprometieron a mantener el plantel y la hinchada comulgó de manera entusiasta con ese principio. Sin embargo, Jorge Sampaoli, quien es más versado y prudente, manifestó casi simultáneamente su deseo de que sólo 3 jugadores abandonaran el club. Y hasta ahora han partido, efectivamente, 3 titulares: Eduardo Vargas, Marcos González y Gustavo Canales.
Este éxodo, unido al de Gabriel Vargas y al de Diego Rivarola, ha generado cierto desconsuelo en los simpatizantes azules y eso es normal, pues el equipo del 2011 suscitó un cariño entrañable que jamás será olvidado y, obviamente, se le relaciona con el éxito absoluto.
Hoy en día, muchos hinchas despotrican contra la directiva y la acusan de codiciosa, sentimientos promovidos por una prensa alarmista, inexperta y artera. Es necesario, entonces, aclarar ciertos asuntos:
  1. Los equipos sudamericanos que logran metas importantes como las alcanzadas por la Universidad de Chile están condenados a desarmarse, pues si bien para la realidad nacional los sueldos de los futbolistas y de los cuerpos técnicos son exorbitantes, en Europa, Brasil, México, Emiratos Árabes y Asia esas remuneraciones se quintuplican. Así, resulta imposible retener a un jugador que desea emigrar por razones económicas.
  2. A partir de lo anterior, podemos inferir que la partida de los valores azules al extranjero no fue responsabilidad de los dirigentes: sólo obedeció al legítimo deseo de prosperidad por parte de los jugadores.  
  3. Como la estabilidad de los planteles sudamericanos es una utopía, los clubes están obligados a efectuar continuos seguimientos a los futbolistas del circuito continental y, lo que es más importante aún, a desarrollar al máximo sus divisiones menores. De hecho, el itinerario natural de cualquier club latinoamericano dominante es una constante renovación que implica 3 aspectos básicos: mantención de una columna vertebral que comúnmente es el mediocampo, arribo de jugadores tanto o más capacitados que los que se marchan y rotación en el primer equipo de los jóvenes más destacados del semillero.

Si bien a simple vista la U tiene intactas sus aspiraciones para este 2012, el primer semestre implicará un período de ajustes. La Copa Libertadores es compleja por ese mismo motivo: sorprenderá a los nuevos azules en un instante de adaptación. Sin embargo, el proceso de acomodo será idéntico para muchos de los participantes y este torneo, al poseer una fase de grupos, permite cierto margen de error que la Copa Sudamericana no tolera.
Conociendo el ritmo de nuestro DT, la Universidad de Chile debiera llegar a su cúspide en los play offs del campeonato de apertura y mantener su buen rendimiento hasta fin de año. Pase lo que pase, la hinchada deberá estar a la altura de las circunstancias: apoyar sí o sí a un cuerpo técnico que nos brindó una felicidad inesperada y excepcional.
En el fútbol actual, cada vez más parejo hasta que algún científico loco invente jugadores con 3 o 4 piernas, son los estrategas y los preparadores físicos los que determinan el éxito o el fracaso de los equipos. En este sentido, la U debe asegurar el concurso de Jorge Sampaoli por mucho tiempo, involucrando en su peculiar método a Diego Rivarola para que en un mediano plazo se convierta en su justo reemplazante.
Un saludo a los nuevos refuerzos: bienvenidos a la U, el mejor campeón sudamericano de la historia. Título vigente, libre de telarañas, petulancias y manos sucias de simio castrense.

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