Este miércoles la Universidad de Chile se jugará la clasificación a octavos de final de la Copa Libertadores en un escenario hostil, ante un rival venenoso y con un árbitro que es sinónimo de artimaña y embuste: Carlos Amarilla.
De esta manera, el partido contra Rangers poseía una relevancia menor y así lo entendió Jorge Sampaoli: le dio descanso obligado a Osvaldo González, Eugenio Mena, Matías Rodríguez, Gustavo Lorenzetti y Junior Fernandes. Marcelo Díaz sólo ingresó en el segundo tiempo. Y tal como ha ocurrido durante todo el torneo, la U debió bregar contra un adversario defensivo y fastidioso que apostó por el empate.
A los 5 minutos y tras un centro en contra que peinó José Rojas y que luego dio en la espalda de Magalhaes, la pelota rebotó en la mano de Sebastián Martínez y el árbitro Enrique Osses la desestimó, desatándose un show caducante a cargo de todas las ratas blancas y monjas sarnosas infiltradas en los medios de comunicación: se habló de jugada polémica y clave para el desarrollo del partido. Sin embargo, ante un percance idéntico sufrido por un defensor de Rangers sólo minutos más tarde, el silencio de estas plastas fue total. A esta basura se le sumó la expulsión del papanatas de Peric y entonces la maquinaria del CDF, con el idiota de Claudio Palma y el cadáver de Dante Poli como estandartes, insistió en que el resultado final del pleito no reflejaba la realidad. Como si fuera poca cosa tener que soportar a estos payasos bastardos, los jugadores de Rangers representaron el papel de mártires bíblicos luego de ser vencidos, adjudicando la derrota a Osses y soslayando la estrategia miserable que, en suma, fue la verdadera causante de su fracaso. En resumen: indigencia deportiva y manipulación periodística.
Atención: estos paladines de la prensa son los mismos que aún reclaman por la mano cobrada a Ronald Fuentes ante Italia en el Mundial del ’98, la que fue tan accidental como la de Sebastián Martínez ante los talquinos. Hipócritas y caraduras sin remedio.
Para más remate, en pleno segundo tiempo el balón dio en la mano de Marcelo Díaz cuando defendía a la entrada del área y entonces los comentaristas sufrieron una eyaculación involuntaria de estupidez, resentimiento y pediculosis.
Sin embargo, los azules tendríamos un postre delicioso: los dos goles de la U fueron golazos. Sí, Palma y Poli, muy a vuestro pesar: GOLAZOS. Aunque les duelan las muelas y se les encojan los calzones de lana. Tal vez por eso es que Palma grita los goles de la U para adentro: el pipí estrecha la lana de sus calchunchos y se le ahogan las pelotas. Charles Aránguiz le refregó su calidad en la cara y con dos habilitaciones de lujo coronadas por Ruidíaz y Gallegos encaminó una victoria que mantiene a la Universidad Chile como puntera de este campeonato de lauchas, con este periodismo de lauchas y esta ANFP de lauchas.
¡Grande la U , mierda, y que todos estos imbéciles se vayan a la cresta!
No hay comentarios:
Publicar un comentario