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sábado, 23 de junio de 2012

Universidad de Chile 0 – Boca Juniors 0


Para regocijo de muchos chilenos apátridas, hijos de las mil perras, la U no pudo derrotar a los bosteros y no llegó a la final de la Copa Libertadores. Quedan atrás las hermosas presentaciones como local ante Godoy Cruz, Peñarol, Nacional de Medellín, Deportivo Quito y la emocionante definición a penales ganada a Libertad de Paraguay. Si bien como visita no se repitió el rendimiento enseñado en la Copa Sudamericana del 2011, al menos se derrotó a los argentinos en Mendoza y se consiguieron dos luchados empates en Montevideo y Asunción. Además, los azules marcaron 20 goles en el torneo, cifra bastante considerable. A partir de estos datos no podemos desestimar la campaña de este semestre: la Universidad de Chile está entre los 4 mejores equipos de Sudamérica y, aunque existía la ilusión de avanzar a la finalísima, este no es un logro menor para un club que recién el año pasado ganó su primer título internacional.
A pesar de los rebuznos de algunos rotos chuchas de su madre, no hay ningún equipo chileno que merezca ser catalogado como un “grande” del continente y esa es la puta verdad. La U aún tiene una deuda histórica: convertirse, precisamente, en una institución importante a nivel regional. Debemos reconocer que bajo esta administración se ha avanzado en ese sentido, pues desde el año 2009 la Universidad de Chile ha estado representando al país de manera muy digna y se ha convertido en un cuadro “EMERGENTE”, esa es la palabra adecuada:
1. Primer semestre 2009: Markarián gana el Apertura y, después de dejar en el camino al glorioso Pachuca, instala a la U en octavos de final con un plantel ajustado y discreto.
2. Segundo semestre 2009: el vagabundo y caradura de Basualdo, pese a tener un Clausura para el olvido, logró llevar a los azules a cuartos de final de la Copa Sudamericana.
3. Primer semestre 2010: Pelusso juega con la U su tercera semifinal de Copa Libertadores y la pierde debido a su mezquindad. En el segundo semestre, con un conjunto diezmado, es eliminado en la primera ronda de la Copa Sudamericana, el único hito negativo de estos últimos 4 años.
4. Segundo semestre 2011: Jorge Sampaoli no disputó ningún trofeo internacional durante la primera parte del año, aunque ganó el Apertura de forma épica. Luego se queda con el bicampeonato nacional y con la Copa Sudamericana, convirtiendo a la U en el mejor campeón continental de la historia.
5. Primer semestre 2012: Jorge Sampaoli sitúa a la Universidad de Chile en las semifinales de la Copa Libertadores.
En suma, la U lleva 3 años seguidos situándose entre los 4 mejores de Sudamérica y aquello es espectacular, sobre todo si consideramos que no es una potencia en cuanto a recursos económicos.

Ahora bien, este desglose corresponde a un examen macro de lo que ha hecho la actual directiva azul y no nos queda más remedio que reconocer sus méritos: la U posee una presencia competitiva que hasta hace poco resultaba inconcebible. Sin embargo, pese a la buena campaña, en este semestre los dirigentes cumplieron un rol nefasto y aquello merece un análisis más minucioso:
  1. La partida de Marco González ameritaba la contratación de dos zagueros de primer nivel, no sólo de uno. Eduardo Morante es un excelente jugador, pero se lesionó y la U jugó 6 meses con un plantel de 4 defensas, y sólo gracias a la aparición de Igor Lichnovsky. Esto resultaba impensado para un club que debía jugar 2 torneos. CAMBIAR HOMBRE POR HOMBRE NO ES REFORZARSE, ESO SÓLO ES REEMPLAZAR. El equipo requiere una banca tan competitiva como el conjunto estelar, más aún en la zaga de una oncena que juega al riesgo.
  2. Lo mismo acontece en el caso de Eduardo Vargas, Diego Rivarola, Gabriel Vargas y Gustavo Canales. ¡SE FUERON 4 DELANTEROS QUE YA MANEJABAN A LA PERFECCIÓN EL SISTEMA DE JORGE SAMPAOLI! En su lugar arribaron Junior Fernandes, Raúl Ruidíaz y Emilio Hernández. El ascenso de Ángelo Henríquez fue casi un milagro. En rigor, se debieron haber contratado al menos 2 atacantes más. Francisco Castro y Felipe Gallegos aún están en proceso de crecimiento y sólo fueron una alternativa válida para el campeonato local.
  3. El mediocampo tampoco fue reforzado como correspondía. Sólo se destaca el surgimiento de Sebastián Martínez, pero ni Marcelo Díaz, ni Charles Aránguiz, ni Gustavo Lorenzetti, ni Guillermo Marino tuvieron sustitutos idóneos: arribó Pedro Morales, quien hasta el día de hoy es un suplente eternamente inadaptado al modelo táctico. Las llegadas de Roberto Cereceda y de Paulo Magalhaes, aunque tibias, parecen ser más apropiadas. En el centro del campo al menos faltaron 2 contrataciones.
  4. Resumiendo los puntos anteriores, y a la vez asumiendo que todo refuerzo es una lotería, Azul Azul falló y se quedó corto con el arribo de ¡6 JUGADORES! ¡2 POR ZONA! Un disparate del que deben hacerse responsables. Le cargaron la mano de forma insensata al cuerpo técnico y éste no puede hacer magia.
  5. El último aspecto a revisar es el más delicado de todos: el bajón futbolístico de la Universidad de Chile está estrechamente ligado a la participación de 6 de sus figuras en la selección nacional, justo cuando debía jugarse en terrenos especialmente extenuantes: Bolivia y Venezuela. Los ineptos de Azul Azul debieron exigirle a la ANFP la inmediata modificación de las fechas del Campeonato de Apertura si quería contar con la presencia de azules en las eliminatorias. Si bien existe un acuerdo oficial que estipula la obligatoriedad de todos los clubes respecto de facilitar a sus deportistas para el proceso clasificatorio, la U estaba en todo su derecho de reclamar la igualdad de condiciones competitivas para la fase de play-offs. En última instancia, si la ANFP no ofrecía tales garantías, simplemente se pagaba la multa correspondiente y los valores azules se limitaban a jugar la Copa y el torneo local. Los dirigentes no hicieron ni lo uno ni lo otro, le entregaron en bandeja sus mejores hombres a un DT que el año pasado los había ninguneado por su supuesto nivel inferior y que, además, comete la desfachatez de excluir al mejor arquero de Sudamérica. José Rojas regresó lesionado, ayer se resintió Osvaldo González, ni Eugenio Mena, ni Marcelo Díaz, ni Junior Fernandes volvieron a ser los mismos y sólo Charles Aránguiz, por lejos el mejor jugador de la U junto a Johnny Herrera, mantuvo su regularidad. Las palabras de Sergio Markarián siguen retumbando en el Estadio Nacional: ¡LA U DEBE CRECER! Pues bien, el elemento esencial de este crecimiento es tener una dirigencia capaz de luchar exclusivamente por los intereses de la institución. Resulta patético que debamos exigirle esto a empresarios de ultraderecha, cuando se supone que llevan el individualismo en la sangre.
  6. La gravedad de esta aparatosa desidia posee un sustento trascendental: históricamente la Universidad de Chile jamás ha recibido beneficios ni del Estado ni de la ANFP, los únicos equipos que han gozado de tales subvenciones son las ratas blancas de Coco Loco (el asqueroso subsidio pinochetista y el invento de una ley que evitó su descenso en 1945), Unión Española (Abel Alonso, presidente del fútbol chileno durante la dictadura, eludió su descenso por decreto), Santiago Wanderers (el alcalde Francisco Bartolucci, también durante el gobierno militar, gestionó su permanencia en primera división luego de que perdiera la categoría) y la UC (que mediante subterfugios legales esquivó el descenso y condenó en su lugar a San Luis de Quillota, que perdió 10 puntos por la supuesta mala inscripción de un jugador). Así las cosas, ¿por qué cresta la U debe estar haciéndole favores a alimañas repugnantes y relegar sus propios objetivos? La Universidad de Chile fue esquilmada durante el imperio del pinochetismo y su descenso fue producto de un pacto despreciable entre Unión Española y la UC, la que se presentó con juveniles en la última fecha y se dejó golear 4 a 0 para que los franquistas superaran a los azules por diferencia de goles. ¿Entonces a quién chucha le debemos tantos favores? ¿Por qué hay que ser tan generoso con quienes sólo se dedican a fastidiarnos? ¡No sean tan huevones, dirigentes sacos de huevas!
Así como la estética idealista propagó la expresión “el arte por el arte”, llegó el momento de que la directiva azul juramente los intereses de la U bajo una declaración homóloga: la Universidad de Chile por la Universidad de Chile” y se acabó el hueveo. ¡Es hora de hacerse hombres, viejas de mierda!

Siguiendo con esta ola de análisis y demandas, llegó el turno del cuerpo técnico:
  1. Después del frustrante y extraño proceso encabezado por Gerardo Pelusso -a quien la ANFP y los clubes rivales le hicieron la vida imposible condenando a la U a vivir sobre los aviones y a jugar en provincias-, la llegada de Jorge Sampaoli significó un entusiasmo desatado que comenzó a configurarse a partir de la obtención del campeonato de apertura del 2011. Hoy en día hay un reconocimiento mundial hacia el fútbol desplegado por la Universidad de Chile, lo que ya de por sí parece un sueño: del juego valiente y ofensivo de los azules se habla en todas partes y esto es fácilmente comprobable en las redes de comunicación. Este cuerpo técnico debe arraigarse en la institución y ojalá formar parte de un largo e histórico proceso. No en vano se cuenta al fin con una copa internacional.
  2. Pese a ello, también es posible expresar una crítica a sus últimos planteamientos: la ausencia de un jugador como Marco González debilitó en demasía la línea de 3 zagueros y Sampaoli debió haber optado por una línea de 4, al menos para jugar como visitante. Si existía el antecedente del pleito ganado en Quito contra Liga Deportiva, en el que Ezequiel González había sufrido una marca personal e impecable por parte de Albert Acevedo, no se comprende por qué no se jugó igual contra Boca Juniors en Argentina. Aquello no tiene explicación, más aún si los partidos anteriores como forastero ya habían sido complicados para la zaga. El chivo expiatorio fue Osvaldo González, a quien la ignorante y despreciable prensa nacional atacó injustamente, cuando debió ser stopper y lateral derecho al mismo tiempo: ¿quién es capaz de soportar 90 minutos desempeñándose en esas condiciones? La respuesta es su lesión de ayer.
  3. El bajón en el rendimiento de algunas piezas claves debió significar la inmediata relegación al banco de suplentes: los últimos partidos de Matías Rodríguez fueron impresentables, lo mismo ocurrió con Junior Fernandes, Eugenio Mena y Marcelo Díaz. Cuando ocurren estos decaimientos, un primer tiempo como sustituto provoca reacciones más enérgicas. Nadie puede jugar sólo con el apellido, hay que estar al 100%.
Vamos al partido con los bosteros.
La cosa era difícil y nadie mintió al respecto: la U venía cansada y el rival sabía replegarse y salir con potencia. Jorge Sampaoli optó por un esquema suicida que a ratos implicaba la permanencia de sólo dos hombres en la zaga, Osvaldo González y José Rojas, quienes para más remate hacían la línea del off side prácticamente en la mitad de cancha. Muchas veces el mediocampo se tornó errático y, producto de los contraataques que aquello causaba, Johnny Herrera debió enfrentar mano a mano a los delanteros en más de una ocasión. Guillermo Marino y Charles Aránguiz se vieron bien, pero la merma en el juego de Marcelo Díaz, Eugenio Mena y Matías Rodríguez, originó que a ratos naufragaran entre los volantes de contención rivales. La inclusión de 3 delanteros tenía por objeto sacar del fondo a los zagueros y generar desbordes constantes, pero eso no dio resultado y se extrañó a alguien que cumpliera un rol similar al de Gustavo Lorenzetti. Muy bien Sebastián Ubilla y Raúl Ruidíaz: con ellos la U ganó movilidad y se generó ocasiones que, por desgracia, no fueron concretadas. Valeroso esfuerzo, una vez más, de Ángelo Henríquez, quien los socorrió a todos durante los 90 minutos.

Después del empate abrieron su hocico las chanchas argentinas:
  1. Los medios aseguraron que “Boca se impuso a un conjunto azul sin coraje” y que los xeneizes habían clasificado “caminando”. Preguntamos: ¿fue realmente así? ¡Por ningún motivo! Los azules se mataron en la cancha ante un equipo que se metió atrás, que salió al pelotazo y que hacía tiempo de manera odiosa con la repugnante asistencia del ladrón Darío Ubriaco, un árbitro de mierda. ¿Pero qué vamos a esperar de los periodistas trasandinos? Siempre han sido unos arrogantes hijos de perra que aún se masturban con un Mundial ganado gracias a los delitos del dictador Jorge Videla, asesino de su propio pueblo.
  2. Riquelme, a su vez, dijo: “esta fue la semifinal más fácil que me tocó jugar, en cuanto hacíamos 3 toques seguidos era medio gol”. Volvemos a preguntar: ¿y por qué estaba con la lengua afuera pidiendo el tiempo cuando quedaban 10 minutos? ¿Y por qué estaban todos metidos atrás muertos de miedo mientras la pelota se paseaba por el área chica o pegaba en los palos? Demasiado hocicón, compadre, por algo en Argentina no se lo traga nadie, por algo Manuel Pellegrini lo echó a escobazos del Villarreal, a él y a toda su pandilla de indeseables.

Por ahora, muchos infelices se están haciendo una fiesta con la eliminación de la Universidad de Chile, pero esto no termina aquí, sigue el domingo contra las ratas blancas. El equipo debe sacudirse la tristeza y avanzar a la final del torneo de apertura, pues lo menos que se merece es quedarse con un campeonato en el que, dando ventajas y soportando boicoteos, le sacó 5 puntos al más cercano perseguidor. El estadio estará lleno y la gente le brindará los honores a una oncena que, nuevamente, ha sido capaz de situarse entre los 4 mejores cuadros del continente. Por ahora la Copa Libertadores seguirá esperando, pero se ve cada vez más cerca.

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