El
estresante primer semestre no quiere acabar. Otro partido que la U pierde en el charco y otro
resultado adverso que tendrá que salvar si quiere titularse campeón, objetivo
que se merece sobradamente luego del enorme sacrificio que hizo su plantel para
colaborar en los últimos éxitos de la selección nacional. Factor que, por
supuesto, el asqueroso periodismo deportivo soslaya por completo.
Los
azules tuvieron 15 minutos iniciales de pesadilla en los que no podían adecuarse
al barrial de Rancagua y en los que se vieron extraviados inexorablemente. ¿Por
qué Sampaoli insiste en incluir a Matías Rodríguez si no está al 100% de sus condiciones?
¿Por qué apuró tanto a Osvaldo González si tenía a Igor Lichnovsky en la banca?
Ambos se vieron muy mal al comienzo y perfectamente los azules pudieron haber
quedado 0 a
2 antes de que Marcelo Díaz, Charles Aránguiz y Guillermo Marino se impusieran
en el mediocampo.
Si
existe cierta unanimidad en establecer que esta Universidad de Chile está
debilitada respecto del cuadro del 2011, no se explica por qué Sampaoli
arriesga más si tiene menos. De hecho, cuando la U consiguió el empate insistió en hacer la línea del
off side muy cerca del círculo central, lo que de por sí origina un riesgo desmedido
y odioso: cualquier pelotazo ordinario ocasiona problemas.
Berizzo,
por su parte, ha logrado contagiarle a su plantel todas las artimañas
rioplatenses habidas y por haber: empobrece su esquema conservador y tacaño con
golpes sin balón, simulaciones descabelladas, reventones de pelota y pérdida de
tiempo. Estas bajezas se unieron al paupérrimo desempeño del árbitro Jorge
Osorio, quien permitió trocar fútbol por rodeo y dejó sin castigo faltas
groseras que ameritaban tarjeta amarilla tranquilamente. En suma, la U perdió un pleito que tenía
controlado y se llevó de regalo una aventura intolerable. Es más, de no mediar
el fenomenal achique de Johnny Herrera, los azules tendrían una tarea casi
inviable, pues el antagonista es un alumno que supo adquirir con honores las ya
mentadas argucias trasandinas y dos goles de diferencia hubiesen sido demasiada
tarea para una oncena que ya está al borde de sus fuerzas.
Ahora
bien, este equipo sabe hacerle frente a la adversidad y existen ciertos aspectos
que pueden inclinar la balanza a su favor: tiene gran experiencia en este tipo
de definiciones, jugará de local en una cancha que está en perfecto estado y valores
como Marcelo Díaz, Guillermo Marino y Eugenio Mena han recuperado su nivel. Una
mención especial merece Charles Aránguiz, quien es, sencillamente, el mejor
jugador chileno del primer semestre. También es justo destacar la evolución de
Paulo Magalhaes y la perpetua solidez de José Rojas.
Un
abrazo y fuerza a todos los azules que están repartidos por el mundo. La tarea
es dura pero con el enorme corazón de estos muchachos todo es posible.
¡Vamos,
mierda! ¡Contra todo y contra todos! ¡Esa es la U!
Así es...Contra todo y contra todos!
ResponderEliminarComo dijo Nuestro jhonny Herrera, "Los campeonatos de la U no valen si no son obtenidos con sufrimiento" Esa es la U!... por eso la amamos aún mas.
Ojalá que Indra, Min, Baal, Uxmal, Attar y todos los Dioses de la Lluvia contengan las aguas y nuestros 11 gladiadores puedan jugar en un campo seco, a pie firme. Evidentemente esto será clave para sacar adelante esta final.
Dejémonos de guevadas, este plantel se merece el gran premio, por todo el gigante esfuerzo realizado y por su gran profesionalismo demostrado día a día, se merecen cerrar este semestre de la mejor forma, de la manera que todos anhelamos.
Vamos la UUUUU!!! VAMOOOO Concha de su madre!!!