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jueves, 18 de agosto de 2011

SUEÑOS DE CAZA


El camino es algo irregular, más bien pedregoso y pletórico de recovecos. Mientras camino, el sol comienza a elevarse sobre mi cabeza y el sonido prístino de un arroyo rebota en mis oídos. Escopeta en mano, sigilosamente avanzo con la guardia atenta al son de un agitado corazón que late esperando la aparición súbita de alguna presa. Repentinas ráfagas de viento ondean las copas de los arbustos aumentando la frecuencia de mis pulsaciones. El paisaje es verde y amarillo, aunque siempre dominado por un intenso e imponente azul gobernando desde el cielo. Deben ser varios los kilómetros que he avanzado ya, una incipiente fatiga muscular comienza a apoderarse de mis piernas. Los pies están mojados sin siquiera haberlos hundido en un charco de agua. No pocos minutos han transcurrido desde que partí, sigo muy concentrado en mi objetivo y no vacilo un instante en continuar hasta sentir mi dedo índice contraído en el gatillo. Recuerdo haber iniciado otro trayecto y a los pocos metros el olor de la pólvora en el aire y un par de tórtolas en la hierba. En esta ocasión, continúo estoico y casi tembloroso convencido de atestar de perdigones a una robusta perdiz. El aliento va extinguiéndose, el calor se intensifica, casi no puedo seguir adelante. Es el último minuto del partido, el trabajo ha sido intenso y a conciencia, la geografía de este nuevo valle es enrevesada pero siento que me pertenece. Cuando la fe se me esfumaba, un fuerte ruido activó todos mis sentidos y en cosa de fracción de segundo, se cerró uno de mis ojos al tiempo que mi hombro derecho se desplazaba atrás luego del disparo. Las revoluciones del corazón estaban ahora en las nubes, en el mismo firmamento azul que me guió todo el tiempo. Exaltado por la adrenalina corrí raudo a conquistar mi botín, que yacía ante mi admitiendo su derrota. Jamás perdí la confianza ni la obcecación y aunque antes había sucumbido a contiendas, la pasión con que siempre las enfrenté me han hecho grande como el enorme cielo azul. Ave Fénix, te he visto ya entre mis garras y no te soltaré sino hasta que tu lucha pueda siquiera llegar a convertirse en mi sometimiento.

4 comentarios:

  1. Este tipo de relatos permiten recordarnos nuestro nexo con la casa de estudios: deporte, arte, cultura e ideales humanistas.
    Felicitaciones.

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  2. Y a propósito, pa todos los periodistas mala clase que criticaron el ajustado paso de la U en esta fase, solo decir...
    "Un certero tiro en el pecho bastó para atrapar y no dejar soltar a la presa. Lo demás es esfuerzo, paciencia y aguante".
    Gran relato W
    Vamo mierda!
    Grande la UUU

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  3. Cristóbal Cornejo Sánchez19 de agosto de 2011, 23:15

    Es preciso destacar que el paso a la siguiente fase de Copa Sudamericana esta mediado, por una doble virtud del Cuadro Azul, que por un lado no abandonó su estilo sin aprensiones para buscar el arco rival, y por otra parte, y desde mi punto de vista aún más importante, superar a un rival que los 180 minutos de la llave, única y exclusivamente se dedicó a cortar desleal y violentamente cada articulación futbolística de Universidad de Chile.

    El superar a dicho “bosque de troncos” entregará al plantel Azul el poderío y conocimiento para afrontar sólidamente este trayecto copero.

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  4. ¡Qué gran lápiz compañeros! Sigamos así y contribuyamos desde nuestra tribuna a engrandecer aun más a la "U".

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