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miércoles, 7 de marzo de 2012

Peñarol 1 – Universidad de Chile 1

Habíamos pronosticado un partido muy difícil para la U en Montevideo: a la tradicional garra de los uruguayos se sumaría también su castiza deslealtad; su ambivalencia, que los convierte en hampones cuando no tienen la pelota y en comediantes amanerados cuando la poseen; un arbitraje indulgente, localista y sospechoso; y, principalmente, la propia imperfección de la oncena azul, cuadro que aún está en rodaje y que extraña la presencia de Marcos González como patrón de la zaga.
Sin embargo, pese a tan complejo panorama, la Universidad de Chile logró imponer sus términos en gran parte del encuentro y le dio un toque a un rival que sólo proponía pelotazos. La U se vio bien y debió ganar el partido.
El primer tiempo fue parejo, aunque el gol de Freitas causó cierta inseguridad:  Rojas y Acevedo no alcanzaron a hablarse, este último despejó incómodo hacia el centro del área y aquello resultó nefasto: 0 a 1 abajo en una cancha pesada e insufrible. De no mediar la actuación de un sobrio y eficiente Johnny Herrera, este tanto pudo ser fatal. Sin embargo, los azules fueron fieles a su estilo, trasladaron el balón con pases de primera y consiguieron el empate después de presionar con potencia el área de los rivales. Golazo de Junior Fernandes.   
En el segundo lapso vino lo mejor: una U más ligera que mostró circuitos creativos más fluidos y que logró a ratos ridiculizar la tosquedad de Peñarol. Por eso Sampaoli lamentó el empate final: los azules fueron muy superiores colectivamente y sólo faltó llegar a la definición con un poco más de fuerza.
Debemos reconocer, eso sí, que los uruguayos tuvieron a favor un cabezazo neutralizado de manera magistral por Herrera y que la diferencia de estatura en algún momento se volvió peligrosa. Por otra parte, en todas las jugadas ofensivas con balón detenido los manyas cometían faltas alevosas que el pusilánime e irritante juez Omar Ponce ignoraba por completo. La U ya sufrió arbitrajes de esta clase en la Copa Sudamericana 2011 y de igual forma logró prevalecer, así que no es nada nuevo y habrá que aprender a lidiar con tal clase de anomalías. El esquema de Sampaoli, en todo caso, permite zafar de semejantes irregularidades porque hace énfasis en el sistema propio y desecha la especulación. Es la ventaja de encarar los desafíos como protagonista.     
Fue sobresaliente el desempeño de Eugenio Mena y de Matías Rodríguez, como siempre. Mención especial para Ángelo Henríquez, quien ayer tuvo una clase intensiva de fútbol continental, que se sacrificó por sus compañeros y que demostró ser capaz de devolver balones de primera para prolongar el itinerario colectivo del conjunto.
El partido de ayer señaló una evidencia que nos permite estar tranquilos: la Universidad de Chile está condiciones de pasar la primera fase. No será fácil porque en estos torneos la comodidad no existe, pero el gran despliegue exhibido ante Godoy Cruz se prolongó en una cancha muy difícil y ante un rival pesado, eso es lo más importante.
Si bien los medios periodísticos charrúas -como El País y Cambio- reconocieron la fertilidad del juego azul y el predominio alcanzado sobre el cuadro local, insisten en que esta U ya no brilla como en el 2011; pero cometen un error, pues este no es el final del camino, es sólo el inicio: no consideran que el plantel recién se está sacando la pretemporada de encima; que hay jugadores cuya adaptación es más lenta y que hay otros tantos lesionados; y que, principalmente, los equipos de Sampaoli alcanzan su máximo esplendor promediando el mes de mayo o junio. De ahí que resulte vital pasar esta fase de grupos, pues, una vez instalada en octavos de final, la oncena estará aún más vigorosa y se podrá contar a cabalidad con gente como Morante, Marino y con los que están surgiendo desde las divisiones menores. Ya se recuperó Ruidíaz, Lorenzetti está de vuelta plenamente, lo mismo ocurrió con José Rojas y Osvaldo González, desde el semillero ha surgido Henríquez -un centrodelantero eficaz y solidario- y de manera veloz ya se acomodan Marcelo Díaz, Charles Aránguiz y Junior Fernandes. A esto hay que sumar la evolución de Cereceda y Magalhaes. A Francisco Castro hay que tenerle paciencia y observarlo con mucho cuidado, pues su abnegación es enorme y ha sido muy trascendental en jugadas puntuales que le han permitido a la U cerrar los partidos: el tercer gol a Cobreloa y el cuarto a Godoy Cruz.
Insistiremos un vez más: la Universidad de Chile tiene el mejor cuerpo técnico de Sudamérica y los dirigentes deben velar por su continuidad, tal como lo hizo el Manchester United respecto de Alex Ferguson. A esto debe sumarse la capacitación de Diego Rivarola como futuro sucesor de Sampaoli.
Ver a la U desempeñarse como actor principal en los torneos internacionales motiva un orgullo que, dadas la penurias sufridas en el pasado, sólo merece transformarse en un estado imperecedero. Muchas gracias al plantel y al cuerpo técnico por la hermosa exhibición efectuada en el Centenario.
Un abrazo a la familia azul.

1 comentario:

  1. Cristobal Cornejo Sanchez7 de marzo de 2012, 14:39

    A mi parecer el Cuadro Azul paso con excelencia la prueba en Montevideo, los ya enumerados obstaculos arteros que puso Peñarol se sumo la oligofrenica conduccion del arbitro ecuatoriano. A pesar de esto Universidad de Chile como nos tiene acostumbrados demostro valentia y entrega futbolistica, de sobra. En momentos paso por encima a su rival y tuvo claras ocasiones de llevarse los 3 puntos.

    Excelente cometido de Matias Rodriguez y Eugenio Mena, las llaves para abrir cualquier defensa en la copa continental.

    Grande el Titan Azul!!!

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