Todo
lo bueno que había exhibido la U
en los cuatro partidos anteriores hoy día se fue al carajo: equipo largo,
impreciso y torpe, con un rendimiento individual lamentable. Se perdieron todas
las segundas pelotas, se fallaron pases y goles ridículos y los anodinos de
siempre volvieron a su exasperante realidad: ya basta de condescendencias, Ramón
Fernández, Sebastián Ubilla y Enzo Gutiérrez no son jugadores para la U.
Es un misterio el ingreso de este último en todos los
partidos: ¿qué cresta le ve Lasarte? ¿O somos todos imbéciles y no nos damos
cuenta de sus misteriosas condiciones? Mal partido de Mathías Corujo, Osvaldo
González, Patricio Rubio y Gonzalo Espinoza. Si Cristian Suárez, por su parte,
desea afianzarse, no debe olvidar que ya no está pichangueando en Calama: más
allá del sospechoso celo del indio Gamboa por cobrar un penal absurdo, Suárez
no puede prestarse como chivo expiatorio con agarrones estúpidos e
improductivos; además, sobre el final de los 90 minutos, originó un corner
ridículo con su corsaria pata de palo.
Ya
habíamos hablado de la permeabilidad aérea en el artículo anterior: el primer
gol en contra es impresentable porque la zaga no hizo nada para evitar el
cabezazo. Un equipo que comete estos errores no puede ser campeón de nada. Se
fue Marcos González y este problema no se solucionó jamás.
De
no mediar la calidad de Herrera y Canales, quien no jugó bien, más la
mediocridad de los delanteros antagonistas, este pleito se terminaba perdiendo
de forma ignominiosa.
En
fin, quienes pregonaban que serían los clásicos los que obrarían como barómetro
para los azules, deben reconocer que la verdadera medida de este cuadro ha sido
el lastre que aún debe arrastrar: sólo fue posible limpiar la mitad del plantel
y algunas lauchas aprovecharon la distracción para esconderse en la madriguera
y perpetuar sus defectos en el primer equipo. Si Ubilla se asusta luego de
jugar un buen partido, más vale que entre Duma; la salida de Fernández es
urgente (sus goles de mierda no alcanzan si se pierde uno debajo del arco, si
retarda el juego y si deja sus tiros de esquina en el primer palo), así como lo
es el ingreso de Lorenzetti; Benjamín Vidal estaba jugando muy bien cuando fue
relegado por José Rojas, merece otra oportunidad; también están disponibles
Joao Ortiz, Guzmán Pereira y Bryan Cortés. El caso del uruguayo es extraño,
pues más vale tener un jugador con pierna fuerte que un vagabundo como
Fernández, que hoy se escondía del juego como si el balón tuviera caca.
Creíamos
que Lasarte ya había dado con la fórmula, pero ahora sabemos que su trabajo
recién está comenzando. Él mismo lo dijo. Por lo pronto, luego del triste
desempeño de hoy, las ilusiones del título quedan relegadas a la reacción que
pueda mostrar la oncena en el próximo partido. De lo contrario, será otro
maldito semestre de transición. Todos sabemos quién es el concha de su madre al que se lo debemos agradecer.
Mal partido creo que nuevamente se pago el utilizar a un lateral izquierdo que no maneja el puesto.
ResponderEliminarSe abuso del pelotazo cuando quedaba tiempo para jugar a ras de suelo.
Lo positivo es que se rescato un punto