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martes, 27 de septiembre de 2011

UNIVERSIDAD DE CHILE 3 / O’HIGGINS 0

Una especie de encanto mágico es la sensación que tiene hoy por hoy el hincha de la U. El partido que nos enfrentó a la escuadra rancagüina no fue la excepción. A pocos minutos de iniciada la brega, el cuadro azul consiguió establecer sus términos llegando rápidamente al gol. Vale la pena detenerse un instante para analizar el primer tanto, convertido por el refulgente Eduardo Vargas. El despliegue técnico en la jugada confirma que estamos en presencia de un jugador excepcional: la conducción de la pelota en un tramo corto de campo deja la sensación de un magnetismo en que botín y balón se hacen cómplices. Esta connivencia se rompe en fracciones de segundos, cuando la bola arranca rauda del borde externo del pie derecho y termina anidándose en la red del arco rival. Sin espacio a dudas, un “golazo” de aquellos que contienen velocidad, técnica y belleza.
La tónica del último tiempo permanece y no se aprecian fisuras en el excelso desempeño del equipo. La novedad fue el descanso de Marcos González. El técnico optó por incluir a Guillermo Marino, quien volvió luego de una lesión que lo mantuvo fuera de la oncena titular. Su cometido estuvo a la altura de lo que exige el juego azul aunque, por cierto, mostró desgaste debido a su período de impedimento. Finalizado el primer tiempo, el cordobés fue reemplazado por Diego Rivarola. Otro que volvió a estar desde la partida y que reafirmó su cualidad de trascendental fue Matías Rodríguez: como siempre se “tragó” la cancha y cumplió a cabalidad. Bien entrado el segundo tiempo, Sampaoli lo rescató para darle descanso e hizo ingresar al timorato Paulo Magalhaes, cuya presencia en cancha pasó prácticamente inadvertida.
El segundo gol azul fue obra de Francisco Castro, quien definió por izquierda con remate diagonal, rasante y preciso a la salida del arquero. Ilusiona ver la proyección de este jugador, que además de su corta edad presenta características exuberantes en personalidad y capacidad técnica.
El tercer gol no fue más que la coronación de un tanteador abultado y del talento incólume de Vargas. La payasada que el arquero Marín cometió al pifiar en el rechazo de un balón entregado atrás por su defensa fue capitalizada con un remate certero e implacable luego de una aplomada acomodación para librar el disparo.
Los acordes de la orquesta azul continúan emitiendo sonido de alta fidelidad y notas de elevada complejidad, haciendo eco en la no despreciable suma de sesenta mil oídos que se congregaron en Ñuñoa. No hay un solo club en Chile capaz de generar tal convocatoria a un encuentro de mediados de torneo y frente a un rival menor, que además ocurre tanto en la adversidad como en el empíreo en que se encuentra actualmente el pueblo azul.

3 comentarios:

  1. Este es un momento que, bien manejado, puede convertirse en una ocasión histórica para ascender peldaños tanto en Chile como en Sudamérica. Hay que mantener la calma, por supuesto estar contentos y jamás caer en la prepotencia que caracteriza a los archi rivales.

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  2. Es momento de mantener la calma y la alegría. No hay que escuchar ni cantos de sirenas ni envidias cumientas colocolinas. Allá ellos con su olor a poto. La "U" toca, corre, se divierte. Es un equipo muy superior al resto y podrá seguir en esa senda mientras no pierda la humildad. En verdad es un momento bellísimo el que vivímos.

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  3. Diría que es un casi sueño hecho realidad el que vivimos. Ver a la U jugando de esa manera, con un plantel muy equilibrado y ubicados en sus declaraciones, con un DT que de la misma forma se dirige a los medios y fundamentalmente por que se ve un trabajo profesional al recorrer el país buscando talentos infantiles...Esto sinceramente me alegra tanto como el rendimiento del primer equipo. El futuro de una U aún mas grande.

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