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domingo, 17 de junio de 2012

Ratas Blancas 2 – Universidad de Chile 0


Los dirigentes “arbos” se esmeraron en que este pleito se jugara de igual forma pese a que el estado de la cancha exigía lo contrario: había sectores en los que la pelota no rodaba. Y claro, si el encuentro se hubiera postergado, los azules habrían tenido más días de descanso, situación que las ratas blancas querían evitar. Por otra parte, el sistema táctico preparado por el perpetuo interino tenía en este potrero un aliado eficaz: la charca frenaba el toque de primera de la Universidad de Chile.
Sin embargo, la derrota no se debió a este inmundo factor, pues tuvo motivos netamente futbolísticos:
  1. La tozudez de insistir con una línea de 3 que termina agobiando a los zagueros: la lesión de Albert Acevedo lo comprueba. Además, esta estrategia sólo contribuye a facilitar la labor de los equipos que únicamente se repliegan para contragolpear: beneficia los planteamientos anodinos y la miseria deportiva del adversario. Cuidado: esto ya ocurrió ante Libertad de Paraguay.
  2. Las ratas blancas tuvieron 3 semanas para preparar este pleito: se limitaron a cortar el circuito creativo de la U, forzaron la incomodad de los hombres que desbordaban, pegaron por atrás durante los 90 minutos apuntando los tobillos y lanzaron pelotazos abiertos aprovechando la orfandad que existía por las bandas defensivas. En resumen: vencieron a la Universidad de Chile repitiendo la fórmula empleada por Santiago Morning y San Felipe en el campeonato de apertura del 2011.
  3. Existe un problema en el mediocampo azul: ya no basta con Charles Aránguiz y Marcelo Díaz, es necesario que ambos tengan más opciones de descarga que, a su vez, originen habilitaciones filtradas hacia los delanteros: la solución es incluir a Guillermo Marino y a Gustavo Lorenzetti como titulares. De no estar disponible alguno de ellos, ya es hora de que gente como Pedro Morales asuma sus responsabilidades. Debido a esta carencia, en los últimos partidos la U ha abusado de los centros al área, los que resultan absurdamente estériles ante zagueros espigados que reciben el balón de frente.
  4. Es necesario simplificar el ataque utilizando el remate de distancia: una simple pared y un tiro rasante pueden abrir el marcador en cualquier instante y con un gol arriba la U es insuperable. Ya lo hicieron Matías Rodríguez ante Nacional de Medellín, Marcelo Díaz ante Deportivo Quito y Gustavo Lorenzetti ante Libertad.
Estos fundamentos recién expuestos, lejos de generar inquietud y desilusión, sólo apuntan a insistir en que las actuales dificultades de la Universidad de Chile son corregibles, pues su cuerpo técnico y su plantel tienen suficientes armas como para reaccionar. Además, estamos hablando de un cuadro que está alojado en instancias finales de dos torneos: uno continental y otro doméstico, situación que era utópica hace 5 años atrás. Ni hablar de quienes vivimos la miseria de esta institución. Y es que estos supuestos problemas son en realidad el reflejo de una posición privilegiada que debe transformarse en un estado frecuente, ese es el reto que deben afrontar los dirigentes. Boca Juniors acaba de caer 3 a 0 con Arsenal en La Bombonera, perdió el liderato ante un rival directo quedando una fecha, sólo guardó a Santiago Silva por una molestia y se lesionó Juan Insaurralde: ¿qué significa esto? Simple: que los inconvenientes que sufre la U hoy en día son habituales para los conjuntos más competitivos de Sudamérica y que, si deseamos que este club siga creciendo, deberemos acostumbrarnos a esta clase de contratiempos, por estresante que sea.     
La Universidad de Chile está con vida y, si se aplica como habitualmente lo hace, tiene dos llaves muy asequibles. Si logra prevalecer en ambas semifinales hará aún más gloriosa la historia que comenzó a escribir el año pasado. Ojo azules, el equipo aún no está eliminado de nada, pero el periodismo sembrará la desilusión y el pesimismo. No se dejen engañar: cuando la U venció a Deportivo Quito venía de dos derrotas consecutivas y los cerdos de la prensa habían presagiado fracasos, semanas negras y crisis internas. Para que quede claro: en este momento estamos contra todo y contra todos, y siempre será así. No en vano sólo la Universidad de Chile juega dos clásicos en este país, de tal manera que si hay algo que sobra es animosidad y envidia en su contra.
A mantener la calma, a refrescar la ilusión y a hacerle sentir al plantel que esta hinchada los acompañará para siempre y en cualquier circunstancia, por algo la U es el equipo más decente de Chile.
¡Viva la U, mierda!      
      

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