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sábado, 26 de mayo de 2012

Universidad de Chile 1 (5) – Libertad 1 (3)


La corriente pragmática está imperando en el fútbol europeo, así han caído el Barcelona y el Bayern Munich. Problema de ellos, decimos por acá, en esta incoherente Sudamérica. No en vano nuestros actuales campeones de Copa contrastan intensamente con el tacaño y exitoso Chelsea: el Santos y la Universidad de Chile del 2011 impusieron un juego ofensivo y ornamental que los proclamó vencedores en un continente que, por lo demás, exhibe más paridad entre los adversarios. Doble mérito.
Sin embargo, y por desgracia, este predominio de la elegancia y de la inventiva es inusual, pues en la historia deportiva de nuestra región también ha prevalecido la avaricia. De hecho, la lista de equipos utilitarios es más copiosa que la de aquellos cuadros que exhiben propuestas más estéticas: si por un lado están los vistosos Sao Paulo y Cruzeiro, más los mentados Santos y Universidad de Chile, en la senda materialista hallamos conjuntos como Independiente, Boca Juniors, Estudiantes de La Plata, River Plate, Vélez Sarsfield, Arsenal, San Lorenzo, Peñarol, Nacional de Montevideo y Olimpia. ¿Qué tienen estos últimos en común? Son argentinos, uruguayos y paraguayos. Y aunque también podríamos agregar algunos equipos brasileños más severos y funcionales, como Internacional y Gremio, este pragmatismo repelente parece ser privativo de los rioplatenses y guaraníes. Como siempre es necesario disimular la fealdad, los periodistas utilizan una expresión eufemística para denominar esta indigencia espiritual: la llaman OFICIO. Claro que estos devotos de la indecencia soslayan un detalle significativo: este adulado OFICIO implica vínculos con la corrupción.
Anoche la Universidad de Chile debía dirimir su paso a semifinales con un cuadro que, precisamente, se jactaba de poseer esta estrafalaria virtud. Jorge Sampaoli lo había advertido: este era el rival más complicado que le pudo haber tocado a la U. Libertad es un equipo que ha participado en la Copa Libertadores de manera constante desde el 2003 y lleva DIEZ AÑOS desplegando el mismo libreto: un conjunto con disciplina defensiva que apuesta por el contragolpe y el juego aéreo, que es un especialista en las jugadas de pelota parada y que adecua su sistema táctico al formato del torneo. El periodismo, curiosamente, alaba estas supuestas aptitudes y considera que Libertad es un equipo inteligente. ¡Basta de burradas, manga de vagos! Libertad es un cuadro mezquino que se agrupa atrás y que ataca cuando recupera la pelota, nada más. Su método es simple, prosaico y denota cierta haraganería por parte de su DT: jamás propone, pues se beneficia del trabajo ajeno, sólo se limita a interrumpir el circuito creativo del antagonista y a reservar cambios y energías para tratar de anotar en los minutos finales. Es el máximo exponente del antifútbol y un especialista en la destrucción del juego asociado. Ayer Libertad armó a ratos una línea de 6 precedida por 3 volantes de quite y estuvo a punto de conseguir su cometido, pero Johnny Herrera ejecutó una tapada de antología que, sumada al penal atajado, evitó la injusticia.
Como ya lo señalamos, este venerado OFICIO no es tal si no es combinado con la mano negra de la Conmebol. El arbitraje de Wilmar Roldán fue una basura: debió expulsar a Nasuti por la falta contra Ángelo Henríquez que dio origen al primer gol, pues el joven ariete entraba completamente solo; se hizo el ciego ante una infracción contra Gustavo Lorenzetti que fue penal; inventó faltitas durante los 90 minutos para que los paraguayos levantaran centros al área; dejó golpear más de la cuenta al elenco visitante; validó el autogol de Osvaldo González pese al puñetazo en la cara que recibió el zaguero y, cuando quedaban 30 segundos, desestimó un tiro libre muy peligroso por un claro foul contra Matías Rodríguez, incidente que, para más remate, posibilitó el último contraataque guaraní.
Hasta ahora, la Universidad de Chile ha logrado sobreponerse a este tipo de hampones gracias a una emocionante entrega colectiva y a una estrategia rebelde que va en contra de la tendencia mundial, aquella que privilegia las ratoneras y el miedo. La U siempre es protagonista y no participa de este OFICIO que tanto admiran nuestros retardados periodistas. El cuerpo técnico azul ha sabido congregar el romanticismo y la victoria, sorteando réferis pervertidos y entrenadores miserables, esquivando la mala intención de los competidores locales y la malicia de una ANFP apátrida y chabacana.


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