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viernes, 16 de diciembre de 2011

LOS PEQUEÑOS AZULES

Hoy el cielo y el mar son profundamente azules. ¡Mucho más azules que antes!
¡Qué jornadas compañeros! ¡Qué campeonato sudamericano hemos presenciado juntos! Quedará grabado en nuestros corazones por siempre, de la misma manera en que quedaron esculpidos los peores momentos que sufrimos con la U, en los que sin embargo supimos mantener la frente en alto y robustecer nuestro fuerte compromiso y amor por el club.
Ahora de igual forma lloramos, pero de alegría al ver el éxito alcanzado y la forma en que se logró. Simplemente de manera exquisita, valiente y elegante.
¡Qué alegría indescriptible produce ver a los pequeños azules gritar y cantar con sus mejillas rojas abarrotadas de sudor y emoción gracias a esta estrella internacional!
Ayer en la mañana, una vez pasada la noche de celebración y justo después de haber revisado los noticiarios que se tiñeron merecidamente de azul por largo rato, mi hijo Tomás me preguntó si era cierto que alguna vez la U había estado sumida en la oscuridad. Inmediatamente le expliqué de la mejor manera posible la historia de la Universidad de Chile. Me miraba incrédulo y no podía creer que la misma U que él ha visto y seguido desde hace unos pocos años, esta U que venía de obtener grandes resultados nacionales e internacionales (la final de antología del Apertura 2011, los cuartos de la Sudamericana 2009, la semifinal de la Libertadores 2010 y este soberbio campeonato de la Sudamericana), era el mismo equipo del que yo le relataba su pasado más sombrío. Sus ojitos mostraron mucha emoción y sólo bastó que le diera un gran abrazo para lograr manifestarle la increíble felicidad que siento al vivir con él este glorioso momento y el verdadero nivel de la U, el que siempre mereció…
¡Qué Grande es la U!  ¡Gracias Bulla!  ¡¡¡Vamo la U!!!

Por Juan Pablo Truyol 

1 comentario:

  1. Es muy importante instruir a los pequeños hinchas azules sobre el pasado de este club, sobre sus horas oscuras y sobre cómo le ha dado una enseñanza a todo Chile: surgir de un injusto anonimato trabajando más que el resto. Los niños de la U deben saber que sus orígenes provienen del sufrimiento, sólo así serán capaces de proyectar los valores de la Universidad de Chile. A la U se le quiere por lo que representa: un cuadro luchador capaz de levantarse de sus propias cenizas y poseedor de la hinchada más fiel del país. Otros siguen a sus equipos sólo por sus logros enfangados, pero ese es el camino fácil de las ratas blancas. El de la U es más largo, más difícil, pero siempre estuvo destinado a lograr el éxito internacional con las manos limpias y de manera admirable. Un abrazo a todos los niños de la Universidad de Chile. ¡Feliz Navidad y que el Viejo Pascuero se vista de azul!

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