La U tocó fondo, pues ya es imposible jugar peor.
Lasarte no da muestras de reacción e insiste en cometer errores tácticos y selectivos.
La línea de 4 sólo ofrece garantías por el lado derecho, dado que el puesto
está cubierto por Corujo o Rodríguez. En el centro de la zaga reina el caos:
muy mal momento individual de Osvaldo González y ni hablar de Suárez, un
jugador del montón al que se le esperó sin motivo y que en su período de
recuperación visitaba discotecas y se enfrascaba en peleas a botellazos. Vidal,
por su parte, es el clásico fiasco rancagüino: con él no pasará nada. José
Rojas, en tanto, tampoco ha rendido como se espera y las convocatorias a la
selección parecen confundirlo aún más. Los periodistas de cuarta categoría
criticaron duramente a Ortiz y efectivamente jugó muy mal, pero la pregunta es:
¿y es que acaso es lateral izquierdo? Ortiz es un muy buen jugador, pero es
mediocampista y en esa posición brilló en Palestino. ¿Por qué no jugó Magalhaes
en esa zona si ya se recuperó? Otras interrogantes: ¿por qué hay juveniles especialistas
en esos puestos desempeñándose en equipos rivales o de segunda división[1]? John
Santander está en Huachipato y fue formado desde niño como lateral izquierdo, Bernardo
Cerezo es un central alto y fuerte que está jugando en Santa Cruz, Valber
Huerta se aburrió de ser la sombra de los paquetes trasandinos y ahora está en
el Granada de España e Igor Lichnovsky debiera ser hace un año el líder de la
zaga azul, ahora es titular en el Porto y también se fue tras no tener espacio
en la oncena. Esta es la política de los imbéciles de Azul Azul: dejar ir
valores propios y de gran proyección para traer fardos nacionales o, peor aún,
rioplatenses. Un desastre propio de ignorantes en el tema.
Más allá de los nombres, Lasarte jamás ha sabido
parar la defensa, ni siquiera en el campeonato ganado el 2014, pues Herrera
debía salvar al menos 3 o 4 mano a mano por partido. Ahora bien, que un
uruguayo no sepa parar una zaga es como que a Bugs Bunny no le gusten las
zanahorias o que el Chavo del 8 rechace una torta de jamón: algo inconcebible. ¿Tan
difícil es entender que una línea de 4 debe estar conformada principalmente por
un líbero y un stopper más dos especialistas por las bandas? ¿Hay que ser un genio
para concebir algo así?
La línea de contención es otro problema.
Tácticamente, Lasarte comete una aberración: los dos volantes que emplea se
aíslan de los zagueros y se produce un espacio que es explotado por los rivales
en cada pleito, pues como el DT uruguayo es perezoso, sigue jugando a lo mismo
hace ya más de un año y cualquier patán es capaz de leer la falencia. No en
vano todos lo complican. En estricto rigor, la U debiera jugar con un solo
volante de quite y éste es Sebastián Martínez. Pereira venía muy bien, pero
está lesionado. Al incluir dos tapones, surge otro desacierto: el
arrinconamiento del volante creativo, que usualmente es Lorenzetti. Basta que
el rival disponga de una marca personal sobre él y la U queda desconectada. La
solución es armar un mediocampo con el mentado tapón de quite más dos volantes
de salida: Lorenzetti y Valencia o Lorenzetti y Renato González. Incluso
podrían jugar los 3 juntos, pero aquello le provocaría una recarga intelectual
al vago de Lasarte. Para más remate, ante San Luis ni siquiera citó al ex
Rosario Central y la oncena lució fracturada: el pequeño Gustavo es el único
que los socorre a todos y que está en cada recoveco de la cancha. Y pensar que
hay ciegos de mierda idiotas que lo critican.
Ayer Lasarte insistió una vez más con un jugador que
está muerto: el zombie Espinoza, que se equivocó en todo, que se gana amarillas
absurdas, que tiene la mala costumbre de palabrear al árbitro, que -al
contrario de Lorenzetti- no ayuda a nadie y que, por si fuera poco, también se
involucró en rencillas de poca monta. Espinoza tiene un escaso nivel
intelectual y, por lo tanto, ya no puede jugar más en la U. Es hora de que Azul
Azul asuma el nombre del club: esta es la Universidad
de Chile, denominación de una de las casas de estudio más prestigiosas de
Sudamérica y, por lo tanto, no puede traerse a cualquier holgazán. De esta
institución salió gente como Pellegrini, Salah, Socías, Bigorra, Hoffens y
llegaron otros como Johnny Ashwell, ese es el perfil de jugador que debe representar
al club. No más haraganes descerebrados. Si Lasarte es tan miedoso como para
seguir ratoneando con dos tapones, el acompañante de Martínez debe ser Ureña.
La ofensiva, en tanto, también enseña la
desorientación del DT, quien insiste en incluir a Rubio. Este pastel no está ni
para la banca. El puesto es de Benegas, quien se lo ha ganado con creces y a
punta de coraje. Aunque pierda goles, al menos mete el hombro, pega y es
valiente. Por otra parte, si Ubilla cae en sus clásicas lagunas, la punta derecha
es de Farfán. No se entiende su relegación si venía haciendo goles. Canales es
puesto fijo porque tiene una técnica superior al resto.
¿Por qué ayer el uruguayo cambió delantero por
delantero si estaba perdiendo el partido? Porque no sabe qué hacer con un
plantel tan numeroso. Mientras más recursos tiene, más se perturba. Al mando de
una selección nacional sería una calamidad.
En suma, la U está en serios aprietos: la dirigencia
yace en un eterno naufragio, es cobarde y, seguramente, presiona al pusilánime
de Lasarte para que incluya como titulares a quienes poseen los sueldos más
copiosos o a quienes desea vender. De otra manera no se entiende la actitud del
DT, que en cada partido cava una tumba más y más profunda. Al parecer, quiere
enterrase con la cama y el velador. Otra de las teorías es que los relajantes
musculares que ha consumido terminaron por secarle el cerebro. Ayer debió presentar
su renuncia; en lugar de eso, lloró su mala suerte debido a la lesión de
Carmona que lo dejó con 10 hombres. Patético.
[1] Terminemos con la basura de denominar la Segunda
División como Primera B y la Tercera División como Segunda, de lo contrario
acabaremos hablando estupideces.
Esto ya no da para mas! Me pregunto que debe pasar para que exista un cambio de timón? Debe verse la institución expuesta a recibir una goleada histórica o seguir perdiendo su legitimidad futbolística ganada en la historia? No es fundamento de cualquier administración tomar decisiones, en pos de salir de situaciones de carencia??
ResponderEliminarLa verdad solo se puede decir que Universidad de Chile esta en un escenario de magra actualidad y aun peor pronóstico; siguen malas decisiones y hace muchos años que no veía tan mal a la U.
Jugo horrible, y se observa que Lasarte no dio con el ancho del equipo. No soy partidario de esperar fin de año, yo despidiria ahora ya a Lasarte y cambiaría el rumbo actual.