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jueves, 5 de abril de 2012

Godoy Cruz 0 – Universidad de Chile 1

La U pasó a octavos de final de la Copa Libertadores venciendo en Argentina y esto es lo que más valora Jorge Sampaoli: clasificar eliminando a un rival directo en su propia cancha, quedando todavía una fecha por disputarse y teniendo la opción de ganar el grupo. Así fue planificado y así se concretó. La Universidad de Chile no sólo es un equipo de primera clase, elegante y artístico, sino que también materializa su rendimiento futbolístico alcanzando las metas que se propone. Me explico: a través de la historia muchos son los conjuntos que han brillado, pero no todos han conseguido sus objetivos: los húngaros en 1954, las selección holandesa del Mundial de Alemania y el Brasil de Telé Santana. La U de Sampaoli, Beccacece y Desio es un equipo que sabe armonizar la estética con la efectividad.     
Hagamos un poco de memoria. Cuando se realizó el sorteo de la fase de grupos se consideró que la U había quedado en uno de los más complicados e inciertos. De hecho, cuando se perdió en Medellín muchos idiotas y todas las ratas blancas infiltradas en los medios de comunicación comenzaron a aullar como hienas y se regocijaron ante un posible fracaso de los azules. Y claro, había que recibir a los propios colombianos en Santiago, jugar en Montevideo y visitar Argentina. Por aquel entonces, el alfeñique preferido de Megavisión, Rodrigo Sepúlveda, dijo: la U fue un desastre y dio vergüenza”. Otros gusanos fueron más folklóricos y utilizaron aforismos campesinos: “otra cosa es con guitarra”, decían, ironizando con las declaraciones del plantel respecto de sus deseos de seguir obteniendo títulos internacionales.
En su momento lo advertimos: el partido contra Nacional era recién el tercer pleito oficial de la Universidad de Chile, estaba muy cercana la exigente pretemporada de Jorge Desio y los refuerzos estaban en plena etapa de adaptación. Por otra parte, expusimos que una derrota inicial siempre es reversible e incluso educativa, pues evita la lisonja del exitismo pedestre que tanto adora el repugnante equipo de Pinochet (leer el texto publicado en febrero en este blog: http://www.laualdia.blogspot.com/2012/02/nacional-de-medellin-2-universidad-de.html).
¿Qué dirá esta legión de payasos ahora que la U clasificó quedando todavía un encuentro por jugar?
Dante Polilla de Momia declaró en el CDF que el segundo tiempo de los azules lo había decepcionado: comadrita, preocúpese de sus monjas bastardas y del paseo que le dan los equipos que ya están eliminados, luego lávese el hocico con jabón de glicerina y después hable de la Universidad de Chile. Otra cosa, sería bueno que se afeitara y que se cortara el pelo, porque su aspecto es desaseado y desagradable. Hasta un náufrago tendría menos sebo.
Sólo Waldemar Méndez aporta cordura en el CDF, al menos se da el trabajo de analizar los movimientos tácticos de Sampaoli y de explicar el funcionamiento que ha convertido a la U en uno de los mejores equipos de Sudamérica. Después del partido alabó la faena estratégica de Ángelo Henríquez, su capacidad para desmarcarse y su sacrificio en beneficio del conjunto. Para el majadero de Poli, sin embargo, el hecho de que Henríquez desbordara y centrara atrás “debilitaba el ataque de la U porque lo sacaba del centro del área”. Waldemar Méndez le respondió acertadamente: una de las características de esta oncena es la rotación en funciones ofensivas y Henríquez se movió constantemente para alejarse de la marca, ofrecer más opciones de descarga para sus compañeros y desubicar a los zagueros centrales. De hecho, en el gol, quienes llegan a definir hacia el centro del área son Eugenio Mena y Matías Rodríguez: los laterales volantes. Ángelo Henríquez había colaborado para limpiar la jugada y darle más tiempo y alternativas a Gustavo Lorenzetti.
El periodismo deportivo está lleno de ignorantes que, por lo demás, enseñan un estado físico paupérrimo e indecente. Tal como si un programa sobre literatura estuviese animado por una pandilla de analfabetos o de simios ebrios. En fin, infierno y basura en esta angosta faja de barro.
El pleito contra los nacionalistas mendocinos debió liquidarse en el primer tiempo, pues se contabilizaron al menos seis ocasiones de gol muy claras, incluyendo un par de mano a mano con el arquero. La U dio un baile que sólo fue suspendido por un extraño y conveniente apagón y por algunas piedras lanzadas contra Johnny Herrera. Con el correr de los partidos el equipo se irá afinando cada vez más y aprovechará todas sus oportunidades. El árbitro Carlos Amarilla, sinvergüenza consuetudinario, fue artífice de la llegada más peligrosa de Godoy Cruz: no cobró un claro penal en contra de Mena y de la réplica de los locales surgió un tiro cruzado muy amenazador por parte de Villar, un delincuente que jugó gratis porque debió ser expulsado en el partido anterior, en Colombia. Después de eso llegó el golazo de Henríquez.
El segundo tiempo fue más inquietante. La U pudo cerrar el encuentro de entrada, pero Henríquez no alcanzó a conectar un centro bajo de Junior Fernandes. Luego, al no poder tomar el mediocampo, Godoy Cruz insistió con centros cruzados que complicaron a la zaga azul debido a la ausencia de hombres más espigados. Se extraña a Marco González -quien está pasando muchas rabias en Flamengo- y a Eduardo Morante. Tal vez sea el momento de que Igor Lichnovsky comience a jugar en el Torneo de Apertura para que recupere su rendimiento. Tres llegadas claras de Godoy Cruz y una remontada de la U al final del partido pusieron fin a un pleito muy difícil que tuvo un final feliz: la Universidad de Chile clasificada a la segunda ronda de la Copa.
Para todos los papanatas que aún rebuznan sobre la supuesta insignificancia de la Copa Sudamericana: la fase de grupos de la Copa Libertadores permite que equipos mediocres y anodinos -como la UC y Atlético Junior- aún puedan clasificarse a octavos. En un sistema de play-offs muchos de estos conjuntos ya estarían eliminados. En resumen, después de esta etapa de grupos se desarrolla la verdadera Copa: una Copa Sudamericana en la que no hay margen de error. La misma que ganó la U el año pasado.
Nos quedamos con las palabras de Waldemar Méndez: “ya es hora de reconocer que la Universidad de Chile es una potencia continental”. Esperemos que esta oportunidad se aproveche y que la U alcance una solidez deportiva que implique logros internacionales constantes. Parece que el camino está pavimentado: hay que proyectarse con este cuerpo técnico, reforzarse de manera inteligente y privilegiar por sobre todas las cosas el trabajo en divisiones menores.
Tal vez este era el destino del Romántico Viajero: el prestigio universal.

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