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miércoles, 4 de julio de 2012

Universidad de Chile 2 (2) – O’Higgins 1 (0)


Jorge Sampaoli reveló en la conferencia de prensa que cuando terminó el partido en Rancagua le dijo a Johnny Herrera que gracias al mano a mano que le había tapado a Enzo Gutiérrez iban a salir campeones. Quienes hemos visto fútbol desde la niñez sabemos que hay jugadas e incidencias que generan resonancias proféticas, que instalan una corazonada sofocante y que siembran la causa de un efecto dramático. Lo que no sospechaba Sampaoli es, que en la mismísima revancha final, Johnny Herrera volvería a protagonizar un capítulo premonitorio: los azules tenían la serie 1 a 3 en contra y Boris Sagredo lo enfrentó solo… Otra tapada sobrehumana, otra esperanza tímida y otra estrella que se empezaba a iluminar lentamente.
El partido había comenzado bien para la Universidad de Chile: se acercaba con peligro por ambas bandas y un Guillermo Marino inspirado lograba abrir el cerrojo impuesto por Berizzo. El mismo Marino tuvo en sus manos la apertura de la cuenta en dos ocasiones: en la primera gambeteó a dos rivales y su remate salió a centímetros del poste, después quedó solo frente a Luis Marín pero se le cobró un offside inexistente a Eugenio Mena, quien lo había habilitado con un centro atrás.
Enrique Osses fue presionado durante toda la semana por el asqueroso periodismo deportivo y aquello se notó en el primer tiempo: los rancagüinos estaban repitiendo su ración de patadas rurales, el juez se hacía el desentendido y cuando debió expulsar al indecente Nelson Saavedra por un planchazo EN LA CARA a Ángelo Henríquez se limitó a cobrar falta y ni siquiera mostró amarilla. Las imágenes muestran claramente que mientras Henríquez viene mirando el balón, este punga inmundo lo espera de frente y lo agrede a mansalva. ¿Qué periodista ha tocado el tema? Ninguno, pues todos son unas ratas blancas y aún se están sobando el lomo después de las dos palizas históricas propinadas por la Universidad de Chile.  
Con una U volcada en terreno adversario y cuando se cumplía media hora llegó el torpe penal de Marcelo Díaz en una jugada intrascendente. Luego del gol en contra imperó el desconcierto: cinco tarjetas amarillas en dos minutos para los azules y dos llegadas de O’Higgins que pudieron liquidar el encuentro: primero falló Enzo Gutiérrez de cabeza y después aconteció el mentado tapadón de Johnny Herrera ante Boris Sagredo. El desastre duró 10 minutos, Marcelo Díaz lanzó un planchazo que por suerte no alcanzó al rival y la U se fue llena de dudas al descanso.
En el inicio del segundo tiempo Osses expulsó a Jorge Sampaoli por reclamar y prohibió la comunicación telefónica entre el casildense y Sebastián Beccacece. Pregunto: ¿puede un árbitro impedir aquello? Eduardo Berizzo, en tanto, extrajo todo el arsenal trasandino y O’Higgins se metió atrás, comenzó a cortar el circuito creativo con faltas redundantes y a hacer tiempo de manera odiosa, comandados por su arquero y por ese peón ingrato que es Luis Pedro Figueroa, el mismo payaso que corrió desaforadamente para pedirle la camiseta a Ronaldinho luego de que Brasil goleara a Chile. En fin, los azules ya se habían instalado en cancha rival y llegaron las expulsiones de José Rojas y de Julio Barroso, el primero extravió la parsimonia que debe enseñar como capitán y el segundo se tituló de imbécil y de bravucón al pedo. ¿Quién salió perdiendo? O’Higgins, naturalmente, pues Berizzo había diseñado una estrategia ultra defensiva y perdía a un baluarte de la pelota reventada. Los contragolpes visitantes se hicieron cada vez más tímidos y fueron controlados de manera magnífica por los dos hombres que sostuvieron la zaga: Osvaldo González y Eugenio Mena. Tiro libre de Charles Aránguiz y clara mano de Enzo Gutiérrez, penal que Osses soslaya olímpicamente. Diez minutos después, y luego de una jugada enorme de Ángelo Henríquez, cobra un foul inexistente contra Guillermo Marino y la U logra emparejar el marcador. Aquí nos detendremos porque ambos incidentes han sido objeto de polémica y de argumentos malintencionados: si Osses cobra la mano de Gutiérrez, los azules hubieran tenido más tiempo para remontar el partido. ¿Por qué no lo cobró? Tal vez no lo vio, así de simple, pues el remate de Aránguiz fue muy potente. En cuanto a la falta erróneamente castigada, la TV muestra la imagen contraria a la que presencia Osses, pues en realidad él tiene al defensor rancagüino por delante: ve que Marino puntea la pelota y que el rival le cruza la pierna para derribarlo. Esto es un error y nada más, Marino logra engañarlo y eso es todo, aquí no hubo ley de compensación, como algunos irresponsables lo señalaron. La invención del 8 azul, por su parte, sólo niveló la balanza tras la injusticia previa y le dio más autenticidad al resultado.
Después del empate el show de Berizzo se volvió vergonzoso: continuaba en la cancha tras su expulsión, iba y volvía para perder minutos, amagaba la realización de cambios y luego los desechaba para que el reloj avanzara: en suma, desplegó sin asco la indecorosa escuela rioplatense, la misma que tantas veces ha criticado Jorge Sampaoli y que ha sumido al torneo argentino en la mediocridad perenne. Otro planchazo terrible del Pokemon Saavedra, que perfectamente pudo fracturar a Raúl Ruidíaz, y otra vez el réferi le perdona la vida: sólo tarjeta amarilla. ¿Qué debía hacer este infeliz para ser expulsado? ¿Lesionar de gravedad a algún compañero de profesión? ¿Por qué gozó de tanta impunidad?  
Se determinan 5 minutos de descuento y, cuando parecía todo perdido, Guillermo Marino anotó el segundo gol desatando la locura. Otra vez nos detendremos: también se ha criticado el tiempo extra decidido por el juez, pero si sumamos los minutos perdidos durante las expulsiones, más los cambios y la demora enervante propiciada por Berizzo y sus lacayos, en realidad debieron haberse indicado 7 minutos y no 5. O’Higgins ya no tenía fuerza y probablemente la U le marcaba el tercer gol. Fin del partido y regresa el actor principal para la serie de penales: Johnny Herrera… Herrera metió a la U en semifinales de Copa tras una actuación descollante ante Libertad de Paraguay y ayer fue el principal factor del tricampeonato. En la tanda desde los 12 pasos manejó el escenario a su antojo y generó el nerviosismo en unos antagonistas que ya no se podían las piernas: es el precio que deben pagar los equipos que le ceden la iniciativa a la Universidad de Chile. ¿Experiencia? ¿Frialdad? Puede ser, pero probablemente los azules ganaron este torneo porque siempre han trabajado más que el resto y porque el camarín se deleita con valores sublimes: altruismo, camaradería y fidelidad, elementos esenciales del espíritu deportivo. La U sacrificó resultados internacionales para ayudar a la selección y nadie le agradeció su abnegación al respecto, muy por el contrario: la ANFP la saboteó durante los play-off con una inflexibilidad descortés y la prensa se regocijó tras su eliminación ante Boca Juniors, amparando las burlas de los próceres cocacolinos que, envidiosos y pusilánimes, al fin podían alumbrar su decrépito anonimato. Sin embargo, otra goleada ignominiosa los devolvió a sus criptas con la cola entre las piernas. ¿Aprenderán a cerrar el hocico ahora? No, pues la charlatanería, la ordinariez y la insolencia son sus estandartes imperecederos.
Este título tiene el sabor de la venganza después de todas las groserías y desatenciones que debió tolerar el plantel, por eso el dramatismo fue necesario, por eso Johnny Herrera debía ser la figura, por eso surgieron la elegancia de Guillermo Marino y el derroche descomunal de Charles Aránguiz, por eso la generosidad de Matías Rodríguez, Roberto Cereceda, Osvaldo González y José Rojas obtuvo un premio celestial, por eso Ángelo Henríquez, Igor Lichnovsky y Sebastián Martínez debutan como campeones. La U es un todo coherente, por eso aventaja al resto de clubes chilenos y reluce en Sudamérica.

Consideraciones finales:
  1. Marcelo Díaz cumplió un año siendo figura pero la ansiedad le pasó la cuenta: cometió un penal ridículo, pudo irse expulsado y falló desde los 12 pasos. Un detalle: Herrera lo sacó de la escena cuando él quería patear el penalty que finalmente convierte Aránguiz y que le da el empate a la U. Jamás deben sobrecargarse las responsabilidades con metas desmedidas, Díaz es un ejemplo de convicción y perseverancia,  pero “querer irse campeón” sólo le trajo como consecuencia un afán de protagonismo que terminó jugándole en contra y que pudo ser fatal para los azules. Siempre hay algo que aprender y este es un muchacho inteligente que reflexionará sobre la experiencia en cuestión.  
  2. O’Higgins es un equipo difícil debido a su pragmatismo: se refugia atrás, tiene jugadores malintencionados y contraataca en bloque. La ignorante prensa nacional le endilgó a los rancagüinos rasgos ofensivos inexistentes debido a la relación que tuvieron Berizzo y Bielsa, pero al fin y al cabo el supuesto aprendiz sólo exhibió las viejas y sucias intrigas rioplatenses. Con eso en la actualidad no basta.
  3. El sollozo de las ratas blancas:
    1. Claudio Palma: cuando terminó el partido, este yanacona dijo que los hinchas rancagüinos tenían todo el derecho a estar molestos con Enrique Osses debido al penal mal cobrado. Rodrigo Goldberg debió recordarle la mano de Enzo Gutiérrez no sancionada como tal y que hubiese decretado el empate azul mucho antes.
    2. Pablo Flamm: este gusano cilíndrico expresó de manera descontrolada que el réferi había condicionado el resultado con el penal de la igualdad. Curiosamente, también soslayó la mano de Gutiérrez.    
    3. Francisco Sagredo: este cerdo twitteó sobre el mismo tema e indicó de manera petulante que fue Osses quien había sacado campeón a la U. 
    4. Juan Cristóbal Guarello: en su columna de El Gráfico esta rata blanca también lloriquea por el cobro erróneo del juez y asimismo desatiende la mano de Gutiérrez.
    5. La Terzorra: en el colmo de la desfachatez, este medio indigno publicó un artículo en el que plantea que a la U de Jorge Sampaoli sólo le basta un título para alcanzar el éxito logrado por el Coco-Loco de Borghi. Nosotros preguntamos: ¿y es que acaso Borghi ganó un torneo internacional? La U de Sampaoli superó hace rato aquella quimera putrefacta porque le sobran los cojones que los indios olvidaron en sus calzones de goma cuando cayeron con el Pachuca: LA UNIVERSIDAD DE CHILE GANÓ LA FINAL DE LA COPA SUDAMERICANA y las ratas blancas no.
El “eterno cafiche” y sus zánganos pregonaron una ácida batalla desde que la U comenzó este proceso de crecimiento sostenido: no soportan el bienestar azul e incluso fueron capaces de respaldar a Boca Juniors, el mismo club que les armó un escándalo ruin en su propia covacha. Tratan de desacreditar cualquier victoria de la Universidad de Chile porque proceden con los peores vicios que puede tener un ser humano: la envidia y el resentimiento. Sin embargo, la desgracia se acrecienta cuando reina la indignidad y han debido pagar sus burlas ladinas con goleadas ignominiosas y humillantes. A pesar de ello, la U sigue dándoles muestras de generosidad y, al ganar el Apertura 2012, les ha evitado la molestia de concurrir a hacer el ridículo a la Copa Sudamericana.

Un abrazo a todos los azules del mundo que visitan este blog.
Un abrazo a todo el plantel y al cuerpo técnico, pues han prevalecido luego de ser saboteados durante todo el semestre.
Un abrazo a los muchachos que jugaron lesionados postergando su salud y poniendo en peligro su futuro deportivo.
Un abrazo a la hermosa hinchada azul.
¡Viva la U, mierda!

2 comentarios:

  1. Hay mucha, demasiada envidia hacia la U. Esto sucede también cuando gana el indio hocicón, pero cuando es la U la odiosidad se eleva a niveles patéticos. Mejor no pescar a tanto organismo pequeño, los azules debemos disfrutar a concho y punto. Desde afuera nos ven con objetividad y se sabe lo que es hoy en día nuestro amado club.
    El desenlace de este campeonato no podía ser más digno de un guión de película. Los lamentos del rival y el gruñir de indios hampones más el llanto de las niñas cruzadas, no es otra cosa que el reflejo de su desesperación.
    Así como la U está hoy en lo alto, deberá esforzarse por mantenerse allí, tarea nada fácil en este sector del mundo. Esperemos que la dirigencia esté a la altura y además de perpetuar este hermoso momento, sepan incorporar mejoras que en muchas ocasiones provienen del clamor del mismo pueblo azul, común y corriente que es en definitiva el que hace al club.
     
    Viva la U

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  2. Solo queda decir...Muchas Felicidades a todos los azules del mundo! Que semestre! eliminamos de manera heroica a las ratas arbas cerrándoles el hocico con voluminosas goledadas, para coronar esto bajando otra memorable y épica estrella.
    Felicidades y a disfrutar.

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