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lunes, 7 de mayo de 2012

Sampaoli, la U y las ratas de la prensa


Después de la goleada degradante e histórica perpetrada contra las ratas blancas, los periodistas bastardos que escoltan al equipo de Pinochet se convirtieron en esclavos del resentimiento, del insomnio y de la alucinación. En 5 segundos detectaban el número 5 con sus 5 sentidos: despertaban a las 5, les tocaban el timbre o la bocina 5 veces, descubrían que la estrella de la camiseta azul tenía 5 puntas y que el vecino era fanático de la sinfonía Nº 5 de Beethoven. Tironeándoles las mangas 5 veces, sus hijos les preguntaban: ¿papá, qué olor tiene el 5? Y a ellos no les quedaba más remedio que responder: olor a goleada. Entonces una lágrima ácida les ensuciaba la punta de sus zapatos. 5 dedos hay adentro del zapato, pensaban.    
Luego, dominados por el rencor e hilando babas ponzoñosas, se enclaustraron en sus gallineros para organizar una despreciable campaña en contra de la Universidad de Chile. Para eso necesitaban que la U perdiera, pues de lo contrario sus chillidos no tendrían sentido y harían el ridículo una vez más. Se agazaparon en su covacha como arpías piojosas esperando su oportunidad, comiendo cáscaras de huevo y bebiendo sus propios orines. Desgraciadamente, los azules cayeron en Quito y estas alimañas ahora pueden desplegar el veneno que tenían preparado.
La Tercera impresa señala de manera espeluznante y categórica que la U cerró una semana negra y volvió a perder. En su versión web, en tanto, titula con alarma: ¡por primera vez la U de Sampaoli pierde dos partidos seguidos!  Pero en ambos casos no explica que el DT jugó con un equipo alternativo para priorizar el pleito del jueves por la Copa. Después este diario asegura que Estudiantes de la Plata viene con todo por el estratega azul. Nosotros preguntamos: ¿Estudiantes de la Plata? ¿El mismo nido bilardista que está quebrado?
En la transmisión del pleito jugado contra la Universidad de Concepción en el sur, la radio Cooperativa señaló que Sampaoli había guardado el equipo por nada, pues los azules ya estaban eliminados y el encuentro ante los quiteños en Santiago era un partido postmortem. Falta de respeto para un cuerpo técnico y un plantel que sabe salir de los momentos difíciles.
Por su parte, los corresponsales chilenitos de ESPN, que apenas pueden ocultar sus colas de laucha, indicaron que la U volvió a perder y no levanta cabeza. Lo mismo sostuvieron los gusanos de Terra.
La rivalidad entre los hinchas puede entenderse y sólo hasta cierto punto, de hecho. Pero cuando son los medios de comunicación los que orquestan estas campañas de desprestigio en contra de un club que ha representado de forma brillante al fútbol chileno, la verdad es que da asco. Y no es que se exijan abanderamientos ni simpatías ficticias, lo que uno espera simplemente es OBJETIVIDAD.
El análisis era muy simple: la U sufrió una derrota fea en Quito, atribuible a diversos factores: el exceso de audacia por parte de Sampaoli, su extraña y temprana expulsión y posterior aislamiento, la falta de adaptación a la altura y la sórdida treta de cortar la luz para retardar aún más la aclimatación de los jugadores, el pauperismo de la cancha y, principalmente, la velocidad de un rival ágil y contundente acostumbrado a sacar diferencias como local. Luego del traspié, es lógico que el cuerpo técnico concentre sus fuerzas para una complicada revancha que no tendrá margen de error. De ahí que el partido en Concepción prácticamente no tuviese sentido: la Universidad de Chile es puntera por un margen casi decisivo y está clasificada hace rato a los play-off.
Sin embargo, pese a la nitidez que exhibe la situación, la prensa tejió una crisis inexistente e incluso conjetura la salida de Jorge Sampaoli por diferencias con los dirigentes.
La entrevista al estratega azul que publicó la revista Sábado el 5 de mayo (jajaja, otro 5) es de tipo personal: busca desentrañar los sentimientos de Jorge Sampaoli respecto de su familia y de su profesión, así como también enseñar el largo y sacrificado camino que debió realizar para al fin ser reconocido por el ambiente futbolístico mundial. En el diálogo expresa su deseo de quedarse en la U pero establece ciertas condiciones mínimas para que aquello se concrete: que el directorio sea capaz de garantizar el crecimiento definitivo de la Universidad de Chile en Sudamérica. ¿Cómo? Manteniendo a sus principales figuras y reforzando el plantel semestre a semestre. Es decir, lo que todos los hinchas azules desean.
¿Expresar este anhelo es indicio de alguna crisis? Por supuesto que no, sólo representa una demanda sensata de quien quiere realizar su trabajo a la perfección. Ningún carpintero desea martillos de goma.
Es hora de presionar a Azul Azul en el estadio y en las redes sociales para que no cometa el mismo error en el que incurrió René Orozco: debilitar el plantel que peleó la Copa Libertadores de 1996, contratar un técnico mediocre, cumplir campañas ignominiosas en los torneos continentales y caer en el anonimato por más de 15  años.
Causar la partida de Jorge Sampaoli y de sus brillantes asesores por el sólo y absurdo hecho de no querer reforzar el cuadro que ganó una copa internacional sería un disparate imperdonable que transformaría a los actuales integrantes del directorio azul en los desgraciados más estúpidos de la historia de la institución.
Esperemos que estos hombres de negocios no quieran cargar con semejante atributo y sí se atrevan a invertir en el primer equipo porque sencillamente ésta es la ocasión.
Como bien afirmó Jorge Sampaoli en la mentada entrevista: “este es el momento para ser grandes. Si la U no crece ahora, será demasiado tarde después”.
Tengan la certeza, señores de Azul Azul, que estas palabras sólo pueden provenir de alguien que realmente ama a la Universidad de Chile. Otro DT no se hace problemas y firma un contrato millonario en Dubai.
Un abrazo al cuerpo técnico y al plantel, todos los azules de Chile estarán alentando el jueves.
¡Vamos la U, mierda!
             

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