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martes, 8 de noviembre de 2016

Universidad de Chile 2 – Iquique 2

Otro encuentro enfermizo de la U: sus estériles delanteros desaprovecharon al menos 4 ocasiones de gol en el primer tiempo y aquello casi le costó el partido, pues -pese a las afirmaciones de la prensa ignorante- los problemas más graves de los azules se hallan en ofensiva: Mora no es capaz de aguantar la pelota ni la marca, lo mismo acontece con Fernández, un flojo de primera. Briceño, por su parte, poco puede hacer si sólo lo mandan a corretear, y el único volante que se atreve a rematar al arco es el discreto Zacaría, ni Schultz ni Reyes saben hacerlo.
En el universo del fútbol, los cuadros exitosos son los que hacen goles, así de simple, y desde que se fueron Junior Fernandes, Álvaro Henríquez y Raúl Ruidíaz en el ya lejano 2012, la U no volvió a tener atacantes de calidad. Sólo el Canales del 2014 se acercó un poco, hasta que el idiota de Lasarte decidió apurar su período de recuperación tras un planchazo sufrido ante San Marcos en Santiago.
La dupla técnica sorprendió a todos una vez más al dejar en la banca a Lorenzetti, quien fue capitán en el pleito anterior, por eso resulta insensata la explicación de Castañeda cuando adjudica la remontada final sólo al espíritu de lucha: aquello se logró gracias a los cambios y nada más. El discursito barato y romántico ya se gastó, el cariño hacia la U debe manifestarse con acciones juiciosas, y esto va de rey a paje. Ya basta de sofistas de ocasión y de poetas rancios y embusteros.
El primer gol de Iquique surge debido a que el mediocre Lorenzo Reyes soltó a Ramos para perseguir la pelota como quiltro ansioso. En el segundo gol, en tanto, demostró nuevamente su mórbida lentitud y se limitó a dar manotazos sin sentido. Este jugador no aporta nada y es inconcebible que la dupla técnica lo mantenga en la oncena titular. Por tal razón, fue muy importante la reaparición de Sebastián Martínez, a quien le sirvió estar en la banca por un rato. Su presencia enriquecerá la formación inicial con gente de la casa. La pregunta es: ¿se atreverán a sacar a Reyes y a incluir a Martínez en su lugar? Esta interrogante revela el grado de insensatez que impera en la dirección técnica.
Monzón por fin realizó lo que tenía que hacer desde que llegó: desbordar y centrar hacia atrás, fuerte y por abajo. ¿Era tan difícil? Esto mismo debe ejecutar Beausejour cada vez que juega. Por cierto, los centros por arriba no sirven, pues los delanteros azules son de plumavit.
Como si no bastara con la mediocridad de estos últimos dos años, ahora la U es un hospital. ¿Las razones? Algunos culpan al cuerpo técnico anterior y otros al actual. Como sea, la dupla Castañeda-Musrri debe demostrar más carácter y relegar a quienes ya no rindieron: Vilches, Jara, Reyes, Mora y Fernández. Monzón y Beausejour tampoco han respondido.
¿Qué esperar ahora? Que termine el semestre sin que la U adorne el fondo de la tabla. A eso hemos llegado, gracias al liderazgo autocrático e insustancial de Heller, el dueño del circo.
Es imposible cerrar este artículo sin mencionar a los simpatizantes, hinchas o cómo se les quiera llamar: en medio de una de las peores campañas de la historia del club, llenaron el Estadio Nacional de manera conmovedora.
Al fin y al cabo, la U siempre ha sido sostenida por su gente y por algunos jugadores, nada más. El resto son aves de paso.


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