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lunes, 17 de octubre de 2011

ELIMINATORIAS: FECHAS 1 Y 2

En un primer instante, el turbio proceso de la selección chilena generó el rechazo de los seguidores azules y existían motivos suficientes como para justificar semejante aversión, pues la mano mugrienta del equipo de Pinochet parecía adueñarse del conjunto nacional: la zarpa de los mequetrefes Zamorango y Rubia atenazaba las chauchas del nepotismo al instalar a su protegido en el supuesto “equipo de todos” para así venderlo a Europa, Borghi insistía en nominar a jugadores mediocres por el sólo hecho de pertenecer o haber pertenecido a las vedettes de Sodoma y la ANFP arrendaba el tosco estadio de la dictadura para obsequiarle dinero fresco a la mafia colocolina: procedimientos demasiado rascas y vomitivos que causaban una antipatía natural. Así se armaba el circo populista para la caterva ignorante.
Toda esta bazofia se coronó con una exclusión soez en la Copa América y con una boleta indecente en el primer partido de las eliminatorias, acontecida curiosamente en otro coliseo financiado por un tirano: el Monumental de las gallinas de River, espejismo tramado por el dictador asesino Jorge Videla para alcanzar el título del prostituido Mundial del ’78: una de las vergüenzas más apestosas en la historia del fútbol.
Para los hinchas azules resultó molesto que Borghi llamara a jugadores de la U sólo cuando sus consentidos sufrieron lesiones, fastidio que llegó al paroxismo cuando hizo ingresar a Marcos González y a Eduardo Vargas con un 3 a 0 abajo ante Argentina. El buen desempeño de ambos lo obligó a otorgarles la titularidad contra los fanfarrones peruanos, que una vez más fracasaron en el pantano de su vals chauvinista: repugnante lacra que la hinchada albina ratifica cada vez que le da su apoyo apátrida a los monigotes infectos de Alianza.
La verdad es que la inclusión de valores azules en esta selección obliga a los seguidores de la U a acoplarse a este proceso, a respaldarlo y a desearle la mejor de las suertes. De hecho, es muy probable que la inserción de hombres de la Universidad de Chile sea clave para conseguir los pasajes al Mundial de Brasil. Por esta misma razón, es necesario criticar el planteamiento irresponsable que se mostró en las dos primeras fechas, pues al fin y al cabo nuestros jugadores están exponiendo su físico en un año sobrecargado de obligaciones.
La selección fue un desastre con Argentina y una oda a la inseguridad contra Perú. Una Argentina mediocre y defensivamente nefasta y un Perú envanecido y pedante que debió haber sido goleado sin compasión.
Es una terquedad mantener una línea de 3 si no se cuenta con los zagueros idóneos: en Santiago, Marcos González y Waldo Ponce debieron extremar sus recursos para evitar el empate de un rival anodino. Un contrincante con más pergaminos al menos hubiese anotado 4 veces. Jara no marca, Vidal no marca, Isla no marca y Bravo no ataja. Por otra parte, Medel no puede estar solo sacándose la cresta por vagos como Valdivia y Fernández, que muy talentosos serán, pero que de un hombrazo los lanzan a tierra. El ya mencionado Vidal es un jugador intermitente, Charles Aránguiz es más completo y ayudaría bastante al solitario Medel. Beausejour tiene aguante y desborda, pero el DT comete un error al darle tareas de marca y un ejemplo es el gol de Pizarro, en el que lo dejó girar. La obcecación por Suazo es impresionante. Sus patrocinadores recuerdan los goles a Venezuela y Paraguay en las clasificatorias pasadas, pero eso ya es historia. La verdad es que hoy en día Suazo hace un gol y se pierde 3. Mauricio Pinilla era el centrodelantero titular ante los peruanos xenófobos: tiene más potencia y envergadura. Muy bien Eduardo Vargas en ambos partidos: veloz, directo y valiente.
En resumen, queda una sensación de inestabilidad: Chile es un equipo con cierto potencial ofensivo que en cualquier momento se transforma en un gol en contra. Por otra parte, existe una testarudez respecto de ciertos sujetos que ya no rinden: Bravo, Fernández, Jara, Vidal… La prensa papanatas ampara a algunos jugadores sólo por el hecho de que se desempeñan en el exterior, pero resulta que a estas alturas cualquiera sale del país, incluso elementos que son suplentes en sus equipos de origen. El mejor ejemplo es el ahijado del sagaz Zamorango.
Queda la sensación de que la U puede aportar mucho a la selección chilena: Johnny Herrera, los dos González, Eugenio Mena, Charles Aránguiz, Eduardo Vargas y Francisco Castro, entre otros. Sin embargo, en la medida en que el combinado nacional siga manifestando esta especie de irresponsabilidad táctica, la preocupación de las huestes azules fluirá más bien hacia el carácter improductivo del desgaste que hacia una buena actuación de sus figuras. A esto debemos agregar la siempre temible contaminación ambiental: las indecentes sombras de la ebriedad y la indisciplina comienzan a propagarse en un camarín que no se distingue precisamente por su elegancia.

1 comentario:

  1. Ese cuento de los jugadores que juegan en el extranjero es muchas veces eso, un cuento. Sorprende la capacidad de lobby de los mercenarios representantes de jugadores. Son capaces de colocar en algún club del viejo continente, en México y ahora en Medio Oriente a cualquier jugador inventado, a cambio de jugosos honorarios. La vorágine del dinero permite la desproporción y en ocasiones la pérdida de talentos. Un ejemplo de esto último lo constituye Carlos Villanueva. Mientras estuvo en Audax Italiano, deslumbró a todos con su habilidad. Sin embargo, los petrodólares lo tienen olvidado y escondido. A la selección nacional deben ir los mejores y punto, basta con esa estupidez de mirar sólo a los que juegan afuera porque como dije, no es mérito suficiente. Hoy en día Chile no tiene un mejor portero que Johnny Herrera ni defensas centrales superiores a Osvaldo y Marcos González. Aquello de los exportados muchas veces corresponde solamente a patrañas. Irritante la forma como Borghi ha manejado la convocatoria de jugadores marcando un sesgo odioso hacia la citación de “arbos”. Más aun, pretendiendo reparar sus cagadas con jugadores de la U, que a la luz de los acontecimientos, fueron elementos sensibles en el triunfo ante Perú.

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